María Teresa Cabarrocas
Son sus ojos criminales Asesinos, á fé mía, Pues sucumben cada día A su fuego cien mortales Y en aquella faz hermosa Que al verla disipa agravios, Colocó Dios unos labios Mezcla de carmín y rosa
Tras esos labios de niño
Lucen dos líneas de perlas,
Que admiración causa verlas,
Blancas como el blanco armiño.
En su conjunto se encierra Virtud, belleza, elegancia, Muestra palpable ó constancia De que hay querubs en la tierra. Bibliografía y notas
- Del Parnaso, Dos Hijos. Flores del Yucayo, Colección de Bocetos de las Más Bellas Flores del Jardín Matancero. Matanzas: Imprenta Aurora del Yumurí, 1884.
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