La historia de la Casa de Beneficencia es larga de contar, como que de pocas cosas se habrá escrito tanto en esta ciudad. Después de dos años de trabajo en la fabricación del edificio, se abrió en diciembre de 1794 con localidad y posibles para hospedar treinta y cuatros niñas huérfanas que al efecto entraron.
Semejante este instituto á otros de creación del Excmo. Sr. D. Luis de las Casas, que gobernaba esta ciudad é Isla por la época citada, le puso al cuidado de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, gobernándola hoy una diputación de su seno con reglamentos separados.
En una memoria de la corporación citada impresa el año de 1817, se dice que al celo y generosidad del Ilustrísimo Sr. D. Luis Peñalver debió el ilustre las Casas el buen éxito del proyecto de la institución. Nos parece que es digno de recordarse la parte que á otros también cupo en el proyecto.
El Arzobispo de Guatemala ya nombrado, la Condesa de Jaruco, y Marqueses de Monte Hermoso y Conde de Peñalver dieron más de treinta pesos para la fábrica.
Además el Ilustrísimo Arzobispo donó el terreno ocupado y contribuyó con otras gruesas sumas.
La casa se encuentra á orillas del mar, como á 1,500 varas Oeste de la ciudad ó sus murallas, pues la población va creciendo diariamente y se le van aproximando las casas que se construyen por todas partes.
En el cuadro que existe ahora en la sala de Juntas, pintado por el D. Juan del Río y que representa el acto de la apertura del instituto, se da una idea justa del aumento de nuestra población en los últimos años.
Sin embargo, aquellos, cocales que han desaparecido para dejar un sitio á las construcciones de los hombres, aquellos caminos tortuosos y rústicos sustituidos por la calzada de Gutiérrez, todos estos objetos despiertan en nuestra alma emociones profundas que nos llenan de melancolía.
Dejamos á los publicistas la cuestión de la conveniencia de las casas de beneficencia; nosotros, yo al menos, no puedo recordar á aquellos varones retratados en el lienzo sin gratitud y si bendigo su memoria, lamento su pérdida y al reconocer lo inevitable de ella en todo lo humano, ¿Qué nos queda que hacer? consignar estos renglones que leerán con interés nuestros hijos y también los bendecirán.
El hospicio de Beneficencia ha sido no sólo un lugar de refugio á las infelices huérfanas, sino que se les proporciona en él una educación literaria, bastante completa y aun se las dota de los fondos del establecimiento ó un ramo de ellos que se llama de dotes.
En 1816 se suplicó al patrono de la Obrapía de los Calvos de la Puerta que destinase alguna de las dotes que anualmente repartía á doncellas menesterosas el día de San José y últimamente en juicio contradictorio á virtud de una disposición soberana, se ha aplicado la mitad de las dotes de dicho vínculo á los fondos de la casa según se nos ha asegurado.
Antes de indicar el actual estado de la casa y de algunos rasgos de su historia es conveniente advertir para las comparaciones oportunas que en 1816 las rentas de la casa ascendían á 28,413 pesos 1½ real y que las labores de las educandas y otras frioleras ascendieron á 4,500 pesos y la fábrica de cigarros elaborados por las esclavas con rebajas de gastos 9,000 pesos.
En el dicho año hubo la siguiente existencia.
Educandas | 62 |
Indigentes | 66 |
Dependientes | 13 |
Esclavas | 51 |
Total | 192 |
El anterior estado hecho en Noviembre fué aumentado con dieciséis esclavas que adquirió la casa antes de finalizar el año.
De propósito hemos elegido estos datos del año 1816 porque, como dijo don Pablo Boloix, en esa época empezó: “descubriéndose el vasto horizonte de la felicidad á alentarse la esperanza del sostenimiento de la Beneficencia que se creyó aniquilada. En gran parte la salvó la elaboración de cigarros por cuenta del gobierno según se la proporcionó el Sr. Juez conservador D. Diego J. Sedano.
También desde la misma época empezó á meditar sobre el progreso del establecimiento el Sr. D. Vicente María Rodrigo, que tantos servicios le prestó después, habiendo redactado un papel enderezado á metodizar el régimen económico y que tituló Exposiciones.
La historia completa de los tiempos posteriores puede leerse en las memorias anuales que leen los secretarios de su Junta de Gobierno en las generales de la Sociedad Económica, principalmente en los tiempos en que el señor don Ramón Medina y Rodrigo ha sabido consignar en las suyas cuanto puede desearse para el objeto. Tarea fuera demasiado extensa como ya dijimos y tal no es nuestro propósito.
En este Paseo basta que se indiquen las épocas más importantes. Como hemos dicho, el estado de entradas de la casa fué en 1816, de 28,413 pesos y 1½ reales: en éste se mantuvo con corta diferencia hasta 1823, en cuyo año sólo percibió 23 ,245 pesos 6 reales, calculóse en esta suma la entrada anual, mientras que la salida era de 25,769 pesos 3 reales.
