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La Historia de la Milagrosa del Cementerio de la Habana

05/10/2023 Por Almar 1 comentario

Jardinera en la tumba de La Milagrosa. Cementerio Colรณn de la Habana, 2011.
Jardinera en la tumba de La Milagrosa. Cementerio Colรณn de la Habana, 2011.

La Milagrosa del Cementerio de la Habana en los Archivos del Folklore Cubano por Fernando Ortiz. Cuba, en las estratificaciones populares de su sociedad, atraviesa una seria crisis religiosa que aun no ha sido estudiada, ni debidamente percibida.

Las religiones seculares adoptadas por la civilizaciรณn llamada occidental (judaรญsmo, catolicismo y protestantismo), traรญdas a Cuba desde Europa, no amparan a grandes masas de nuestro pueblo, las cuales vacรญan sus anhelos religiosos en creencias heterodoxas las mรกs disรญmiles y de mรกs apartados orรญgenes, llenas de supersticiรณn metafรญsicamente absurda y socialmente nociva.

Por otra parte, el paganismo africano, llamรฉmosle asรญ ahora, mantiene fรฉrreamente su presa en aquellas masas incultas que, a pesar del gran progreso de nuestra gente de color, no han podido aรบn librarse de las mitologรญas ancestrales.

Por ese entrecruzamiento inextricable de credos, supersticiones y ritos se ha producido en Cuba una confusiรณn horrenda en las manifestaciones populares del sentimiento religioso, las cuales, apenas se alejan algo de los viejos y arraigados dogmas de estirpe blanca, que son mantenidos en su pura ortodoxia por sacerdotes vigilantes…

y a ese fin adiestrados, vienen a ser muy transidas por las ideas teolรณgicas de los espiritistas del kardecismo y de la teosofรญa y por sus prรกcticas medianรญmicas, especialmente por las burdamente corrompidas del curanderismo, la hipnomancia y otras inefables atracciones de la magia.

Nada digamos de la actitud de apartamiento de las religiones, propia del agnosticismo, cada dรญa mรกs frecuente en Cuba, por obra de prudencia cientรญfica o de perezosa quietud mental.

El descreimiento, la herejรญa, la supersticiรณn y la impiedad son tan intensos, que si hoy fueran posibles las coerciones inquisitoriales de los siglos de la conquista y poblamiento, habrรญamos de ver en Cuba millares de hogueras ardiendo para purificar nuestro suelo de herejes, relapsos, endemoniados, brujos, blasfemos y demรกs gente encorozada y con sambenito;

Y no habrรญan de bastar los galeones de la flota, ni las galeras que armรณ en los siglos S. M. el Rey de Espaรฑa, para enviar penitentes a Cartagena de Indias y someterlos allรญ al tribunal de la Santa Inquisiciรณn, que sobre esta tierra de Cuba ejercรญa justicia con muy vivo aunque inรบtil celo.

En otra ocasiรณn apuntaremos quizรกs las consideraciones que nos merece esta honda fermentaciรณn religiosa del pueblo cubano en los dรญas que corren; limitemos hoy nuestra pluma a reseรฑar la germinaciรณn en la Habana de una creencia supersticiosa en รฉpoca recientรญsima, que tiene adquirida raigambre popular, en forma tal que ya merece la atenciรณn de quienes sientan el deber de enderezar los entuertos de la fe cuando se extravรญa por los andurriales de la aberraciรณn nocente.

Y no serรก รฉsta nuestra รบltima aportaciรณn documentada a la posible y deseable cruzada de purificaciรณn espiritual del pueblo cubano por medio de llamaradas de cultura.


No vaya a pensar el lector que La Milagrosa es una imagen de tantas como exalta la fe popular, venerada en alguna capilla de la necrรณpolis habanera.

No. La Milagrosa es el apelativo que desde hace aรฑos viene recibiendo una estatua funeraria alzada en un panteรณn particular para memoria de una virtuosa matrona cubana, muerta, segรบn es muy sabido, al dar a luz su primer infante.

Para ser mรกs precisos y recoger en los Archivos del Folklore Cubano un caso tรญpico de formaciรณn de una leyenda, basada en hechos estrictamente contemporรกneos.

