

Monseñor Pedro González Estrada fue Obispo de la Habana y cubano distinguido por su saber y piedad, un trabajador de buena fe y eficaz en la labor del adelanto de los intereses de la Iglesia.
Monseñor Estrada nació en la Habana, el día 27 de junio de 18651, y fué bautizado en la Iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, en la Ciudad de la Habana. Hizo su Bachillerato de ciencias en las Escuelas Pías de Guanabacoa, a las que profesaba hondo y sentido afecto: ingresó después en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio de la Habana, para cursar los estudios eclesiásticos, en los que se distinguió por su piedad y por su amor inquebrantable a la Iglesia Católica.
Ordenado sacerdote el 8 de junio de 1890 dijo su primera misa el día 12 del mismo mes y año. Después de haber desempeñado el cargo de Pedagogo en el Seminario de la Habana, fué, sucesivamente, párroco de la parroquia del Calvario, de San José de las Lajas durante la guerra, señalándose entonces por sus dotes de prudencia en tan difíciles momentos y por su heroico celo parroquial en las circunstancias tremendas de la guerra y de la reconcentración.
De San José de Las Lajas pasó a la parroquia de Cárdenas y de allí fue llamado por Monseñor Sbarretti Obispo de la Habana, a desempeñar el cargo de Secretario del Obispado, y al cabo de pocos meses pasó nuevamente a hacerse cargo de la parroquia de Cárdenas.
Durante la vacante de la diócesis de la Habana, en el gobierno de Mons. Barnada, Arzobispo de Santiago de Cuba, desempeñó el cargo de Provisor y Vicario General de la diócesis y en este puesto le sorprendió su preconización para Obispo de la Habana, siendo el primer cubano que, ocupaba dicho puesto después de la guerra de la Independencia.
Mons. Pedro González Estrada elegido Obispo de La Habana por el Papa San Pío X celebró su nombramiento así como el del padre Braulio Orúe y Vivanco para la diócesis de Pinar del Río el domingo 9 de agosto de 19032 en la Santa Iglesia Catedral de la Habana.
A las nueve en punto dió comienzo la hermosa fiesta, cantada a toda orquesta, oficiando de pontifical Monseñor Mons. Francisco de Paula Barnada y Aguilar, arzobispo de Santiago de Cuba, y hallándose presente Monseñor Placide-Louis Chapelle, arzobispo de New Orleans y Delegado Apostólico en Cuba y Puerto Rico, asistido de sus secretarios los presbíteros Solignac y Lorente.
El Delegado Apostólico Monseñor Plácido La Chapelle, recibió el lunes 5 de octubre 1903 por la tarde, de Roma, los Breves Apostólicos para los señores Obispos electos de la Habana y Pinar del Rio, señores Pedro González Estrada y Braulio Orúe y el del Obispo auxiliar de esta Diócesis Monseñor Broderick, siendo los Breves entregados á los referidos señores.3
Consagración del Obispo Pedro González Estrada el 28 de octubre 1903


Uno de los actos más solemnes y majestuosos que ha podido presenciar el pueblo católico de la Habana, fiesta de gran magnificencia piadosa que no se habrá visto en muchos años, ha sido la que ante una multitud numerosísima se efectuó el 28 de octubre 19034 en la Santa Catedral de la Habana, con objeto de verificar la consagración de los tres dignísimos Obispos que S. S. el Papa, Pio X, se ha servido nombrar para el buen servicio y administración de la Iglesia Católica en esta Isla.
Desde muy temprano acudieron los fieles en gran número á las puertas de la Catedral. A las ocho ya estaba el santo templo lleno de fieles cristianos ansiosos de fortalecer su espíritu con su presencia en la sagrada ceremonia y á las nueve ya no se cabía en las amplias naves de la Catedral teniendo que agruparse junto á las puertas muchas personas.
Las bóvedas del templo y sus severas cornisas y sus imponentes columnas lucían adornadas con lujosos cortinajes de purpura y oro. El altar mayor lucia esplendente y con un decorado sencillo y artístico, alzándose á los lados del Evangelio y la Epístola vistosos baldoquinos, que daban un efecto suntuoso al local.
En la concurrencia del pueblo respetuoso y variado lucían muy distinguidas señoras y señoritas y no pocos caballeros y jóvenes de todas las clases sociales guardando compostura y silencio ante los cantos sagrados del coro y las armonías celestes del órgano que como voces de lo alto impregnaban de dulzura mística aquel santo ambiente.
