

Fue Manuel Carranza propietario de tres tiendas de moda en la Habana a finales del siglo XIX. Se nombraban estas La Complaciente, La Especial y El Japón. Este artículo se escribió en 1894 para la Revista El Fígaro.
Hoy quisiera pluma de oro para hablar á las damas habaneras que me leen de tres casas predilectas de la buena sociedad, quien sabe si únicas, en el comercio de la Habana. Me refiero á las abaniquerías La Complaciente, La Especial y El Japón. Ya veo asomar en el labio de la lectora amable una sonrisa, que quiere decir:
—Qué nos va á decir de esas casas, señor cronista ¡Si las conocemos mejor que Usted!
Yo creo que la dama que piense de esa manera está equivocada. Las señoras conocen el aspecto agradable del comercio, saben dónde se encuentra lo que el capricho ó el buen gusto desea:
Pero ignoran los esfuerzos, la lucha, á veces titánica, que ha necesitado el industrial, el simple comerciante, para llenar sus anaqueles de esos objetos, frívolos en ocasiones, artísticos muchas veces, que son almíbar de la vida, encanto del espíritu, la existencia poética si vale la frase, sin la cual la otra existencia, la material, sería un vivir mecánico, comparable sólo á la vida brutal del hombre antropomorfo.
De los esfuerzos que realizan y de los obstáculos que vencen todos dos días por colocarse á la altura de las primeras, las tres casas de que me ocupo, quisiera hablar, aunque fuera brevemente, aun dejando mucho en el tintero, pero las dimensiones de este trabajo deben ser pequeñas y no debo abusar de mis amables lectoras.
Pero antes cumplo un deber de cortesía presentando á los lectores de El Fígaro, al distinguido dueño de dichas casas, bajo cuya inteligente dirección han adquirido el auge y la boga que hoy tienen.


Me refiero al Sr. D. Manuel Carranza, cuyo retrato ilustra esta página. No es Carranza un advenedizo en nuestro mundo comercial, ni un afortunado á quien un golpe de suerte ha enriquecido: toda su victoria la debe a su labor inteligente, á su perseverancia inquebrantable, a su amor al trabajo que, según la frase del poeta “dignifica y ennoblece”.
Nació Carranza de ilustre familia mexicana adicta al imperio del infortunado Maximiliano, con cuya caída, emigró a Cuba, estableciéndose en la Habana.
Nuestro biografiado era un adolescente entonces; sus padres atendieron á su educación con interés, á pesar de sus vicisitudes; y prueba de que el tierno joven supo aprovecharla es su sólida cultura de hoy, su trato refinado, su conocimiento perfecto de las lenguas inglesa y francesa, además de la patria, que sabe mucho mejor que algunos poetas chirles que se pavonean en las columnas de nuestros periódicos.
El comienzo de la vida mercantil de Carranza la encontrará el curioso en la abaniquería La Complaciente, casa que se fundó en 1877, y en donde entró como dependiente llegando a propietario, poco a poco, primero interesado en las utilidades, y finalmente, dueño absoluto.


Después compró La Especial, en sus anhelos de ensanchar sus negocios, en 1884, y por último, en 1893, abrió a la admiración pública una nueva abaniquería: El Japón en la calle de San Rafael.


Manuel Carranza, ufano con sus tres casas, joven, muy joven, rico, estimado en esta sociedad y bien querido, no tenía otra ambición que traer á la Habana todos los años, un abanico de moda, una novedad. Ese propósito lo realizó con éxito Carranza desde el año 1889, como lo demuestran los preciosos y elegantes abanicos Mascotte (1889), Rip (1890), Oriental (1891), Cin-ko-ka (1892), Mikado (1893), y el originalísimo y precioso abanico “Bouquet” para 1894.
He sido de los pocos afortunados que ha tenido en sus manos el admirable abanico. Examinándolo, viendo sus paisajes artísticos, el elegante cesto de flores que da relieve á su varillaje perfumado, comprendí cuán irresistible es el poder de ese objeto que Iriarte llamó “mueble inútil” y que la sabiduría popular ha dado un valor inestimable en mano de la mujer.
Con su capa el torero maneja el bicho y la mujer al hombre con su abanico
Son estos unos versos que he leído, hace mucho tiempo, en un libro de cantares. Ahora me he convencido de esa gran verdad y registrando en los escondrijos de la memoria, recuerdo que el abanico ha tenido gran influencia social y política.
Ya veo que se ríen algunas señoras. Pues sí, señoras; grandísima importancia. ¡Que no! Pues oigan ustedes cómo un abanico ocasionó la ruina de un imperio. En 30 de Abril de 1827, en un movimiento de cólera, el bey de Argel dió un abanicazo á Mr. Duval, cónsul de Francia.
En mala hora. Todo el mundo sabe que por ahí comenzó el conflicto internacional entre Francia y Argel que concluyó con la absoluta dominación de los franceses en el poderoso imperio argelino.
Volvamos al abanico “Bouquet”. Su construcción es un rasgo felicísimo de la poderosa inventiva de Carranza. Concibió el modelo, y siguiendo la práctica yankee —de cuya educación, carácter y costumbres está enamorado— de realizar inmediatamente lo que se concibe, hizo su maleta visitó personalmente al fabricante, le reveló su idea, sacó de ella privilegio y volvió á la Habana á esperar el abanico.


