La Espirituana Fábrica de S. F. Galliano y Compañía
La familia Galliano Cancio es de antiguo abolengo. En Sancti Spíritus tiene su raigambre. Sus ascendientes eran de buena estirpe. Son de los pobladores. Más de una rama de su árbol genealógico ha tenido pergaminos. Están emparentados con aquellos nobles Alcalá Galiano de cepa hispana.
Los Galiano han sido patriotas, gente laboriosa, inteligente y honrada. Han tenido bienes raíces. Los Cancio han descollado, no sólo por su amor a la patria y a la libertad, sino por su cortesanía e intelectualidad vigorosa.
También tuvieron tierras y riquezas. Ambas familias aventaron más de una vez sus fortunas como cenizas libertarias en las distintas revoluciones para emancipar a Cuba del gobierno de España. Esos apellidos legendarios han quedado en la pobreza en distintas ocasiones. Pero orgullosos de haber servido a su patria.
Los Galliano y los Cancio se han fundido en una sola familia, en una sola fuerza, en una energía creadora. Esos apellidos poseen de sus ascendientes el impulso generatriz, el amor al trabajo. Lo cifran todo en su esfuerzo, en su afán, en su faena tesonera y fuerte.
Por donde pasan estos Galliano y Cancio queda huella de su espíritu, de su labor, de su trabajo fecundo. Estos Galliano Cancio son un ejemplo viviente de lo que puede la juventud laboriosa, el espíritu emprendedor, el cubano constructor.
La firma S. F. Galliano se ha abierto paso franco en Manzanillo. Estos Galliano Cancio son un caso práctico de lo que dijo Cristo refiriéndose al lugar en que había nacido: “nadie es profeta en su tierra”.
Así, Simón F. Galliano, viendo que en su pueblo por más que se esforzara acaso nunca sobresaldría en el ramo a que dedicara
su atención, su actividad y energía, concibió la feliz idea de plantar su tienda en otro pueblo cubano.
Simón F. Galliano fundó “La Espirituana” en Martí casi esquina a Batería. Establecimiento pequeño de ropa. Pero el joven tenía espíritu y una voluntad poderosa. Es un carácter y un optimista.
Al principio se limitó a ganar poco, a tener una utilidad pequeña. Eso sí, se administraba muy bien. Su simpatía era atrayente. La juventud su broche seductor. El público afluía, afluía. Y La Espirituana aumentaba en crédito y en clientela.
El negocio fué en aumento. El soplo de la fortuna pasó por aquel establecimiento, que se fué agrandando hasta convertirse en tres grandes ramos distintos: sedería, víveres y sombrerería.
Dato adicional: Simón Galliano versus Modesto Núñez Souto en 1932.
En once de abril de 1932 el Juez Municipal de Manzanillo Dr. Juan Manuel Mestre Tamayo dictó sentencia en la causa por cobro de pesos que enfrentaba a la sociedad de Galliano y Fernández representada por Simón Galliano contra el deudor Modesto Núñez Souto.
Simón Galliano era el gerente de la sociedad mercantil Galliano y Fernández domiciliada en Manzanillo, calle de Otero Pimentel esquina a de Salud y el demandado Modesto Núñez Souto comerciante de cincuenta y nueve años de edad, casado y vecino de la villa de Mayarí en la calle de Marina.
El fallo obligaba al rebelde (así le llama el Juez) Núñez Souto a pagar sesenta y cuatro pesos con algunos centavos más intereses a la Galliano y Fernández.
Bibliografía y Notas
- “Un triunfo de juventud: La Espirituana.” El Fígaro Periódico Artístico y Literario, Año XXXVII, núm. 1, 2 y 3, 1920, p. 30.
- Gaceta oficial de la República de Cuba. Año XXX, núm. 76, 1932. [En línea]
- Municipio de Manzanillo
- Personalidades y negocios de Oriente.
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