La sociedad anónima Nueva Fábrica de Hielo fue constituida en veinte y uno de julio del año 1888 con un capital de origen de $22.000 y su primer negocio consistió en la elaboración de hielo en los terrenos y edificios marcados con el número 34 de la calle de Universidad en la Habana, tomados al efecto en arrendamiento y que fueron adquiridos por ella en propiedad en 1890.
Poco tiempo después de su constitución y para comprar a don Andrés Fernández una fábrica que éste poseía en Puentes Grandes, fue elevado a $150,000 el capital social.
Los años 1888 y 1890 fueron de prueba para la compañía por la dificultad grave para satisfacer sus compromisos hasta el punto de que hubiera llegado a liquidarse de no haber tenido la Junta General de Accionistas el acierto de nombrar Presidente al Excelentísimo señor D. Ramón de Herrera y Gutiérrez, de muy grata memoria para la compañía.
Herrera Gutiérrez haciendo empeño personal de su salvación, mandó reconstruir la represa del río Almendares, destruida por la inundación de 1890, elevó el capital hasta $300,000 suscribiendo de antemano todas las acciones que no pudieran ser colocadas por su valor nominal, anticipó el dinero efectivo para todas las compras de materias primas y demás elementos de la producción.
También pagó el resto de lo adeudado a don Andrés Fernández, con lo que fueron definitivamente adquiridas la finca y la fábrica de Puentes Grandes y finalmente cuando los recursos de la última emisión de acciones fueron agotados y no encontró quien quisiera hacer más desembolsos en concepto de capital para la compra e instalación de la maquinaria de fabricación de hielo en Puentes Grandes se puso íntegramente a disposición de la compañía y le prestó hasta la cantidad de $228,576.02 con lo que demostró, de modo ostensible, su fe en el éxito del negocio emprendido, en la que vivió con igual entusiasmo hasta el luctuoso día 26 de marzo de 1896 en que pagó su tributo a la tierra en Madrid.
Partícipe de igual confianza en el éxito de la empresa, su esposa la Excelentísima señora Da. Manuela Herrera, Condesa de la Mortera, continúo ayudando a la compañía, fallecido su esposo, durante todo el tiempo en que fue necesaria su cooperación.
En la primera Memoria de las publicadas de esta compañía, los accionistas dedicaron un sentido voto de gracias como testimonio de la gratitud de todos y cada uno de ellos al fallecido primer Presidente, Excelentísimo señor D. Ramón de Herrera y Gutiérrez, y a su entonces viuda, la Excelentísima señora Condesa de la Mortera, que, algún tiempo después, pasó también de esta vida.
Al imprimirse en 1925 estas letras para dar a conocer la situación de la compañía, el Presidente, la Junta Directiva, el Comité Ejecutivo y todos los accionistas rememoraron cariñosamente a los extinguidos benefactores de la empresa que, estimulada en sus comienzos por la fe de aquellos en su éxito, llegó a ser un timbre de honor de la industria nacional cubana.
Fallecido don Ramón de Herrera y Gutierrez fue electo Presidente el Excmo. Sr. D. Cosme Blanco Herrera quien sirvió el cargo hasta pocos días antes de su muerte, ocurrida en 25 de marzo de 1918. Sólo obtuvo licencia con motivo de su última gravísima enfermedad, cuando advirtió la imposibilidad material absoluta, por la postración, de trabajar por la compañía.
Inspirado en las propias ideas y con fe no menor que la de su primo, el antes mencionado primer Presidente, D. Ramón, dedicó todas sus actividades y energías a la empresa y venció innúmeras dificultades de todo orden hasta que advino el año 1901 en que fue iniciado el último y verdadero crecimiento de la compañía que culminó con verdadero éxito en sus negocios.
Durante el período de la presidencia de don Cosme fueron adquiridas la estancia denominada Los Cocos y la finca rústica conocida por Molinos del Rey o Valle de San Jerónimo; fueron construidos el primer puente y una carretera que, cruzando sobre el río Almendares, daba salida a la Calzada Real de Puentes Grandes.
Se construyeron así mismo nuevas bodegas y un edificio para embotellar, con una capacidad prevista para 30,000 botellas diarias, cifra que en la fecha de su muerte se había elevado a la de 170 mil, fueron instalada s nuevas calderas y nuevas máquinas para la refrigeración, así como nuevos tachos con capacidad suficiente para la demanda de los productos de la fabrica, llevandose a cabo, en fin, la nueva obra de construcción de la chimenea de ladrillo.
