Mi Tierra. Leyendas de la Habana Antigua. Las cosas de Pancho Marty.1 Era Pancho Marty una personalidad popular y conocidísima en la Habana, más que por su inmensa fortuna, sus títulos y cruces; más que por sus famosas fábricas de La Pescadería (recientemente derribada) y el Gran Teatro de Tacón uno de los primeros del mundo, por sus genialidades y ocurrencias, que han pasado á la posteridad, como refranes y adagios de una filosofía popular, pero profundamente sentenciosa.
De origen humilde, pero de una actividad y un talento práctico prodigiosos, el pescador catalán llegó á ser al fin de su primera juventud, el Excmo. señor don Francisco Marty y Torrens, capitalista, propietario, coronel de un cuerpo de voluntarios, accionista principal de todos los Bancos y Empresas, consejero áulico de las Autoridades que contaban con él para todas las iniciativas, y un personaje, en fin, de la antigua colonia.
Sin embargo de todo esto, el célebre personaje no se sorprendió jamás de oírse llamar por todo el mundo “Pancho Marty” á secas, y ni en su exterior modesto y casi descuidado, ni en la intimidad de su trato, pareció nunca darse cuenta de su celebridad é importancia.
Todo el mundo conoce aquel célebre dicho del héroe de esta leyenda: “Si te portas bien te casarás con la hija de Pancho Marty”2 etc.
Conócese también su manera práctica de realizar los abonos de las famosas compañías de Ópera que traía al Gran Teatro, depositando en una de las taquillas ó arcones donde se recogen las papeletas de entradas la cantidad que él calculaba que pudiera costarle la serie de funciones, echando en otra taquilla el dinero que recogía por el abono; con otras mil excentricidades que lo han hecho célebre en los fastos de la leyenda habanera.
Pero la ocurrencia que vamos á narrar es poco conocida, y tan positiva y exacta, que hay aun testigos abonados de ella.
Agitábase en la Península la opinión pública, llegando esa agitación hasta las esferas del poder, con motivo del famoso descubrimiento de Monturiol, que pretendía haber conseguido con el célebre Ictíneo la solución del arduo problema de la navegación submarina.
En todas las ciudades y pueblos de España se promovieron suscripciones y derramas para ofrecerlas al inventor catalán, á fin de que pudiera realizar la construcción de su portentosa nave, y el gobierno, á su vez, excitó el celo de los gobernadores de provincias y de los ayuntamientos, con el objeto de reunir las millonadas que se necesitaban para ensayos y modelos hasta la construcción definitiva del barco submarino.
El general Concha era á la sazón capitán general de la Isla de Cuba y habiendo recibido una excitación del gobierno de Madrid para que levantase una suscripción entre los ricos y notables de la colonia, convocó en Palacio una reunión.
Asistieron los Goyri y Adot, los Calvo, los Zamá y otros ricachones y, como es consiguiente, uno de los primeros invitados fué nuestro célebre Pancho Marty; el general les habló del proyecto de Monturiol, patrocinado por el gobierno, les hizo pequeño discurso en el cual intentó probarles que con el descubrimiento del Ictíneo.
España recobraría su antiguo esplendor y sería la señora de los mares y acabó por invitarles para que se suscribieran al proyecto con una cantidad digna de la espléndida colonia.
Al efecto se dirigió primero á Pancho Marty, diciéndole:
— Vamos á ver, Pancho, con cuánto te suscribes tú.
— Con $ 50.000, mi general (los asistentes á la reunión pegaron un salto y algunos por lo bajo requirieron á Pancho Marty por el excesivo monto de su donativo, que casi les obligaba a dar otro tanto). — Cállense ustedes, bobos, que yo tengo una idea.
Todos los concurrentes se suscribieron con cantidades alzadas, sumando los donativos cerca de una millonada.
Hay que advertir que la generalidad de aquellos personajes se dedicaban á la trata, y habían tenido, como Pancho Marty, una serie de fracasos recientes, pues se les había apresado dos ó tres expediciones de la costas de Guinea.
Al terminar la reunión, el general felicitó á los concurrentes, que se retiraron, y habiendo quedado solo con Pancho Marty, le preguntó:
— ¿Qué idea te ha dado de suscribirte con tanto dinero, Pancho, para la construcción de ese barco?
Y Pancho Marty, acercándose al oído del general y apretándole el brazo familiarmente, le contestó:
— ¡Ca bueno mi general pur lus lucumies!3
Así por lo menos lo cuenta la tradición.
1899, Felipe López de Briñas.
Bibliografía y notas
- Ultimo artículo que escribió para El Fígaro el que fué nuestro querido y constante colaborador Felipe López de Briñas. Las cuartillas están escritas por su mano hasta empezar la cuarta; en este punto, no pudo continuar, y dictó el resto á uno de sus hijos. ↩︎
- “Si te portas bien, te casarás con la hija de Pancho Marty; si te portas mal, con la hija de la mulata Tomasa.” ↩︎
- Francisco Marty y Torrens dentro de sus múltiples negocios traficaba esclavos: “La goleta Matilde fué también apresada por el Neptuno. Traía 100 negros del Excmo. Sr. D Francisco Marty y Torrens, pero venían provistos de correspondientes pases.” Véase el diario: Espíritu Público. Año IV, núm. 689, 7 de abril 1866, p. 2. (N. del E.) ↩︎
- López de Briñas, Felipe. “Leyendas de la Habana Antigua. Las cosas de Pancho Marty”. Revista El Fígaro. Año XV, Núm. 9, 10 y 11, p. 59.
- “Felipe López de Briñas.” El Fígaro, Periódico Artístico y Literario. Abril 23, 1899, p. 103.
Las Leyendas de la Habana antigua forman una preciosa é interesante colección de artículos, que esperamos reunir algún día y publicar en un volumen, en homenaje merecido al que fué tan discreto escritor como inspirado poeta. (N. de la D.)
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