La tragedia de Bellamar y don Manuel Santos Parga: Comenzadas las obras del teatro Sauto en 28 de Mayo de 1860, el arquitecto Dall’Aglio, contrató el suministro de cal para las mismas con Don Manuel Santos Parga, gallego nacido en Vivero, quien tenía su calera en una finca que poseía en las alturas de Bellamar, a dos millas de esta ciudad.
Aquellas obras habrían de durar dos años, por lo que Don Manuel, aumentando las excavaciones de sus canteras para nutrir los hornos y dar cumplimiento a su contrata, contempló estupefacto el día 17 de Abril de 1861, como se resquebrajaba el suelo a sus pies y se abría profunda grieta por donde la casualidad, lo ponía en camino del descubrimiento de las famosas Cuevas de Bellamar.
Desde luego, el afortunado de D. Manuel, fue el descubridor del portentoso “Templo Gótico” subterráneo y su primer propietario, por lo que hubo de asociar, desde entonces a su antiguo negocio, el de explotar la magnífica espelunca, cuya insospechada belleza habría de convertir a Matanzas poco después, en la Meca del turismo americano.
Y él, con sus cuatro hijos, Manuel, Justo, Angel y José, labraron en la roca viva de la caverna descubierta, las escaleras por donde hoy descendemos para admirar esta grandiosa labor de la naturaleza.
Corrieron los años y todavía continuaban allí los Pargas en 1884, exhibiendo las cuevas y fabricando cal cuando aparecieron en el barrio de Canímar, el “Catalán” y “El Coruñés”, par de sanguinarios bandoleros que tenían sobresaltados a los campesinos con sus abominables fechorías.
El primero era Ignacio Roselló, natural de Reus, desertor de las filas españolas en 1876, durante la Guerra Grande, reincidente en 1883, reo de varios crímenes, y al fin fugado del castillo de San Severino.
Era el segundo Casimiro Vázquez, natural de la Coruña, prófugo de la cárcel de Cárdenas con sus compinches Pedro Conrado y Crisanto Cabello. “Y como Dios los cría y ellos se juntan”, todos formaron la gavilla de Roselló.
Pero D. Manuel no se amilanó con la presencia del Roselló en Buey-Vaca, donde cerca de su finca, el 19 de junio de 1884, secuestró a D. José Antonio Falcón, canario acomodado, dueño del antiguo cafetal denominado “El Fundador”, a orillas del Canímar; pues ya antes de este suceso, D. Manuel, lo había denunciado valientemente por el robo y asesinato de D. Eduardo Betancourt, aprestándose a resistirlo, con sus setentiún años bien, cumplidos, en caso que lo asaltara.
Roselló se propuso vengarse del viejo Parga, llevando a vías de hecho su propósito el día 21 de noviembre del susodicho año, en unión del “Coruñés”. A las cinco de la tarde se dirigía Parga con su hijo Manuel, de la entrada de las cuevas a su casa de vivienda, y en el trayecto encontraron a un tal Mejíbar que venía a decirle que Roselló andaba por allí.
¿Por allí? Y bien, pues ya estaba en los altos de la casa en acecho de su víctima. Aunque Pargas no llevaba encima como los bandidos, la oración del Justo Juez, aunque sí como ellos revólver y cuchillo, subió a buscarlos y hubo tiros y puñaladas a placer… Su hijo Manuel y aquel Mejíbar, subieron también, encontrando al bragado “Colón” de las Cuevas de Bellamar, cambiando cuchilladas con el terrible Roselló, quien mal herido «se remató a sí mismo», con un carabina que encontró al azar…
¿Y el Coruñés? ¿Qué era, entretanto del “Coruñés”? Hacía rato ya, que su paisano el de Vivero, le había ayudado a salir de esta vida donde le trataban con tanta sin razón…
Más, a D. Manuel, le recogieron ya exangüe sus hijos, en cuyos brazos expiró; dejando su nombre vinculado a la historia de Matanzas, tanto por su feliz hallazgo, como por su trágico fin, cabe la ingente maravilla descubierta por él.
Por: Dr. José A. Treserra
Jesus dice
exangüe. Primera vez que leo o escucho esa palabra. Tuve que buscarla en la RAE
Almar dice
Hola Jesús, Treserra es una fina pluma y de él dice Raúl Ruiz: el más acucioso y serio historiador oficial con que ha contado la ciudad… La Rae es útil hasta para nuestros regionalismos! De Santos Pargas persiste el misterio, y su huella desaparece como por encanto, donde debió estar enterrado no se hallaron los restos, sus hijos vendieron cuevas y tierras y también se esfumaron…