Digamos que ha pocos aรฑos, el dรญa 3 de mayo de 1901, falleciรณ en la Habana la Sra. Amelia Goyri de Adot, y que su esposo le consagrรณ un lujoso mausoleo en el Cementerio de Colรณn de esta capital, segรบn reza la respectiva lรกpida, que puede leerse en el grabado que aquรญ se reproduce.

Del panteรณn es parte principal una hermosa estatua representando una mujer, de tamaรฑo algo mayor que el natural, vestida con tรบnica clรกsica de bellos y abundantes pliegues, llevando en su brazo izquierdo un niรฑo reciรฉn nacido, mientras apoya el derecho en una gran cruz, que como sรญmbolo sagrado se eleva sobre la imagen femenina, convirtiรฉndola en una figuraciรณn anรกloga a otras que frecuentemente se encuentran en los templos.

Se nos dice que la estatua es un retrato de la noble difunta a quien estรก dedicada la tumba y que el neonato representa al hijito que muriรณ al nacer, arrastrando tras sรญ la vida materna.

Ignoramos cuรกndo se levantรณ el bello monumento fรบnebre; pero no debiรณ ser antes de 1902, dado que la muerte rememorada ocurriรณ al mediar el aรฑo 1901. Ello dice cuรกn recientes son los hechos.

Digamos que la ejecuciรณn artรญstica de la imagen no es comรบn. Hecha en Italia, segรบn nos informan, el artista supo dar una sorprendente expresiรณn a la figura, que la hace aparecer con misteriosa vitalidad. Sus ojos, hรกbilmente trabajados por el cincel del escultor, tienen un poderoso atractivo. Tienen hipnotismo, me ha dicho un devoto de la imagen.

Devoto, sรญ, porque esa estatua de una joven, hermosa e infeliz madre, ha sido convertida por la fe popular, si no en una santa, sรญ en una milagrosa. Y se la conoce por La Milagrosa. Preguntad en el cementerio dรณnde estรก la milagrosa, y todos os indicarรกn su lugar, cerca de la gran capilla romรกnica central, a la izquierda.

Os serรก fรกcil dar con ella. Su figura es culminante entre las otras, su cruz es mayor que las circundantes y siempre la verรฉis con flores frescas.

La devociรณn la colma de flores. Los domingos, que es cuando el cementerio tiene mรกs frecuentadores, luce muchas flores sobre su tumba, en pequeรฑos floreros que fieles desconocidos le han puesto sobre la lรกpida, o en sendos ramos cogidos de sus cuatro argollas de metal, o simplemente echadas en la losa, como ofrendas anรณnimas.

Todavรญa tiene mรกs flores a sus pies sobre la imagen de la maternidad doliente y la cruz en que se apoya, en los pliegues de su vestimenta, junto a la mano que sujeta al niรฑo, en su hombro derechoโ€ฆ Algunos domingos la hemos contemplado casi cubierta de ofrendas florales.

En la extremidad inferior izquierda de la lรกpida marmรณrea, hay una tarja pequeรฑa que en letras grabadas dice: โ€œSe prohรญbe poner flores en este panteรณnโ€. Pero la prohibiciรณn no se respeta.

Se nos dice que tiempo ha la supersticiรณn llegรณ a manifestaciones como las practicadas en Cuba por los humildes creyentes del paganismo africano, por el cual aun se mantienen supervivientes en Cuba los dioses negros de allende el Atlรกntico, los รญdolos de la cuenca del Nรญger y de las selvas de Dahomey.

Asรญ, solรญan algunas gentes de color depositar en esa tumba cazuelas con comida, como a los orishas de los negros lucumรญes; o monedas, como aun se le ofrecen por las negras fanรกticas a Oshรบn, o la Virgen de Regla. Estas monedas eran no sรณlo dejadas sobre la tumba, sino que se arrojaban al interior de la bรณveda sepulcral, a travรฉs de unas grietas, que ya han sido rellenadas con yeso.

Tiempo hubo, se nos cuenta, que se situรณ un vigilante de policรญa junto a la tumba de ingenuidad milagrera, para impedir esas burdas expresiones de incivilidad; pero no parece ahora necesario, o es que alguien retira esas ofrendas alimenticias si las hay. Y no serรกn menos los que se apropien de las monetarias, si se hacen todavรญa.

