Fue La Moda una gran casa de muebles y objetos de arte que en la esquina formada por las calles de Galiano y Neptuno brillaba cual una refulgente sarta de gemas de Chaud. Ocupaba en la Habana lugar prominente entre los establecimientos de su giro.
Gracias a la amabilidad de los señores Dorado y Peón se pueden ofrecer estas informaciones, no solamente datos oficiales, referentes a la marcha progresiva de dicha casa desde su fundación, sino el resultado de cuanto se podía admirar en sus salones de exhibición, fábrica y talleres.
Recordamos la primera y pequeña piedra, base de lo que fuera la gran casa que todos conocimos. Fue por el año 1909 en que el señor José Dorado, bajo la razón social de José Dorado y Compañía, fundó el negocio en el local que ocupaba en la calle de Neptuno.
Fue la suya una labor ardua en la que demostró gran entereza y energía de carácter; pero donde quiera que exista un carácter es fácil ver claramente determinados los brillantes oropeles del triunfo.
¿Qué importa no contar con amplitud de recursos? cuando vive en nosotros el luchador que no descansa y, si tropieza y cae se levanta para proseguir con más ímpetu su avance?
Y esto fué el señor José Dorado; un activo luchador que en siete años de dura jornada, experimentó, al fin, la honda satisfacción de ver cumplidos sus afanes al contemplar su obra, representada en una casa que ya pesaba en la balanza de los negocios.
En 1916 adquirió “La Moda” un nuevo y poderoso impulso, con el ingreso en la sociedad, en calidad de socio gerente, del señor Luciano Peón. Comienzan los señores José Dorado y Compañía, una serie de magníficas innovaciones, dando forma más perfecta a su organización.
Y se establecen los depósitos y talleres de la calle de San Nicolás 49, se extiende la casa hasta ocupar el gran local que tenía en 1925 en la calle de Galiano y al mismo tiempo que se acomete un extenso plan de reformas generales trazan nuevos derroteros a sus actividades, iniciándose la producción de muebles en sus propios talleres.
En esta nueva etapa del negocio que se extiende desde 1916 a 1920, vense espléndidamente coronados por el éxito los esfuerzos de tan progresivos comerciantes e industriales.
Y en su gran fábrica de Concordia 177, diséñanse y prodúcense las más regias y originales creaciones de muebles lanzados al mercado, haciendo del gusto y de la estética, una virtud que el público supo premiar con el otorgamiento de sus favores.
Y en tan floreciente estado de cosas ingresó en la sociedad un nuevo gerente, el señor Delfín Peón, prescindiéndose de la antigua razón social para adoptar la nueva de Dorado, Peón y Compañía. Nuevas reformas, nuevos impulsos, nuevos bríos toma la casa con el ingreso del joven e inteligente comerciante.
Los originales departamentos para exhibiciones individuales guardaban elegancia y severidad exquisitas, admirándose en ellos el más refinado gusto artístico.
En el curso de una visita volaban fugaces las horas, entre el correcto trato y el deleite de cuanto era contemplado. Los elegantes gobelinos y tapices, los artísticos muebles, la regia estructura de las lámparas, los adornos, los cuadros, las figurinas sutiles y vaporosas, las mayólicas, las porcelanas de Sevres y de Zactzuma…
Todo, en fin, cuanto encarna la armonía, el ritmo, la elegancia, el gusto y la estética.
Lo más bello, lo más original, lo más exótico en muebles, adornos y lámparas, tenía una digna representación en este gran establecimiento, que en su progresiva marcha se iba afianzando cada vez más, con sello de jerarquía con que el público le distinguía.
Bibliografía y notas
- “La Moda, Almacén y Fábrica de Muebles.” En El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. p. 811.
- Personalidades y negocios de la Habana.
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