Pons Cobo y Cía. fue la firma sucesora de Pons y Cía. S. en C., habiendo prestado sus componentes cooperación por más de 25 años en el negocio. El origen de esta gran casa remonta al año de 1866 en que fue fundada por Ignacio Pons, al que más tarde se asoció su hermano Jaime Pons y giró bajo el nombre de “Pons Hermanos” hasta 1893 en que se modificó y tomó el de “Pons y Cía., S. en C.”
El negocio a que desde su fundación se dedicó esta firma fué el de Materiales de Fabricación en general, ampliándose grandemente con el transcurso del tiempo, agregándosele un extenso surtido de esos artículos y muy especialmente los Artículos Sanitarios, pudiendo afirmarse que llegó a ser la casa más importante en su giro y también la más antigua, gozando merecida fama de seria y muy cumplidora en todas sus transacciones, por lo que su crédito dentro y fuera del País, obtuvo la más alta calificación.
El volumen de los negocios de esta acreditada casa, que aproximaba al millón de pesos anuales hacia 1924, en su mayoría eran artículos importados desde los Estados Unidos, España y otros países, y también de los que se producían en el país, siempre teniendo en existencia los de la mejor calidad, pues era siempre su norma lo mejor.
Para que se tenga una ligera idea de la importancia de esta casa en sus distintas manifestaciones, reproducimos unas fotografías tomadas de algunos de sus departamentos, en los que se aprecia el orden y atención cuidadosa que eran norma de conducta de esa casa y pueden citarse con orgullo haciendo honor al país donde radicaba.
Muchos más detalles podrían mostrarse para dar a conocer gráficamente la actividad y movimiento comercial de tan importante casa, pero no dejaremos de consignar el que entre sus Almacenes, Salones Muestrarios, Oficinas, etc., ocupaba una superficie de terreno que se aproximaba a los cinco mil metros cuadrados y en el corazón de la ciudad, cuyo detalle por sí solo, es un dato elocuente de la importancia de esa respetable entidad comercial de la Habana.
Sus componentes Directores eran: Ignacio Pons y Gomis, hijo del fundador; Julián Cabo Gordon; Antonio Reymondez y Corral, los tres Gerentes, Alejandro Bon Fandiño, Socio Industrial y Cajero y los señores Martín M. Lynch y Manuel Fernández Baltrons, Apoderados, contando además con un personal inteligente y antiguo para los distintos departamentos de la casa.
Julián Cobo desde la Galería de Personalidades Montañesas en 1924.
Yo me imagino que siendo niño aún, don Julián Cobo vió cruzar por su pueblo de Santibáñez de Villacarriedo una abigarrada caravana de gitanos. Nadie en el lugar sabía de dónde venía ni a dónde iba; la caravana bohemia pasaba entre estos dos inquietantes misterios.
Sólo se sabe que en su éxodo por el tranquilo lugarejo montañés, la errante gitanería despertó a su paso todos los rumores que parecían dormidos en la paz del ambiente.
Llevaban un carro conducido por un caballejo de la más escuálida anatomía; dentro del carro se hacinaba un misérrimo botín del más heteróclito linaje, y detrás caminaban las mujeres cargadas con sus churumbeles al costado, acompañadas por los gitanos de la tribu, hombres de cuerpo cenceño, de ojos soñadores y de revuelta cabellera negra.
Al paso de la caravana trashumante los vecinos se asomaron curiosos a las puertas, mientras los mozucos de Santibáñez seguían de cerca a los gitanos con sus pupilas asombradas.
De pronto una gitana, la más vieja, la más sabidora, hubo de acercarse a uno de los rapaces con aire trasonado y le dijo: “Ven acá, resalao, carita de nardo ¿quieres que te diga la buenaventura? Anda, dame tu mano, y pon en ella una perruca pa los churumbeles…”
La adivinadora entonces permaneció un momento pensativa. La mano del mozuco aquel era una mano de destino. La gitana se quedó contemplándola absorta, con una muda delectación de quiromante.
— Tú tienes una mano — le dijo — en la que están grabadas todas las lineas que conducen al éxito. Posees las dos cualidades que cuentan en la vida: la voluntad y la perseverancia. Tú llegarás donde te propongas. Tienes una energía incalculable. Serás lo que quieras ser. El tiempo trabaja contigo y tú con tu mano fuerte pulsarás las horas de tu existencia.
Vas a hacer pronto un viaje lejano por mar. Al término ele este viaje hallarás con tu trabajo incansable la suerte que te espera y que, como mujer, sólo se da a los hombres que tienen constancia para cortejarla. Tendrás riquezas; lograrás el respeto y la consideración social; serás un personaje de relieve en las tierras donde te lleve tu sueño de ambición y de poder.
Se alejó entonces la vagabunda con andar presuroso para alcanzar la tribu distante, y el muchacho rubio, de ojos azules quedó atrás, turbado en la soledad del camino.
Pocos días después el señor don Julián Cobo embarcaba con rumbo a Cuba. Vino a América a los 15 años de edad. Tiene actualmente 51, pero representa ser mucho más joven por su aspecto recio y saludable y su vigorosa complexión.
A pesar de lo mucho que ha trabajado, de lo mucho que ha peleado con la existencia en condiciones difíciles, en un clima tan debilitante como el del trópico, este hombre es de una perpetua juventud. Tiene una vitalidad asombrosa. Correcto y caballeresco, afable siempre, diríase que la vida le ha saturado de un sutil y equilibrado optimismo. Ni una arruga en su cara, ni una huella amarga en su espíritu.