Algunos fanรกticos colocan sobre la tumba pequeรฑos recipientes con agua, que al dรญa siguiente retiran, atribuyendo al lรญquido virtudes terapรฉuticas. El agua queda magnetizada, me decรญa una pobre anciana.

El mismo fanatismo mantiene el panteรณn limpio y pulcro como pocos. Dรญcennos que ya varias veces ha sido pintada su base, que es de ladrillo, por creyentes que asรญ quieren merecer favores de La Milagrosa.

Se nos ha contado, y este es ya un caso harto significativo, que una infortunada mujer, que habรญa ya sufrido varios partos desgraciados e infructuosos, al sentirse de nuevo parturiente, se hizo conducir junto a la tumba prodigiosa y allรญ, yaciendo entre el sepulcro de La Milagrosa y el inmediato, que es el de su hermana, diรณ a luz con toda felicidad un robusto infante de plena viabilidad.

Se dice entre los asiduos frecuentadores del panteรณn, que el cuerpo allรญ enterrado se conserva intacto, como se suele referir en las historias de no pocos santos de la hagiografรญa catรณlica.

Hemos visto repetidas veces a personas devotas de La Milagrosa, que se acercan al panteรณn con aire devoto y frente a รฉl se persignan o se arrodillan, y parece que musitan una plegaria o una deprecaciรณn anhelosa.

Se dice que a La Milagrosa se le piden tres cosas y que aquรฉlla concede una de las tres. Y ahรญ estรก el milagro. Alguien nos ha contado que ya ha recibido cuatro milagros, obteniendo la concesiรณn inesperada de pedimentos, por intervenciรณn de La Milagrosa.

Buena prueba de la devociรณn creciente que inspira la referida imagen es el pequeรฑo comercio que ya ha surgido junto a esa tumba, como junto a la de los mรกrtires o a los santuarios, a los morabitosโ€ฆ siempre al lado del templo.

Estatua tumular llamada La Milagrosa en el Cementerio de Colรณn, Habana.
Estatua tumular llamada La Milagrosa en el Cementerio de Colรณn, Habana.

Un joven acude todos los domingos al sepulcro del poder misterioso para vender fotografรญas de La Milagrosa. Estas son de varios tamaรฑos y precios, desde veinte centavos a un peso. La aquรญ reproducida por el grabado es una de las vendidas junto al panteรณn, ha pocos domingos.

El vendedor nos refiere que algunos dรญas festivos vende mรกs de diez fotografรญas de La Milagrosa, que los creyentes llevan a sus hogares como imagen de una nueva advocaciรณn mรกgica, por no decir religiosa.

Situad, pues, el bello monumento tumular de La Milagrosa, en un lugar propicio, en una capilla o aislada en un despoblado, y pronto tendrรฉis un santuario con imagen, advocaciรณn, ofrendas, exvotos y culto irregular.

ยฟCuรกles son las causas de esta supersticiรณn que ha brotado y crece entre los monumentos sepulcrales del cementerio catรณlico de la Habana? No intentaremos su anรกlisis. Ignoramos si algรบn hecho peculiar ha determinado que la atenciรณn de la gente sencilla se haya fijado en esa estatua para revestirla de potestades metafรญsicas.

Limitamos nuestra exposiciรณn a los datos positivos de la informaciรณn objetiva y a recordar:

