La Prensa Periódica
Es valiosa la prensa manzanillera dada la importancia económica de aquella gentil población cubana. Posee Manzanillo cuatro diarios de gran circulación: La Defensa, La Tribuna, El Debate y La Montaña.
El más importante es La Defensa, que se edita en una modernísima “Dúplex” y posee, además, amplios talleres de obra. Fue fundada esta publicación por el viejo periodista coronel Antonio Bello Rendón y actualmente la dirige el señor Filiberto Agüero y administra el señor Ramón Ros. Este periódico defiende las doctrinas conservadoras.
La Tribuna es periódico independiente que dirige el joven Alfonso Sánchez Quesada, concejal del Ayuntamiento; lo administra el señor Francisco Quesada. Este diario lo fundó el doctor Belisario Rodríguez Baldoquín y en la actualidad goza de muchas simpatías.
El Debate es el decano de las publicaciones manzanilleras. Lo fundó el batallador periodista Sr. Sebastián Planas Mojena en momentos muy difíciles para este distinguido panfletario. Es de política liberal y por esta institución política ha librado recias campañas.
La Montaña, de reciente fundación la dirige el escritor Francisco Rodríguez Mojena, periodista culto y viril. Los editoriales de este diario gustan mucho. La prensa de esta capital más de una vez los ha comentado favorablemente.
De vez en cuando surgen periódicos de combate. Pero son ocasionales y duran lo que la posición que lo inspira.
Los Intelectuales
En la hora presente la figura de más alto relieve intelectual nacida en Manzanillo, si bien hace unos cuantos años no reside en aquella ciudad, es la del doctor don Santiago Rodríguez Góngora, médico de gran reputación y escritor de fácil pluma y muchos quilates: él tiene dos o tres novelas inéditas, y ha publicado varios folletos y artículos notables.
Donde está el nervio intelectual es en la juventud. Allí se distinguen por su cultura y labor Francisco Rodríguez Mojena, poeta, pedagogo, escritor de relieve, orador de palabra galana y culta; Pedro Alejandro López, autor de “Las horas vivientes” prosista vibrante, periodista a la moderna, culto y de gran soltura de pluma…
Luis Felipe Rodríguez, literato exquisito, autor de tres libros publicados de notable factura artística y que la crítica ha consagrado: ahora tiene en prensa los “Cantos del corazón amoroso”, también tiene varias comedias escritas.
Después descuellan los señores Librado Reina, Rogelio González, Ricardo González, Juan Francisco Sariol, Ángel y Braulio Cañete Vivó, José E. Soler, Julio Girona, José Estrada Pantoja y América Betancourt Céspedes ya con una personalidad propia y definida. Hay otros jóvenes prometedores como Galileo Antúnez, Escala Millán y otros.
Párrafo aparte para Manuel Navarro, poeta brillante y autor del libro “Ritmos Dolientes”, una bella esperanza creadora y también para Miguel Galliano Cancio, inspirado poeta, a quien recientemente, y con motivo de su designación de miembro correspondiente de la Academia Nacional de Artes y Letras, se le rindió merecido homenaje de admiración por la sociedad manzanillense que él honra con su talento.
La Revista Orto.
Nueve años acaba de cumplir ahora la bella revista manzanillera “Orto”, fundada y mantenida por el artista Juan Francisco Sariol, prosista exquisito y poeta de fácil estro.
Para los indiferentes y los escépticos no significa nada que una revista se mantenga enhiesta la bandera del ideal literario en un medio hasta cierto punto refractario a esas lides espirituales; pero para los que gozamos interiormente cuando vemos que la juventud labora y triunfa y logra realizar nobles empresas, los nueve años de vida de esta gentil revista, en torno de la cual se congrega lo que más vale y brilla intelectualmente en Manzanillo, es algo que merece unas prosas de loa y un sincero reconocimiento.
Vaya nuestro parabién al compañero Sariol y a los paladines que le acompañan en su bella cruzada intelectual.
A Modo de Cuento por Marietta Vázquez Pérez
La envidia es ciega,
Por eso el envidioso naufraga.
En la ciudad de… conocí dos individuos llamados Odelín y Hervé, personas de alta posición social y monetaria, uno más que otro en ambas materias.
Odelín era un hombre, demócrata, llano, modesto, sincero, a pesar de ser su capital mayor que el de su amigo Hervé y siendo objeto de muchas y finas atenciones por parte de lo que más brillaba socialmente en aquella ciudad, mientras que Hervé, estaba constantemente bajo la acción de la venenosa Envidia. Este luchaba, se sacrificaba en ocasiones por igualarse en todo a Odelín.
¡Cuántas veces creí que sufriendo los continuados embates por el formidable monstruo de siete cabezas llamado: “Ignorancia”, llegaría hasta el crimen!
