

Bajo la denominación de Mora y Menéndez se constituyó en la Habana una sociedad mercantil, regular colectiva, con domicilio en la Manzana de Gómez 211 para dedicarse al giro de Corretajes en general, compra y venta de fincas rústicas y urbanas, contratos de arrendamiento, compra y venta de colonias de caña y todo lo demás relacionado con su giro.
Uno de los derivados de la primera guerra mundial fue la abundancia de metálico, la gran cantidad de dinero que había en Cuba.
Lo había, y ello se comprende perfectamente, porque la guerra hizo poco menos que imposible el comercio de importación con Europa, y el de exportación también, y ello naturalmente conllevó a que el metálico quedase sin empleo momentáneamente.
Pero como dejarlo estancado fuera cometer un verdadero crimen, se le buscó empleo.
Y de ahí que una porción de industrias florecieran y se desarrollaran con gran fuerza; y de ahí que los terrenos, gracias a magníficos “repartos” concebidos con gran altura de miras, adquiriesen gran valor y, como consecuencia lógica, que la construcción de casas y de barrios enteros, llegase a hacerse lucrativa y con esto haya adquirido gran vigor el comercio relacionado con la fabricación.
Surgieron grandes negocios, se fundaron grandes empresas, el dinero en fin evolucionó, y evolucionó grandemente, es lógico, y lo es porque fue necesario, que los agentes en general también se multiplicaran y que los existentes, los que se consagraban a buscar buena inversión al dinero de los capitalistas hayan visto aumentar de manera asombrosa sus evoluciones.
Tal ocurrió a los señores Raimundo Mora y Florencio E. Menéndez, corredores, establecidos desde el año 19171 en sociedad, cuyas oficinas estaban instaladas en la Manzana de Gómez y cuyos negocios se extendieron de tan considerable manera que se vieron aquellos señores en el caso, caso insólito, de abandonar alguno tan productivo como el de facilitar dinero en hipoteca por no poder atenderlo debidamente toda vez que reclamaban toda su atención y tiempo otros cuales eran la compra venta de fincas de caña, potreros y fincas rústicas.


Con preferencia se dedicaron a las colonias de caña y potreros habiendo realizado las siguientes operaciones desde que se establecieron, de compra-venta:
Fincas rústicas, colonias de caña y potreros vendidas:
Aguas Nuevas, Arroyos, Bartolillo, Calvario, Chichi, Clementina, Cinco caballerías, Casualidad, Casanova, Central Porvenir, Esperanza, Esnart, Eden Park, Empresa, Fidelidad, Fermina, Flora, Gómez Mena, Góbel, Gratitud, Miras Flores, La Amalia, Pozas, Pirineo, San Juan, San Carlos, San Andrés, San José, Santa Catalina, Jesús María, Suris, Rolando, Tajonera, Vergara.
Estas operaciones sumaron un total de $6.000.000.
La finca “Casualidad”, fué vendida dos veces en $120.000. La finca “Empresa”, fué también vendida dos veces: la primera al central “Australia” y luego al señor Cándido Fernández.
Una importante operación verificada por los señores Raimundo Mora y Florencio E. Menéndez, fue la venta del central “Porvenir” estando hacia 1918 en negociaciones para la venta de dos grandes Centrales.


La sociedad de Mora y Menéndez se estableció con un capital de $600.000. La base principal de esta casa, era la absoluta reserva en todos los negocios.
El señor Mora fué Contador de una casa de comercio; después Contador de la fábrica de cemento “Almendares”, y últimamente Administrador de la “Havana Coal”.
Menéndez era Mandatario Judicial.
Ambos eran muy entendidos en los negocios de corretaje.
No es pues de extrañar que, por las razones apuntadas, el escritorio de los señores Mora y Menéndez, sito en la Manzana de Gómez, departamento 211, se viese concurridísimo por las personas que deseaban bien emplear sus capitales.
Bibliografía y notas
- “Mora y Menéndez”. Diario de La Marina. Año LXXXV, núm. 264, 21 de septiembre 1917, p. 10 ↩︎
De interés: Personalidades y negocios de la Habana
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