Así mismo durante el período en que presidió el señor Blanco Herrera, fueron tomados por la Junta Directiva, a fines del año 1916, los acuerdos de acometer la ampliación de las fábricas de cerveza «La Tropical» y «Tivoli», y de unir definitivamente la primera de dich as fábricas con la línea férrea de los Ferrocarriles Unidos de la Habana por medio de un ramal.
En esta obra ya se había pensado, como de imprescindible necesidad para el cabal desenvolvimiento de la empresa, desde el año 1898.
En otro orden de ideas, en el período del señor don Cosme Blanco Herrera, (noviembre de 1910) fue aumentado el capital social a $ 3.000,000 con el doble propósito de “financiar” la compra, concertada en 1909, de la fábrica de cerveza denominada “Habana Brewery”, después fábrica “Tivoli”, cuya adquisición definitiva se hizo por escritura de 4 de noviembre de 1909; y de realizar la idea, sugerida por el propio Presidente, de que la compañía tuviese una fábrica propia bastante a proveerla de envases de vidrio.
La primera piedra de esta fábrica, en efecto fue colocada en 11 de noviembre de 1913, y en 1916 ya funcionaba regularmente, encontrándose implantado en ella el sistema modernísimo que tenía por base las patentes Owens.
Los señores accionistas, en acuerdos de su Junta General tomados por aclamación, testimoniaron de modo perdurable su reconocimiento a los dos fallecidos Presidentes, pues resolvieron construir y construyeron dos artísticos monumentos, el del señor Herrera Gutiérrez, a la entrada de la fábrica «La Tropical», y el del señor Blanco Herrera en el parque que llevó su nombre y que estaba situado a la entrada de las Oficinas Generales de la Compañía, en la antigua Calzada de Palatino, a continuación de las cuales radicaban la fábrica de cerveza y hielo Tivoli y la antes aludida de envase de vidrio.
El que fue largos años Vice-Presidente de la compañía, Excelentísimo señor D. Narciso Gelats y Durall, que con tal carácter sustituía en la Presidencia al señor Blanco Herrera al tiempo de su fallecimiento, quedó electo presidente de aquella en abril de 1918 para el resto del bienio 1917 a 1919 siendo reelecto por aclamación para el propio cargo en las dos renovaciones posteriores de la Junta Directiva, la última vez, en la segunda parte de la sesión ordinaria de la Junta General de los señores accionistas celebrada en 24 de abril de 1921.
Siempre convencido de la necesidad de ultimar los trascendentales proyectos de que fue co-iniciador y propulsor en todo tiempo, puede decirse que con su ejemplar tesón ultimó la casi totalidad de las más urgentes de aquellas mejoras encaminadas al incremento de la producción, a facilitar, con la salida de los productos, el desenvolvimiento industrial alcanzado y a su extremo saneamiento financiero, si cabe decirlo así.
En efecto, en 28 de marzo de 1920 y por unanimidad la Junta General de los señores accionistas sancionó la emisión de $3.000.000.00 m.o. contenidos en 30,000 Obligaciones Generales de a $1000.00 cada una, al interés de 7 por ciento anual, y que se entregaron totalmente liberadas a los que en dicha fecha poseían como dueños las 30.000 acciones nominativas de la compañía; y congruentemente, el propio día 28 de marzo de 1920, quedó aumentado por la misma Junta General el capital social a la cantidad de $6.000.000.00 en la expresada clase de moneda.
En 9 de diciembre de 1919 fue adquirido de la sociedad anónima Compañía Industrial Alfilerera un lote de terreno con una extensión superficial de 6,435 metros 37 decímetros cuadrados en lugar próximo a la fábrica Tivoli, barrio del Cerro, delimitada por las calles de Reyes, Paniagua y Empresa y por la Zanja Real.
En 14 de mayo de 1920 fue también adquirida del señor Nicanor del Campo el resto de la finca rústica denominada “Alturas de Almendares”, barrio de la Ceiba, con una superficie total aproximada de 48,306 metros 48 decímetros cuadrados y lindante con terrenos de la sociedad anónima Reparto “Alturas del Río Almendares”, terrenos del señor Kohly, Río Almendares, terrenos del señor Frank Steinhart, terrenos de la Insular Railway Company y estancia “El Cacahual”, de esta compañía, en los terrenos de la fábrica “La Tropical”.