En los lugares preferentes del presbiterio y el altar se veían majestuosamente vestidos con los hábitos de sus nuevas dignidades los tres Obispos que iban á recibir la consagración, los R. R. P. P. Pedro González Estrada, Braulio de Orúe Vivanco y Mr. Buenaventura Finbarr Broderick, designados en sus obispados de la Habana, Pinar del Río y Juliópolis, auxiliar de la Habana respectivamente, que recibieron la investidura del Delegado Apostólico para Cuba y Puerto Rico Cardenal Arzobispo de New Orleans Monseñor Plácido L. Chapelle.
Les acompañaban numerosos sacerdotes con el R. P. Barnada, Arzobispo de Santiago de Cuba.
En el altar mayor se veneraba la excelsa imagen de la Inmaculada Concepción, y ofició de Pontifical Monseñor Placide Louis Chapelle, con el Padre Francisco de Paula Barnada Aguilar y auxiliados de los Canónigos y sacerdotes y los Secretarios de las altas dignidades eclesiásticas.
El Canónigo Penitenciario Dr. Manuel Espinosa é Inés fue uno de los tres consagrantes y como Maestro de Ceremonias ofició el ilustrado Fray Aurelio, Carmelita Descalzo, que desempeñó su cometido con piadosa misión.
Entre los concurrentes distinguidos debemos mencionar á riesgo de cometer omisiones, á los Secretarios de Estado y Justicia, Gobernación y Obras Públicas, el Gobernador Provincial, Alcalde Municipal, los presidentes del Tribunal Supremo, de la Audiencia, Rector de la Universidad, Director del Instituto de Segunda Enseñanza, de la Academia da Ciencias, el Ministro de los Estados Unidos en Cuba Mr. Squiers y varios Representantes y Senadores, el Cónsul de España señor Márquez, los Jefes de Policía, de la Guardia Rural y Artillería y diferentes comisiones de algunas corporaciones regionales y Centros oficiales.
Una comisión de vecinos de Cárdenas acudió con objeto de felicitar al Padre González Estrada que fué Vicario de aquella Parroquia.
Con ese motivo regalaron al nuevo obispo el anillo pastoral y un precioso báculo. El anillo pastoral era de oro repujado de varios colores con una valiosa esmeralda rodeada de treinta y seis brillantes. Un par de hebillas de oro macizo. El bastón de carey con puño de oro repujado, con alegorías en relieve y el báculo también de oro, cincelado.
Recibió una magnífica cruz pectoral de oro de diez y ocho quilates, en filigrana, con setenta brillantes de gran tamaño, veinte y seis esmeraldas, dos amatistas y cinco topacios, pendiente de una rica cadena de oro macizo, con un artístico pasador en forma de pequeña mitra con las iniciales P. G. E. en diamantes, todo encerrado en un primoroso estuche con la dedicatoria de los que le hacen el obsequio.5
En lo más solemne de la consagración, Monseñor La Chapelle dirigió la palabra á las fieles, pronunciando una sentida oración sagrada que conmovió profundamente al piadoso auditorio.
El acto de la consagración fue solemnísimo y el Delegado Apostólico colocó el báculo y la mitra á los nuevos obispos en medio de la expectación más imponente. La Banda España durante la consagración, lo mismo que á la entrada y á la salida de los obispos, tocó la marcha Infantes en medio de las voces del pueblo que vitoreaban á los nuevos prelados.
Y al finalizar la augusta ceremonia, se cantó á toda orquesta un gran Te Deum, mientras los obispos consagrados recorrían las naves del templo, daban su bendición á los concurrentes que se inclinaban al ver pasar á los dignísimos representantes de la Iglesia.
Como á las doce y media del día comenzaron á desfilar desde las puertas de la Catedral los innumerables fieles que habían asistido á la fiesta católica más grandiosa que ha visto la presente generación en la Habana.
Durante los más de veinte años que ocupó este cargo realizó una fructífera labor, reorganizando el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, que abrió, pues permanecía cerrado desde la guerra de Independencia, y del que salieron los sacerdotes cubanos que hoy rigen los destinos de la Parroquia y demás cargos de la Archidiócesis con gran eficiencia y celo apostólico.
Instituyó las Conferencias y Retiro mensual del Clero, cuya piadosa formación era todo su anhelo. Fundó diferentes asociaciones religiosas. Fomento la enseñanza catequística y las Misiones entre los fieles de su Diócesis.
