

Cuando regrese a la lejana Matanzas
para desandar tus usados adoquines
por las vetustas esquinas buscaré
si tuyas dejaste algunas añoranzas.
Pasaré frente a la puerta descolorida
que te vio de niño sostener la pluma
y preguntaré a ella, con urgida duda
donde guardaste aquella hoja perdida.
Miraré los pergaminos de tus versos
para escuchar el latido de las letras
Liberaré en silencio a las claustras
despidiendo sus labios con besos.
Para encontrarte poeta a los rieles
tenderé mi oído en el fugaz aguacero
sobre los férreos quejidos de acero
que una vez llevaron azúcares, mieles.
A la patria, compañero de zafras
Hablaré de tu amor al cubano
Al cantor de campiñas, hermano
Contaré nuestras penas, las nuestras
Sonreiré a la tierra preguntando ¿Ausente?
Para que vuelvas bardo a cantarle
A tu país, mi querido amigo ¡Presente!
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