No producían ya tanto las manufacturas, ni podían, pues como él dijo en papel impreso en 1832, la casa, se había visto en la necesidad de vender una á una sus esclavas, que eran muchas. En circunstancias tan azarosas tomó el mando de la Isla, el Excmo. Sr. D. Francisco Dionisio Vives y se propuso proteger el instituto: á él debe su actual estado y sus esfuerzos reconocidos fueron premiados dándole el título de Restaurador.
S. E. promoviendo suscripciones y pidiendo gracias al gobierno supremo, hizo que se pagaran deudas hasta de víveres, pendientes, y aumentó considerablemente los capitales de la Casa.
En esta época le donó el Sr. Dr. don Manuel Echevarría la hacienda Laguna Grande, y con tal conjunto de circunstancias los 88,114 pesos de censos que antes había, se aumentaron en
173,591, hasta que entregó el mando el E. S. Vives, sumando el todo 262,505 pesos.
Del propio documento citado al pie consta que las fábricas hechas en el arreglo y perfeccionamiento del edificio llegaron á 150 pesos en tasación y qué se gastaron para llevarla á cabo solo 70 pesos.
Requería, el edificio este ensanche para aumentar la escuela y hospedaje de varones, escuela de niñas y demás, en la época citada sustentaba la Casa 130 personas, en la de que vamos hablando reunía, con sus dependencias, 480. En 1827 fué cuando se instaló el departamento de varones: entraron 40 niños.
Anexo á la casa, en 1829 se abrió el departamento de mujeres dementes que le es contiguo, con el número de 44, así como en 1828 se había establecido el de varones de que hablamos en el artículo por separado.
Con los arbitrios creados y las cantidades adquiridas en la Casa de Beneficencia, casi duplicó sus rentas durante el gobierno del Sr. Vives. Ya dijimos lo que tenía anualmente la casa en 1823: al dejar el mando S. E. tenía ella 59,351 pesos 1½ real.
Lejos de no cubrir ya sus gastos, se le calculó un sobrante de $3,257 y 7 reales. La Junta, gubernativa de la Casa de Beneficencia no sólo tiene tiene á su cargo un ramo de ella:
el vasto plan del instituto abraza desde el anciano pordiosero hasta el infante necesitado, desde la infeliz hospiciana hasta la desgraciada demente, desde el niño que le pide educación, cuidado de su inteligencia, hasta el demente que no tiene cura y pide sólo el cuidado de su existencia física: es pues no un solo establecimiento sino un conjunto de ellos, de la misma naturaleza si se quiere.
El gobierno siempre ha sido deferente en obsequio de la Real Casa y al efecto basta observar que los ingresos del año próximo, según la Memoria de su actual Secretario, y estado de la Contaduría, ha llegado á la considerable suma de 71,601 pesos 4¾ reales, que unidos á los 6,780 que sobraron del anterior suman 78,382 pesos 3/4 de real para los gastos del año, de lo que sobraron 9,871 pesos 6¾ reales.
La casa tiene hoy (1903) 16 dependientes y 622 individuos. En el último año ha tenido la Casa de Beneficencia varias adquisiciones y el pormenor de todo puede verse en la Memoria del Sr. Morilla, Secretario de ella, inserta en el número 75 de las que publica la Sociedad Económica. La Junta, ha expresado su agradecimiento en honoríficas muestras á los Exmos. Sres. Príncipe de Anglona y Conde de Villanueva por la protección que la dispensaron.
Parécenos bastante lo expuesto en cuanto á la parte orgánica y económica del establecimiento: la arquitectura está bien explicada en la lámina. La construcción es sencillísima y nada tiene de notable, bien que sea elegante el pórtico y glorieta de la entrada hechas durante el gobierno del Sr. Vives, como lo fueron las salas altas.
Si los lectores nos preguntan acerca del mérito artístico del cuadro que hemos citado al principio, les contestaremos que es retrato de una escena en que figuran personajes conocidos, en que se pintan las cercanías de la Beneficencia en 1793, en que se vé el traje de nuestros mayores y que a pesar de los defectos que tiene de dibujo merece por todas estas circunstancias ser examinado. Además de este, cubren las paredes los retratos de los principales benefactores del instituto y mapas de las propiedades rurales de él.
Entre ellos se ha acordado colocar el de S. E. D. Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva, á costa de la Junta de Gobierno con esta leyenda:
“La Junta de Beneficencia en señal de gratitud al bienhechor de esta casa D. Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva, después de haber cesado en sus mandos.” El hábil artista español, Sr. Ferrán, está encargado de hacerle, y ya hemos visto el bosquejo de cuerpo entero. También fué el que retrató al Exmo. Sr. Príncipe de Anglona cuyo cuadro existe colocado, por la Sociedad Económica en señal de gratitud en la Biblioteca pública.
Bibliografía y notas
- A., B. “Casa de Beneficencia”. Revista Ilustrada Cuba y América. Año VII, núm. 122, Marzo 1903, pp. 274-277.
- Personalidades y negocios de la Habana.
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