En Manzano 42 no se ha hecho justicia a sus valores patrimoniales
por: Arq. Ramón F. Recondo Pérez
Quizás muchos ignoran la historia que se encierra en esta vetusta edificación, de sobrios valores arquitectónicos, con una fachada modesta y simple, despojada de todo maquillaje ostentoso que caracterizó a muchas otras de su época, que hoy le envidian sus grandes valores históricos. Esta vivienda constituye un inmueble importante para el patrimonio de la ciudad y la nación, más por sus valores históricos y sociales, que arquitectónicos. Es una casa llena de historia desde la esclavitud hasta los momentos actuales. La cuartería del patio exterior sirvió de dormitorio a los esclavos, sus sótanos fueron testigos de reuniones clandestinas y focos conspirativos durante nuestra guerra independentista.
Su construcción data de mayo de 1835 y constituyó desde ese instante y durante 18 años la residencia particular del Padre Manuel Francisco Gareta González (1794 – 1867)[1]
El Padre Manuel Francisco fue un prelado de conocidos valores religiosos, sociales y humanistas. Realizó estudios superiores, graduándose de Doctor en Teología, fue desde 1822 hasta 1853 el Vicario de la Parroquia Mayor de la Ciudad hasta que fue destinado a cargos superiores en La Habana como Examinador Sinodal del Obispo.
Se convirtió en el alma de muchas iniciativas para la vida de Matanzas, tuvo a su cargo la introducción de los estudios superiores en la Cátedra de Filosofía (1839), fue promotor de la construcción del Cementerio de San Juan de Dios y se le recuerda como el Padre que estuvo muy ligado a Plácido y los condenados en la Conspiración de la Escalera.
En estos años en que Manzano 42 fue la vivienda del Padre Manuel Francisco, el inmueble sufrió el embate de dos incendios, uno originado en la misma cocina y el otro que llegó hasta ella, desde la calle Jovellanos entre Daoiz y Velarde, cuyo poder destructor arrasó con varias manzanas, llegando hasta la citada casa y destruyendo por segunda vez su cocina.
Esta casona, originalmente de paredes de mampostería, entrepiso de vigas de madera y tablazón y cubierta de vigas de madera y tejas criollas o placa antigua con pretil, que en el siglo XIX, estaba compuesto por azotea, altos y bajos (semisótano) con un aproximado de 647 m², fue propiedad de diferentes familias matanceras entre los años 1865 a 1911[2].
En las décadas del 80 y 90 del siglo pasado Manzano 42 fue la casa de familia del Sr. Alfredo Carnot O’ Lisle, matancero que apoyó la Guerra de los Diez Años y participó en la gesta del 95. Era aquí donde los integrantes de la logia “El Salvador”, pertenecientes a la Orden de los Caballeros de la Luz, se reunían para ultimar detalles en la labor conspirativa de la Ciudad. Esta logia se convirtió en el núcleo central para la fundación del Club Revolucionario en Matanzas.
En agosto de 1892, la mencionada casa, fue testigo de las reuniones del Primer Comité Revolucionario Matancero, presididas, algunas de ellas, por Juan Gualberto Gómez. La organización de este trabajo conspirativo recibió elogios del fundador del Partido Revolucionario Cubano, José Martí.
De visita por Matanzas, Gerardo Castellanos, quien fue enviado de Martí a la Isla, para las coordinaciones entre sus clubes, conoció de la historia de esta casa y expresaba:
Lo más destacado del criollismo en letras, ciencias, economía, estaba iniciado en la conspiración. Vehículos adecuados eran la Logia Caballeros de la Luz y el organismo que se llamó Caballeros del Silencio, que se reunía secretamente en los sótanos de una casa de la calle Manzano y que luego se convirtió en el Club Revolucionario de Matanzas.[3]
Gerardo Castellanos
Alfredo Carnot D’ Lisle mantuvo relaciones con Martí a través de cartas secretas, fue Alcalde de la ciudad entre 1908 – 1912 y Senador de la República por Matanzas entre 1912 – 1920. Grandes obras sociales se deben a su apoyo. Trabajó junto al Dr. Carlos J. Finlay como miembro de la Comisión Nacional de Beneficencia.
La historia de Manzano 42 adquiere otro matiz histórico cuando en ella nace en enero de 1884, Armando Carnot Veulens[4], a quien con justicia se le llamó “El médico de los pobres”, por su vida abnegada, su gran calidad humana, su constante preocupación por las clases necesitadas y su desinterés. Hizo de la medicina un sacerdocio, fue catedrático del Instituto de Segunda Enseñanza y alcalde elegido espontáneamente por su ciudad (1916 – 1920); científico, altruista y filántropo; ejemplo para las nuevas generaciones. Estuvo incondicionalmente vinculado al movimiento obrero. Su carrera científica fue prolífica, descubrió un suero contra las hemorragias y tuvo a su cargo la publicación de varios artículos científicos.
Son estas coincidencias históricas algunas de las fundamentaciones que hubiesen motivado, en los oscuros inicios de su deterioro, a muchos de los decisores de entonces, que experimentaban la defensa del patrimonio sólo con palabras, nunca con la acción, a perpetuar su memoria con el adecuado y oportuno tratamiento de las patologías que para inicios de este milenio se encapricharon en borrar para siempre esta valiosa pieza del patrimonio nacional. Hubiese sido una meta aplaudida con orgullo y justeza, pero no ha sido así, hoy lamentamos la ceguera y discapacidad que sufrimos en materia de preservación de lo mejor del patrimonio cultural e histórico matancero, causa fundamental de la perdida de excelentes piezas de nuestra identidad.
