Hace aun pocos días, en nuestro último paseo á la capital, fuimos invitados por un amigo a hacer una visita á La Honradez acreditada fábrica de cigarros de los Sres. Susini é Hijo y fué tal el placer que experimentamos ante el buen orden observado en su administración, y en lo bien montado del establecimiento, sin rival en toda la Isla, que nos propusimos dar á los lectores de la Aurora una ligera descripción de cuanto en él estábamos viendo, seguros de que habrían de agradecernos nuestro trabajo. Vamos hoy á cumplir nuestro propósito.
Es tan rara en este país, notable sin embargo por mas de un concepto, la existencia de talleres cuya magnitud no dañe á su buen orden, y cuya riqueza no esté en abierta oposición con su elegancia, que solo ante la evidencia material de los hechos podíamos dar crédito á lo que se presentaba ante nuestros ojos cuando recorríamos distintos departamentos de la fábrica que visitábamos.
Lo bien dispuesto de los talleres, la perfección y magnitud de la maquinaria allí empleada, y la vigilancia continua que despliegan los jefes de la casa para evitar todo abuso y prevenir toda clase de males que pudiera ocasionar el menor descuido en un establecimiento tan vasto, honran altamente y hablan mucho en favor de la energía de los señores que han estado al frente de la fábrica La Honradez.
Esa serie de trabajos y de asiduidad invertidos durante muchos años para llegar á la perfección que hoy prevalece en toda la casa, si en otros países industriales son dignos de aplauso, entre nosotros merecen bien despertar la admiración de los que saben apreciar en su justo valor todo lo que indique el adelanto de un solo paso en la senda del progreso manufacturero.
Y no somos nosotros únicamente los que nos dejamos llevar de una satisfacción que pudiera tacharse de parcial: ya desde mucho antes, uno de los Sres. Redactores del Cuban Herald, muy acostumbrado sin duda á ver prodigios de constancia y de adelantos en países clásicos de establecimientos sorprendentes por su magnitud y por la perfección de sus trabajos, había consignado en un articulo bastante extenso el asombro que le produjo el examen de esa fabrica gigantesca. (Este calificativo es suyo). Sus bien escritas líneas nos servirán de norma en esta reseña, y así tendrán mas crédito nuestras palabras.
Situado en un espacio comprendido entre las calles de Cuba, San Ignacio y Sol, se asemeja en su interior á una ciudad en miniatura, y daría que envidiar á la oficina municipal mejor montada. Todo allí está prevenido, á todo se atiende, y ni el último rincón de la casa puede escapar á la vigilancia constante de los jefes del establecimiento.
En él se encuentran impresores, litógrafos, maquinistas, herreros, carpinteros, etc., cada cual atendiendo á su cometido, y cooperando todos, con utensilios excelentes, à la preparación de los tan populares cigarros de la fábrica. Solo así se comprende la importancia que ha llegado á adquirir esta, y el crédito inmenso que ha sabido conquistarse en los principales mercados del mundo.
Apenas entra uno en el edificio por la calle de San Ignacio, se presenta á su vista el escritorio de la administración, montado con un gusto y un orden notables, y proporcionado al inmenso tráfico que tiene bajo su inspección inmediata.
De allí se comunican órdenes toda la casa por medio de un perfecto, aunque sencillo aparato telegráfico, obteniéndose de este modo no solo la seguridad de su mas exacta observancia, sino también la mas completa uniformidad en las operaciones de todos los departamentos. Cada uno de ellos parece obedecer á una rueda especial, que, como las demás del establecimiento, cede á la acción central de una rueda principal y única colocada en las oficinas de la administración.
En el salón bajo, o departamento de maquinaria, se encuentran máquinas adaptadas á los usos mas distintos, entre las cuales figura notablemente una prensa destinada á estampar marcas sobre madera. Dicha prensa, por medio de un mecanismo sencillo, pero ingenioso y original, deja estampadas las marcas con un brillo Ꭹ buen efecto notables, sin la rudeza é imperfección de las que se hacen al fuego, y proporcionando la gran ventaja de un ahorro importantísimo de tiempo.
El departamento de tonelería ofrece á su vez motivos de elogio, no solo por la rapidez con que se preparan y se arman los barriles, sino también porque nada dejan que desear en cuanto a perfección.
Hay en él, además de una sierra circular, dos máquinas para aplanar, ya las duelas, ya sus costados y otra para hacer los fondos de dichos envases, que quedan á prueba de aire y de agua.
Allí existen también una máquina para cortar picadura y una prensa hidráulica para aprensar la que está destinada á la exportación. El taller de carpintería en nada desdice de los demás de la casa.
El segundo piso está destinado a las impresiones para el uso del establecimiento, para cuyo efecto cuenta la fábrica con una imprenta completa, notable no solo en tipografía, sino en máquinas litográficas. Las muestras de litografía iluminada que tuvimos ocasión de examinar, igualan á lo mejor que hemos visto en este género, y su surtido para cajetillas comprende cerca de 3.000 modelos distintos, algunos de ellos muy bellos y perfectamente acabados.
Ciento cincuenta hombres, según creemos, todos los cuales duermen y comen en el establecimiento, se hallan ocupados en el departamento de encajetillar cigarros: como 400 tareas se reciben diariamente por término medio, las cuales á razón de 5064 cigarros cada una, representan un consumo diario de 84.000 envolturas.