Finalmente en 30 de octubre de 1920 fue así mismo adquirido el dominio de cinco lotes y una parcela de terreno situados en el barrio de Puentes Grandes, con una superficie total aproximada de 11,000 metros y que pertenecían al señor Juan Yanes y González; terrenos colindantes así mismo con los de la fábrica “La Tropical”.
En 20 de octubre de 1921, los miembros del Comité Ejecutivo de la compañía tuvieron la satisfacción, compartida por la Junta Directiva, de ver entrar hasta el fondo de la fábrica “La Tropical” el primer tren de los Ferrocarriles Unidos de la Habana, lo que había sido un proyecto acariciado desde 1898 pero no cumplido hasta ese momento en razón de enormes dificultades surgidas para remover obstáculos de carácter, ya técnico, ya económico.
También fue una feliz realidad la electrificación de todos los departamentos de la antes mencionada fábrica La Tropical mediante la instalación de máquinas generadoras adecuadas y, por tanto, con capacidad suficiente para cubrir no sólo la demanda de nuestros productos industriales en toda la República, sino también la futura, al menos por un dilatado lapso de tiempo, el racionalmente previsible. De la antigua maquinaria solo fueron conservadas tan sólo las tres Refrigeradoras Frick.
La fábrica Tivoli contaba con tres máquinas de refrigeración: dos del fabricante De La Vergne y una de York; y además instaló una nueva máquina generadora del sistema “Unaflow”. En suma contaba esta fábrica con todos los elementos necesarios en la misma extensión que en los de la fábrica La Tropical.
En demostración de que las capacidades respectivas de las fábricas llenaban las necesidades y las que por un largo período pudiera demandar el país, basta insertar los siguientes datos:
- Tachos
- La Tropical: Capacidad 1,000,000 litros semanales.
- Tívoli: Capacidad 360,000
- Capacidad de las dos plantas: 1,360.000 litros semanales.
- Bodegas de Fermentación.
- La Tropical: Capacidad 800,000 litros semanales.
- Tívoli: Capacidad 416,000
- Capacidad de las dos plantas: 1,216.000 litros semanales.
- Bodegas de Guarda
- La Tropical: Capacidad 6,200,000 litros semanales.
- Tívoli: Capacidad 1,567.000
- Capacidad de las dos plantas: 7,767.000 litros semanales.
- Embotellado
- La Tropical: Capacidad 630,000 botellas diarias.
- Tívoli: Capacidad 270,000
- Capacidad de las dos plantas: 900,000 botellas diarias.
Ambas fábricas contaban con espacio suficiente para ampliar esta producción en cualquier momento que fuera necesario, pero dado su volumen, no habría de presentarse esta necesidad por algunos años.
La elaboración de los productos de la compañía se realizaba empleando lo más selecto de las materias primas, y sus cervezas así como la Maltina Tívoli se elaboraban a base exclusiva y única de malta y lúpulo de la mejor calidad.
La elaboración se llevaba a cabo por un cuerpo técnico de sus cerveceros químicos, con la más rigurosa higiene y, como fiscalizador de la elaboración se montó un Laboratorio en el que se analizaban todas las materias primas que se utilizaban y donde se cultivaba la levadura pura; contándose con una instalación completa para el control biológico del aire, mosto, cerveza, levadura, etc.
Los tanques de las bodegas de fermentación y guarda eran de aluminio y de acero. Esmaltados en blanco en su totalidad. Estos últimos eran del fabricante de fama mundial en esta clase de artículos, o sea de “PF.AUDLER”.
Se contaba también con almacenes de capacidad amplia para todas las necesidades de la compañía en ambas fábricas.
Fábrica de botellas
Aunque ya nos hemos referido a ella, es necesario añadir que su capacidad era de 90.000 botellas cada 24 horas y estaba montada con todos los elementos más modernos, siendo su sistema el llamado de OWENS.
Tanto esta fábrica como la Tivoli contaban con ramales de los Ferrocarriles Unidos, por los cuales las tres plantas recibían sus materias primas directamente desde los Estados Unidos por ferry-boats y realizan los embarques de sus productos para las plazas consumidoras del interior de la República.
Referencias bibliográficas y notas
- La Nueva Fábrica de Hielo en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. pp. 816-820
- Personalidades y Negocios de la Habana
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