El dedo gordo seguía a la hormiga desde la chancleta plástica cosida con alambre de motor enrollado, le aprisionaba el mete dedo de suiza, pero igual emitía señales como si fuera un semáforo en cruz, apuntando de arriba abajo y de abajo arriba. El desconocido código de tráfico solo era comprensible para Tareco. No se podía equivocar porque daba las órdenes en la dirección que escogían las hormigas.
Listillo se había deslizado en silencio por detrás de Tareco y observaba atentamente el proceso de señalización preguntándose qué carajo era aquello, de tiempo en tiempo lanzaba una ridículamente minúscula migaja de pan para alterar el circuito del hormiguero. Cansado de que su bromita no funcionara dió un susto a Tareco gritándole en la oreja.
—¿Socio a qué te dedicas?
El Tare miró con cara de susto al Listi tratando de esconder su hormiguero.
— Nada mi ambia, aquí echándome el pase de las hormigas.
—Ná loco que tú andas en algo, esa graciecita de déo gordo no es por gusto.
—Men que no estoy en ná, es experimentando una teoría con los insectos esos…
—¿Pipo y qué teoría es esa? ¿Te parece a tí que los tiempos están como para estar experimentando cosas raras? Si te cogen sin nasobuco te multan, si pones un pie fuera de la cola, si sacas un teléfono, si te ven cara sospechosa… tó el mundo anda con tremenda ansiedad como si no hubiera psicolécticos en la farmacia.
—¿Sico qué? No vamos a empezar con eso del Sigilio ese otra vez que no tengo ganas de hablar d’eso.
—Pe…pe…pe… te jodí con la palabrita esa Tare. Le dice el Listi haciéndose el gago. Eso te deprime el sistema nervioso central y te calma las pulsaciones, los impulsos, las alteraciones… cuando te encabronas te tomas un psicoléctico y se arregla todo.
—¡Nó, tú no me digas! responde Tareco y toca la canequita que tiene en el bolsillo de atrás del short asegurándose que todavía está ahí.
—Papá mi Psico-eso está asegurado, par de buches y tú sabes como me pongo, se me olvida hasta el pito ese en la barriga. Y vaya no te hagas que tú sabes que lo que más andan recetando son mejunjes de hierbas ¡Ni que fuéramos cazadores-recolectores!
—Loco pero tú te pones fulita… eso es salud y vida.
—¿Qué? ¿Fulita? Ñó acere pero tú lo que me quieres es alterar más, ojalá que me pudiera considerar fulita, área verde, azul o del color que te dé la gana con tal de que no sea clorofila local… que este sol cada día vuelve más loca a la gente.
Muy serio Listillo mira a Tareco y le suelta:
—Deja que te explique y vas a entender, mira esos cambios climáticos son pasajeros, igualito que la hora de verano y invierno cuando te la cambian a cada rato.
Listillo suelta una gran carcajada y sin decir nada acerca el dedo gordo del pie al hormiguero y deja que se le suba una hormiga loca para recogerla con el pulgar y tirándose en el piso se la deja caer en el hueco del ombligo donde se ha puesto unos granitos de azúcar.
—Mira Listi este es el experimento que estaba haciendo, quiero ver si la hormiga esta se come todo el azúcar y no comparte o mete el chivatazo en el hormiguero para que todas disfruten del hueco del ombligo, que eso es más inteligente y se limpia la pechuga, si en fin de cuentas sabe que esas estarán ocupadas vigilándose a ver quién se pasa de la cuota, y esta que es la listilla del grupo seguirá en la gozadera.
—Es una bicha, como quiera que la vires sale ganando ¿Dime algo, aprendiste de la hormiga?
A. Martínez [Nov. 7, 2021]
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