Don Julián Cobo vino solo a Cuba, colocándose de aprendiz en la fábrica de dulces “La Ambrosía”, cuyo dueño era montañés. Allí estuvo durante seis meses, entrando después de muchacho para todos los trabajos en la casa Pons Hermanos, que hoy es Pons, Cobo y Cía. Lleva, pues, trabajando incansablemente en esta gran casa de la calle de Egido, 36 años día tras día.
El que entró entonces de muchacho para todo, hoy es el amo; hoy es socio gerente y la casa lleva su propio nombre. Pero no hay que pasar sobre este episodio con sandalia ligera. Nosotros vemos ahora la piedra en lo alto. Mas no paramos nuestra reflexión en considerar el penoso esfuerzo que ha costado elevar la piedra hasta esa altura.
Nosotros vemos a veces la carrera de un hombre que llega a la meta triunfante. Pero no reflexionamos en los innumerables obstáculos que ha habido que salvar y vencer. Generalmente sólo apreciamos el resultado, nunca el lento, callado y sufrido proceso de inteligencia y de labor perseverante hasta lograr el fin.
Calcúlese lo que representa de energía, de capacidad dinámica la labor de treinta y seis años consecutivos en la misma empresa, entregado a la obra desde por la mañana hasta las once de la noche, y se tendrá una idea de la asiduidad laboriosa de este hombre duro y tenaz.
Dijérase que desde muy niño nuestro admirado paisano se había aliado con el tiempo y en vez de dejarle marcadas sus injurias le ha conservado en una permanente vitalidad.
Actualmente la casa de los señores Pons, Cobo y Cía., es la única en Cuba en su especialidad. Hoy él es el jefe de ella, y el dependiente de ayer manda en la actualidad a más de cuarenta dependientes que trabajan a sus órdenes.
El mozuco que saliera un día ya lejano de Santibáñez de Villacarriedo, pobre y solo es ahora un comerciante respetable y rico al frente de una casa, la primera en Cuba, de material en general para fabricación y especialidad en artículos sanitarios, de los cuales tiene las mejores representaciones extranjeras.
La importancia extraordinaria a que ha llegado en toda la Isla la firma Pons, Cobo y Cía., puede medirse por el volumen total de negocios anual, el cual alcanza la considerable suma de 800.000 pesos. Es la mejor casa en su ramo; puede decirse que la única, puesto que ella sola abarca todo el negocio de su especialidad.
Cuando se entra en aquellas grandes y modernas oficinas de la calle de Egido y se observa el movimiento atrafagado de todo su personal, el valor de todas sus existencias y la constante y compleja actividad de aquella vasta organización económica, se tiene en seguida la sensación de que esta casa que visitamos y que gira hoy bajo la razón social de Pons, Cobo y Cía., es sin duda alguna la más alta entidad comercial en su clase.
Está casado nuestro distinguido comprovinciano con la bella, elegante y respetable señora doña Julia Fernández, dama de la más selecta sociedad cubana altamente estimada por sus exquisitas cualidades de corazón y de espíritu, y emparentada con nuestro entrañable amigo, el genio tutelar de esta revista, doctor don Celedonio Alonso y Maza.
El señor don Julián Cobo, es vocal de la Beneficencia Montañesa y actualmente vicepresidente de la Asociación de Dependientes, habiendo sido presidente de la Comisión de obras durante la construcción del soberbio edificio de esta Asociación, en compañía de nuestro venerable comprovinciano don Emeterio Zorrilla.
Han querido postularlo para la presidencia de la Beneficencia Montañesa, la gran institución filantrópica que es honra y orgullo de nuestra Colonia, pero don Julián Cobo, ha rehusado modestamente el nombramiento, basándose en sus muchas ocupaciones. Nuestro respetable paisano es uno de los miembros más connotados y prominentes de nuestra Colonia en la Isla de Cuba.
Ha visitado varias veces la Montaña; en los primeros diez años de residencia aquí, fué tres veces a la tierruca, y luego ha vuelto sólo una vez hace dos años.
He aquí al hombre: un tipo de buen mozo montañés; bigote rubio, recortado; ojos azules, pelo gris y abundante sobre una cabeza grande, inteligente.
El es el mozuco de la buena ventura, el que ya traía en su mano al venir a Cuba todas las posibilidades de triunfo, por que venía acompañado de una indomable tenacidad, de un poderoso espíritu de asiduidad y constancia en su trabajo honrado, y esas son cualidades que rara vez dejan de exaltar a un hombre a sus exhalados fines, sobre todo cuando ese hombre es como nuestro querido coterráneo don Julián Cobo, la personificación de la inteligencia metódica, de la hombría de bien y de la caballerosidad sin tacha ni límite.
(Del “Libro de Oro de la Montaña”, próximo a publicarse)
Referencias bibliográficas y notas
- Pons, Cobo y Cía. en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925, 863.
- Arruza, J. Amber. “Galería de Personalidades Montañesas: señor don Julián Cobo.” La Montaña, Julio 20, 1924.
- “La casa de Pons, Cobo y Cía. y los productos de la casa Mott.” Revista Social. Vol. 15, núm. 10, octubre 1930.
- Personalidades y Negocios de la Habana.
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