Pues no hay que dudarlo, la “envidia” es solo hija de la “ignorancia”; y Odelín que como ya deje dicho, era un ser que demostraba tener un alma grande, donde se fundían aspiraciones condensadas en la Caridad, el Amor y la Ciencia y debido a su generosidad, no se daba cuenta de las terribles garras de que era presa Hervé al que muy bien podemos llamar infeliz, desgraciado; pues no deja de serlo quien no vive en paz con Dios y el mundo porque no me negará nadie que la “llave del pensamiento la tiene Dios”, el, desde su hermosa mansión lo vé todo; él lee en nuestra mente todas nuestras ideas.
Así pasaron varios años, Odelin, siendo siempre modelo de generosidad; mientras que Hervé seguía su senda, no de nivelarse al buen Odelín, sino de superarle creyendo de ese modo vivía mejor, resplandeciendo, brillando; pero: ¡de que modo!
Restándole paz al alma, y consuelo al corazón; y no pensando como Odelín; “fructificar la fecundante polen de la caridad, para ir, entre bellísimas flores y con la bendición de los seres, al seno de amantes brazos a gozar de las tan ansiadas venturas de paz del sublime Arquitecto del Universo.
Pero sucedió en cierto lapso de tiempo que Hérvé llegó al último grado de sacrificio que la envidia puede inducir a un ser humano; y naufragó en el mar de la vida; si, perdió su fortuna, y con ella las relaciones con las personas de alto rango, todo el mundo lo despreció, a cuantas puertas llegó las encontró cerradas…
…pero, como siempre hay un corazón noble y generoso que se compadezca de la infelicidad, y la desgracia, así rodando aquí y allá dió con su antiguo amigo Odelín, que con buen agrado y gran compasión, le tendió su mano dispuesto a socorrer al desdichado Hervé, quien por primera vez en su vida exclamó:
¡Un acto de bien, es una perla que brilla siempre en el espacio!… por eso tú, mi buen Odelín, disfrutas tanto en esta vida como en la otra de una tranquilidad no interrumpida, de una felicidad grande y una dicha hermosa y sublime.
A lo que contestó Odelín, Hervé: solamente he cumplido con el más sagrado deber terrenal, y prométeme que desde hoy te regenerarás, porque no todos somos dichosos “porque sí”, ni otros son mártires por un capricho de la veleidosa suerte, esto es de todo punto imposible, el dolor de hoy, responde a los desaciertos de ayer.
Si en lo sucesivo sabes practicar la caridad como es debido, será más tarde Ia estrella luminosa que te guiará por el camino del progreso.
Para terminar diré, que Odelín, hizo de Hervé un hombre modelo, le dió de lo que tenía: dinero, moralidad y un poco de buen corazón.
Yo os invito mis bellas lectorcitas y benévolas lectores, para que imitemos a Odelín, abrigando en nuestros pechos el noble sentimiento del bien para encontrar paso franco y florido en nuestra peregrinación por la tierra y más tarde la felicidad espiritual en los espacios del infinito.
Marietta Vázquez y PEREZ
Manzanillo, 1919.
¡Padre!… por Manuel Navarro
¡Padre! ¿por qué sendero, errabundo y doliente caminas, azotado por el invierno crudo?… ¡Ha tiempo que al enigma impenetrable y mudo, le interroga mi duelo con inquietud creciente… ! Era muy niño cuando una tarde saliste dejándome muy negros y profundos pesares. Surcaste la infinita procela de los mares, con el semblante alegre y con el alma triste. Intentó la miseria acariciar mi infancia; mas encontróse un muro soberbio de granito, y penetrar no pudo en mi tranquila estancia, augusta como un templo, sagrada como un rito. Ya soy hombre… La vida en vano me maltrata, siempre altiva la frente, al horizonte miro. El deber angustioso, en cuyo torno giro, más me enaltece cuanto más me oprime y me mata. ¡Aun no has vuelto! ¡Quién sabe por qué ruta de abrojos caminarás, ¡oh padre!, caminarás perdido!... Quién sabe si en la sombra, por el dolor rendido, la muerte habrá cerrado, para siempre, tus ojos. Si aun tu corazón late, si aun en la tierra moras, recibe, en el camino donde gravas tus huellas, el halago perenne de todas las auroras, y la eterna sonrisa de todas las estrellas. Manzanillo. Manuel NAVARRO.
Bibliografía y Notas
- Parte 3 — “Manzanillo Cultural: La Prensa Periódica, Los Intelectuales, La Revista Orto…”. El Fígaro Periódico Artístico y Literario, Año XXXVII, núm. 1, 2 y 3, 1920, pp. 20-21.
- Parte 1 — Pareja Lamas, Ricardo. “Al llegar a Manzanillo y después…”. El Fígaro Periódico Artístico y Literario, Año XXXVII, núm. 1, 2 y 3, 1920, pp. 17-18.
- Parte 2 — López, Pedro Alejandro. “La Gema de Oriente”. El Fígaro Periódico Artístico y Literario, Año XXXVII, núm. 1, 2 y 3, 1920, pp. 18-19.
- Municipio de Manzanillo
- Provincia de Oriente.
Deja una respuesta