Hoy llega y su triunfo será completo en el mundo de la moda. El abanico Bouquet hará una revolución. De su extremo pende un cordón finísimo de seda, que se atará la dama á la cintura, completando su éxito y haciéndolo cautivo de la bella poseedora.
Con ese sistema se consigue una cosa: que no se pierdan los abanicos; pero se hace traición á los enamorados, Los que han amado saben que las Circes agraviadas dejan el abanico á sus rendidos galanes para encontrar en la devolución pretexto para reconciliarse. Cupidillo sabrá cobrarle á Carranza esa mala pasada.
Estas digresiones me alejan de mi objeto, que es dar á conocer las excelencias que reúnen La Especial, La Complaciente y El Japón. No hablo de la bondad de los artículos de su giro: la Habana ya sabe que en guantes de pieles, abanicos, sombrillas, paraguas, curiosidades artísticas contienen cuanto de pschutt1 pueda soñar el más exigente.
A todo ello, agreguemos que una de esas casas, La Especial, es la primera que ha introducido la novedad de llevar á una señorita á sus mostradores para que atienda á las damas que acuden en demanda de esos artículos que necesitan, al probarlos, del auxilio del dependiente.
¿No es mucho más delicado, señora, que otra mujer con su dedo fino y hábil, la ayude á probar el guante? En La Especial encontrará V. siempre á la amable Alexandrina Tapie, francesa agradabilísima que trata á las señoras y respetuosa amablemente.
¡Cuántas cosas más diría, sino luchara con que el espacio de que dispongo es pequeño!


El poeta Adisson descubrió, mientras vivió en Sevilla, que las hermosas hijas de la ciudad que baña el Guadalquivir poseían un lenguaje secreto y misterioso, una clave indescifrable, en sus abanicos, que manejaban con extraordinaria soltura y gracia.
El poeta, enamorado de esa costumbre deliciosa que saben apropiar las sevillanas al flirteo más picaresco é interesante, quiso implantarla en su patria.
Dicen crónicas auténticas que tras mucho bregar, no logró Adisson su propósito, dando con ello la razón al escritor francés que, escribiendo un día sobre el sprit negativo de las ladys, dijo que “ni para abanicarse tenían gracia”, cosa que afirmaría yo también, pero agregando que sin gracia le dan “un abanicazo á cualquiera”.
¿Por qué las cubanas que saben abanicarse con una distinción y elegancia fuera de toda duda, no inventan un lenguaje con el abanico, como lo tienen las sevillanas?
Yo me atrevería á pedirles un favor: que hicieran el ensayo con el precioso abanico “Bouquet”.
Asmodeo.
Bibliografía y notas
- Pschutt: Lo que está de moda, en tendencia. ↩︎
- Asmodeo. “Casas de Moda. La Complaciente, La Especial, El Japón”. Revista El Fígaro. Año X, núm. 13, 22 de abril 1894, pp. 178, 179.
- Cuba Illustrated with the Biography and Portrait of Christopher Columbus, Containing Also General Information Relating to Havana, Matanzas, Cienfuegos, and the Island of Cuba with Illustrations and Maps Together with An Anglo-Spanish Vocabulary. Nueva York, 1894.
- “La Casa de Carranza: La Especial”. Revista El Fígaro, (Febrero 1899).
- Personalidades y Negocios de la Habana.
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