  1. la creciente falta de arraigo en Cuba de los dogmas tradicionales, debida, entre otras causas, a la gran escasez de sacerdocio catequista que sustituya a los doctrineros de la รฉpoca del poblamiento y colonizaciรณn de estas Antillas, quienes no cuentan hoy con sucesores;
  2. la difusiรณn del espiritismo, especialmente en las formas charlatanescas de los curanderos;
  3. el crecimiento de todas las supersticiones, y mรกs de aquรฉllas con base necrolรกtrica;
  4. la analogรญa plรกstica entre la estatua de La Milagrosa, con su dulce figura femenina, un niรฑo en brazos y una cruz monumental, con algunas imรกgenes de los templos catรณlicos;
  5. ciertas peculiaridades hijas del genio artรญstico del escultor, como son la vivacidad de los ojos de la estatua, el realismo de sus facciones, la bondad que รฉstas reflejan;
  6. la circunstancia de rememorarse estatuariamente, รบnico caso en nuestra necrรณpolis, una hermosa dama muerta al dar al mundo otra vida;
  7. las curiosas coincidencias que ocurrieron en la vida y muerte de la finada: matrimonio simultรกneo de dos hermanas, embarazo de ambas y muerte muy prรณxima de las dos, coincidencias que provocaron honda emociรณn, recordada, ademรกs, por la posiciรณn social e histรณricamente aristocrรกtica de la familia a que pertenecieron las infelices hermanas;
  8. la piadosa atracciรณn ejercida por esa imagen sobre las mujeres en la inquietud nerviosa de una gestaciรณnโ€ฆ

ยกPrimus in orbe Deus fecit timor!โ€ฆ

En Cuba corre la supersticiรณn de que los desposorios simultรกneos de dos hermanas son de mal agรผero para ambas, y que hasta la muerte temprana de una o de ambas, debe esperarse de la malhadada contemporaneidad matrimonial. No en vano, pues, la casi simultรกnea muerte de las infortunadas hermanas hizo reafirmar en el vulgo la fuerza de la supersticiรณn y rodear sus tumbas de misterio.

Tambiรฉn tenemos en Cuba la supersticiรณn consistente en atribuir facultades milagrosas a la mujer primรญpara que muere en ocasiรณn de su alumbramiento.

Los blancos creen que la mujer que fallece primeriza queda purificada y va en seguida al cielo. La gente de color va mรกs allรก y concede a la infeliz mujer virtudes sobrenaturales.

Hace como veinte aรฑos que en la villa de Remedios, barrio de Buenavista, unos morenos tenidos por brujos y dados a las prรกcticas necrolรกtricas de la llamada mayomberรญa o Kimbisa, fueron al cementerio del lugar, desenterraron el cadรกver de una blanca primรญpara reciรฉn sepultada y le cortaron la cabeza, llevรกndosela para sus ritos mรกgicos.

La circunstancia de ser primรญpara la infortunada Sra. Goyri, bastaba, aรบn sin las demรกs concausas, para que su tumba fuese a modo de morabito para la vulgaridad crรฉdula, y lugar de peregrinaciรณn deprecatoria de milagros y de asistencia ultramundana en las flaquezas de la doliente humanidad.

En Cuba son frecuentes estas floraciones de la idolatrรญa, del paganismo, de los cultos diabรณlicos, estas petrificaciones de las leyendas evhemรฉricas, antropomorfizaciones de las potencias sobrenaturales, personificaciones de las mediumnidades anรญmicas, etc., a gusto de la fe en sus corrientes distintas, segรบn los manantiales psรญquicos de donde fluyen para apagar la sed espiritual del homo metafisicus.

No ha mucho recogรญamos la tradiciรณn cardenense de La Cueva del Muerto; hoy archivamos la de La Milagrosa. Aun nos quedan otras cristalizaciones modernas de la supersticiรณn en Cuba, que iremos trayendo a estos ARCHIVOS de la demosofรญa nacional.

No las echemos al desprecio, que a todos interesa elevar en cultura las apetencias del espรญritu y la sublimaciรณn ideolรณgica de sus concepciones.

Bibliografรญa y notas

  • Ortiz, Fernando. โ€œLa Milagrosa del Cementerio de la Habanaโ€. Archivos del Folklore Cubano. Vol. 3, nรบm. 3, 1928, pp. 193-199.
  • La Milagrosa: Amelia Goyri y la historia de un amor eterno.

Publicado en: Historias y Leyendas Etiquetado como: Fernando Ortiz Fernรกndez, Habana: Historias y Leyendas, Habana: Personalidades

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Julien dice

    31/08/2024 a las 12:14

    Excelente artรญculo y con una mirada objetiva que sin entrar a valorar reminiscencias clasistas de nuestra cultura cubana, expone una realidad a la que muchos prefieren decorar por temor a ser seรฑalados o etiquetados

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