En enero de 1925 sabemos que el Excmo. Pedro González Estrada, Obispo de La Habana, renunció6 a la Diócesis y el Santo Padre Pío XI le nombró Arzobispo Titular de Attalia. Al mismo tiempo su santidad nombró Administrador Apostólico de la Habana al Excmo. Monseñor Manuel Ruiz y Rodríguez quien era Obispo de Pinar del Río en esa fecha.7
Procedente de Roma y España, llegó apenas un mes después y a bordo del vapor “Alfonso XIII” a la Habana el primero de febrero 1925, Monseñor Pedro González Estrada, Arzobispo Titular de Attalia en unión del Párroco de Nuestra Señora de la Caridad, que le acompañó en concepto de Secretario.8


El virtuoso Prelado fué recibido por el Secretario del Arzobispo de la Habana, Monseñor Alberto Méndez; los Muy Ilustres Canónigos Monseñor Santiago Amigó y D. Pedro Sixto López; los Presbíteros Juan José Roberes y Pedro Enrique Menéndez; el Comisario de la Orden seráfica en Cuba M. P. Fray Basilio de Guerra y numeroso concurso de fieles.
El Excmo. y Rvdmo. señor Arzobispo, Titular de Attalia, después de recibir el saludo del Venerable Clero y fieles y del Inspector General del Puerto señor Andrés Calonge se dirigió al palacio arzobispal, donde fué visitado por Monseñor Ruiz, Obispo de Pinar del Río y Administrador Apostólico de la archicofradía de San Cristóbal de la Habana.
Monseñor Ruiz, había acudido al muelle, en compañía de su Secretario particular P. Feliú, pero tuvo que retirarse bien a su pesar por tener que concurrir a las ceremonias religiosas celebradas en la Casa de Salud “La Purísima Concepción”, del Centro de Dependientes.
De sus vivencias de viaje relata9 en breve, pero gratísima conversación su viaje a España y Roma, asistiendo en la Ciudad Eterna, a la Inauguración de la Exposición Misional, y a las grandiosas ceremonias de la apertura de la Puerta Santa:
“Vengo muy bien de salud, dijo Monseñor — los rigores del frío no me molestaron más que un poco en Roma. En esa ciudad recibí así como en España, múltiples atenciones que mucho agradezco.
Me he enterado con profunda pena, de que aquí se había propalado, que el Santo Padre, no me había recibido. ¡Oh! no, comuniquen, que he sido recibido dos veces por el Papa, abrazándome en ambas audiencias con visibles muestras de profundísimo afecto.
Para el Santo Padre mi más profunda gratitud y mi firme e inquebrantable adhesión a la Cátedra de San Pedro, al Vicario de Nuestro Señor Jesucristo. Todo se ha llevado a cabo conforme a la mayor gloria de Dios y a la de su Iglesia, en la que todos debemos anhelar vivir y morir.”
A partir de entonces pasa a residir a Marianao, en cuya Parroquia siguió ejerciendo el Ministerio con la humildad de un simple sacerdote. Se distinguía por su acendrada virtud.
Sucesos | Fecha |
---|---|
Nacimiento | 2 de julio 1866 |
Sacerdocio (Ordenado) | 8 de junio 1890 |
Primera Misa | 12 de junio 1890 |
Nombrado cura de la parroquia del Calvario | 1 julio 1890 |
Cátedra de Física, Química é Historia Natural del Seminario San Carlos | 7 noviembre 1891 |
Capellán del Colegio del Sagrado Corazón | 22 noviembre 1891 |
Coadjutor de la parroquia de Güines | 30 abril 1893 |
Cura de la parroquia de San José de las Lajas | Junio 1893 |
Capellán director del Hospital de Paula | 31 julio 1893 |
Cura y vicario de Cárdenas | 5 abril 1899 |
Secretario del Obispado | 1 marzo 1900 |
Gobernador eclesiástico del Obispado | 6 septiembre 1900 |
Nuevamente cura vicario de Cárdenas | 12 septiembre 1900 |
Secretario particular de Monseñor Sbarretti | 20 julio 1901 |
Provisor y vicario general del Obispado de la Habana | 4 noviembre 1901 |
Rector del Seminario de San Carlos y San Ambrosio | 1 agosto 1902 |
Provisor y vicario general de los Obispados de Cienfuegos y Pinar del Río. | 5 de abril 1903 |
Se hace público el nombramiento de Obispo para la Diócesis de la Habana | 9 de agosto 1903 |
Consagración como Obispo | 28 octubre 1903 |
Renuncia al Obispado y el Santo Padre Pío XI le nombra Arzobispo Titular de Attalia. | Enero 1925 |
Fallecimiento | 22 de abril 1937 |
En su residencia de Marianao dejó de existir a las cuatro y cuarto de la tarde del 22 de abril 1937 el virtuosísimo Prelado Monseñor Pedro González y Estrada, Arzobispo de Attalia y Obispo que fué de la Habana. Monseñor González Estrada padeció una corta enfermedad, durante la cual no guardó cama hasta tres horas antes de su fallecimiento.