Por aquel entonces no faltaron amantes de la ciudad que alertaron la necesidad de su preservación y hasta propusieron adecuadas y económicas soluciones para perpetuar la memoria de la edificación que muchos reconocemos como el Templo del Independentismo en Cuba, pero en vano fueron los empeños.
Sólo una década nos separa de aquellos intentos iniciales por rescatar una de las edificaciones matanceras con más historia. Cuánto dolor nos embarga vivir la destrucción de otra de nuestras emblemáticas edificaciones.
Nuestra ciudad fue pensada y ejecutada para servir y lucir, no por gusto se le reconoce como la primera ciudad moderna de Cuba; ¿sabrán esto todos los actores del territorio?
Muy lejos estamos de la verdadera cultura urbana que debe primar en la contemporaneidad, falta mucho para lograr la conciencia ciudadana a la que aspiramos; no dignificamos en eslogan: buscar y hacer entornos bellos.
Quienes se acerquen hoy a Manzano 42 serán testigo del inefectivo control del territorio, de la falta de responsabilidad y fiscalización de las legislaciones que permiten preservar los valores tangibles e intangibles de nuestro patrimonio, de la agresividad y del exceso acumulado de violaciones de las regulaciones urbanas, de la falta de accionar preventivo, exigencia y enfrentamiento a las ilegalidades.
Tenemos que luchar por una reformulación total en materia de preservar nuestro patrimonio urbano y edilicio, por la materialización de nuevas formas de trabajo en las intervenciones patrimoniales y la reanimación urbana, por la integralidad de todas las figuras y actores del territorio, por eliminar todo tipo de violaciones, estatales y privadas, del ordenamiento urbano, por la eficacia en la implementación de modelos de gestión probados en el territorio nacional. No permitamos que proliferen nuevos signos de maltrato al patrimonio y a la imagen de esta excepcional ciudad.
Proponernos formas más dinámicas de acción preventiva y educativa, con control, y seguimiento hasta el final, es meta de hoy. Nos urge pensar en el presente y el futuro de los valores de esta ciudad. Actuar con profundidad y firmeza, cambiar los métodos rutinarios del presente, accionar, accionar y accionar…, y fomentar nuevas y mejores políticas de gestión, fiscalización, información y educación ciudadana y estatal.
Hoy Manzano Cuarenta y Dos es un foco de vectores, un basurero urbano, un mal ejemplo de construcciones anárquicas e ilegales que propician la proliferación de la indisciplina urbana, un signo negativo en las buenas prácticas a que nos convoca el país, una edificación en ruinas con notables muestras de debilidades en el sistema de control urbano.
¿Quiénes son los máximos responsables de lo que a manera no excepcional ocurre en Manzano 42? ¿quién responde por estas violaciones e ilegalidades? ¿cómo accionar con el sector privado, necesitado, si el estatal, con conocimiento de causa, viola lo establecido, propicia e incumple el orden…?
La legislación vigente es el respaldo legal que nos permite preservar valores, concebir proyectos de rescate e intervención y luchar por el logro de ciudades adecuadas. Su desconocimiento, y el desconocimiento de los valores y la historia de la localidad nos son elementos que impliquen su violación.
Ojalá se convierta Manzano 42 en la excepción de la regla, en algo del pasado, en la lección aprendida para emprender nuevos caminos en la gestión del patrimonio y el ordenamiento urbano.
El presente es de acción, de cambio, de vanguardia. En materia de intervención patrimonial urbana y edilicia, y ordenamiento territorial urbano, …haga cada cual su parte del deber y nadie podrá criticarnos, ni vencernos.
Referencias bibliográficas y notas
[1] Rovira, Heberto. «La Loma del Cura». En: Girón, año 3, No. 248, Matanzas, 19 de octubre de 1966; p. 2.
[2] Manzano No.42 fue propiedad oficial en 1865, de Diego L. Simpson; 1868, Basilio Rodríguez Maceda; 1887, Ascención Pillado Pedroso y en 1911, Concepción Rodríguez Pillado. Ver. Registro de la propiedad de Matanzas. Libro 68; Folios 232, 233.
[3] Castellanos, Gerardo. Misión a Cuba. Cayo Hueso y Martí. La Habana: Imprenta y papelería Alfa, 1944; p. 171.
[4] Véase: Pérez Rivero, Gladys. Armando Carnot Veulens, El Médico de los pobres.
Vivien dice
El caballero Alfredo Carnot D’ Isle fue mi bisabuelo. Todos ellos fueron muy inteligentes y con gran talento. Una gran familia al igual que en Francia de donde eran oriundos. Sadi Carnot fue el presidente de la Republica francesa. Hubo otro que fue el que descubrió las leyes de la termodinámica llamado también Sadi Carnot peto de un épica anterior al presidente. Los Carnot salieron de Francia por razones políticas y llegaron a Cuba .
Almar dice
Gracias por su comentario Vivien, su familia aportó muchísimo a la sociedad matancera y a las personas necesitadas. Alfredo Carnot un gran hombre y su hijo Armando Carnot Veulens llamado el médico de los pobres. Un placer leerle.