A la una de la tarde se agravó repentinamente, pidiendo los Santos Sacramentos que le fueron suministrados por delegación del Párroco, por el R. P. Juan Manuel de San José C. D., que le administró el Viático y a continuación el R. P. Camilo García, S. J., le administró la Santa Unción y le impartió la Bendición Papal. Minutos más tarde entraba en agonía y se le hizo la recomendación del alma.
En el momento de fallecer se le hizo por el Párroco de Marianao, Presbítero Dr. Belarmino García, el rito de la expiración y se le revistió de todos los ornamentos pontificales. Después se expuso el cadáver en la sala de su residencia particular, en la calle Real número 33, en Marianao, donde permaneció en capilla ardiente hasta las cuatro de la tarde del 23 de abril 1937, día del entierro.
El cadáver fue inhumado en el Cementerio de Colón, en el monumento que tenía allí erigido el ilustre Obispo Espada y Landa.
Los funerales se celebraron, a las nueve de la mañana, en la iglesia parroquial de Marianao, presidiendo el Encargado de Negocios de la Santa Sede, Mons. Liberato Tosti, y oficiando el Vicario General de la Archidiócesis, Monseñor Manuel Arteaga.
Monseñor Estrada murió como había vivido: en la más completa pobreza, no dejando bienes de ninguna clase y sí una gran riqueza de afectos y veneración que conquistó a través de su vida con su actuación edificante y bondadosa.
Descanse en la paz del Señor el egregio Pastor que ha dejado una estela de ejemplarísima virtud.
Al Excmo. y Rvdmo., señor Arzobispo de la Archidiócesis: al M. I. Cabildo Catedral, al Clero regular y secular y familiares del extinto, damos nuestro pésame por tan dolorosa pérdida.
Bibliografía y notas
- Diario de La Marina. Año CV, núm. 97, 23 de abril 1937, p. 1.
- “Los dos nuevos Obispos”. El Fígaro. Año XIX, núm. 33, 16 de agosto 1903, p. 407
- “La querella del Ilmo.. Obispo de la Habana contra un periodista”. Diario de La Marina. Año LXXXV, núm. 238, 26 de agosto 1917.
- “Crónica Católica. Lección de Catolicismo”. Diario de La Marina. Año XCIII, núm. 32, 17 de febrero 1925, p. 5.
- Personalidades y negocios de la Habana
- La fecha de nacimiento avanzada no es definitiva y requiere de confirmación. En ocasión de su nombramiento como Obispo de la Habana la prensa menciona como fecha de nacimiento el 2 de julio 1866. Véase el Diario de La Marina. Año LXIV, núm. 255, 28 de octubre 1903, p.1 ↩︎
- “La Solemnidad de ayer. En la Iglesia Catedral”. Diario La Lucha. Año XIX, núm. 190, 10 de agosto 1903. ↩︎
- “Consagración de los nuevos Obispos”. Diario de La Marina. Año LXIV, núm. 238, 8 de octubre 1903, p. 1 ↩︎
- “En la Catedral. Con agración de tres Obispos”. Diario de La Marina. Año LXIV, núm. 256, 29 de octubre 1903, p. 4. ↩︎
- “La consagración de los nuevos Obispos”. El Fígaro. Año XIX, núm. 44, 1 de noviembre 1903, p. 541 ↩︎
- Puede consultar la “Carta Pastoral del que fue hasta hace poco Obispo de la Habana Mons. González Estrada”. Diario de La Marina. Año XCIII, núm. 36, 5 de febrero 1925. ↩︎
- “Monseñor González Estrada ha renunciado la Diócesis de la Habana”. Diario de La Marina. Año XCIII, núm. 5, 8 de enero 1925, p. 1 ↩︎
- “Ha llegado Monseñor Pedro González Estrada, Arzobispo Titular de Attalia”. Diario de La Marina. Año XCIII, núm. 33, 2 de febrero 1925, p. 1 ↩︎
- “Hablando con Monseñor Pedro González Estrada”. Diario de La Marina. Año XCIII, núm. 34, 3 de febrero 1925, p. 1 ↩︎
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