La dotación interior de la casa asciende, como hemos dicho, á ciento cincuenta individuos, de los cuales 85 son chinos y 10 yucatecos, hallándose además ocupados fuera de la casa en trabajos para la misma como mil personas mas. Los soldados de la guarnición empleados en la hechura de los cigarros reciben mensualmente cerca de $15,000!!! por dicho trabajo.
Todo está previsto en esta fábrica, notable bajo todos aspectos, y para que nada se escape al ojo siempre vigilante de su administración, se ha puesto en planta un sistema sencillísimo y muy exacto para comprobar el número de cigarros entregados por los soldados, que sirve á la vez como comprobante del trabajo de los chinos envolvedores, y que impide la sustracción hasta de un cigarro por cualquiera de ellos, cuya falta de honradez pudiera incitarlo á cometer semejante falta.
Esta fábrica, modelo de buen orden, no podía haber olvidado esas pequeñas atenciones necesarias para evitar males, cuya causa estriba las mas de las veces en descuidos imperdonables, y da gusto observar el tino que ha presidido á la construcción del departamento destinado á dormitorio de los chinos empleados en la casa.
Ocupa este un espacio de 50 pies cuadrados, claro, ventilado, y reina en él un aseo y hasta un gusto que encantan, si se atiende al poco esmero con que se cuida entre nosotros de esas comodidades, miradas como superfluas por almas en extremo egoístas.
¡A cuántos grandes propietarios de fincas y establecimientos industriales y manufactureros quisiéramos poner en frente de las largas filas de literas cómodas, arregladas con perchas que sostienen las barras á que están sujetos á su vez los lienzos que forman las camas de los chinos operarios de la fábrica La Honradez de Susini é Hijo!
Seguramente, si su conciencia no está sorda á las reconvenciones justísimas de una conducta poco humanitaria, habrían de bajar la cabeza, y acercar repetidas veces las manos á sus pechos en señal de contrición.
El sistema de castigos con que se pena la falta de los empleados chinos, es digno también de fijar la atención, y consiste principalmente en multas, de las cuales la mas severa se aplica á los fumadores de opio.
Cada chino cogido en flagrante delito paga una onza; los sorprendidos en el juego pierden el dinero que se halla empeñado en la partida, y todas esas sumas se invierten en billetes de la Real lotería por cuenta de la dotación de asiáticos, repartiéndose sus premios entre todos en caso de salir favorecidos con la suerte. De este modo se aleja cualquier sospecha de lucro que pudiera recaer sobre los jefes de la casa.
Vamos a terminar esta reseña, corta si se atiende á lo mucho y muy digno de elogio que dejamos sin especial mención, pero que no nos permite extender mas el pequeño espacio de que podemos disponer. No lo haremos, sin embargo, sin llamar muy eficazmente la atención sobre los medios puestos en planta por los activos dueños de la fábrica para evitar cualquier desorden interior y prevenir los estragos del fuego en las altas horas del sueño.
Un sereno está obligado á visitar de hora en hora durante la noche todos los departamentos de la fabrica, y para asegurar el cumplimiento de dicha disposición, hay una esfera, especie de reloj, que se comunica por telégrafo con todos los cuartos.
Al entrar en cada sala, debe el sereno tocar el botón que comunica con la esfera, demostrando con esto, sobre ella, que está desempeñando sus funciones, y percibiendo la administración en la misma esfera su falta, en el caso de dejar de cumplir con su deber.
Este reloj eléctrico va á ser reemplazado en breve con un aparato nuevo acabado de recibir por el vapor inglés, y que posee la inmensa ventaja de no poder descomponerse, de marcar con una exactitud matemática todas las rondas del sereno durante la noche y de indicar la hora y minutos á que empieza cada ronda, la hora y minutos en que se visita cada departamento y la hora y minutos en que la ronda queda terminada.
Veamos su modo de funcionar.
El nuevo aparato empleado en cerca de 225 establecimientos públicos de Francia, Rusia, Italia, España, y aun en Chile, se compone de un cronómetro y de unos cuadros de metal, cada uno de los cuales se coloca en los varios puntos por donde debe pasar la ronda.
A su entrada en cada salón, debe el sereno aplicar el cronómetro sobre el cuadro, de manera que una punta de acero que contiene éste, penetre al través de una abertura situada en el fondo de aquel, tocando un aparato que imprime la hora de la visita sobre un cuadrante interior invisible.
El cronómetro está cerrado con llave å fin de que no pueda el sereno alterar sus movimientos interiores, imposibilitándole así de engañar á sus principales, y deberá ser presentado cada mañana en el escritorio al encargado del departamento. Una vez abierto, indicará todos los pasos del sereno durante la noche, y se obtendrá una seguridad de que ha llenado satisfactoriamente su deber.
Una bomba de vapor, con 800 pies de manguera, que puede arrojar y conducir el agua á cualquier lugar del establecimiento, y un magnífico pararrayos de la acreditada fábrica de los Sres. Battles y Webster, resguardan el establecimiento de los horrores del fuego y de los estragos de las descargas eléctricas.
De la “Aurora del Yumurí” de Matanzas. Septiembre 1862.
Bibliografía y notas
- “Estracto de la Aurora del Yumurí de Matanzas, septiembre 1862”. Real Fábrica La Honradez. Gran Manufactura de Cigarros de Luis Susini é Hijo. Publicaciones de la Prensa Periódica. 2da. Edición, Habana, Imprenta y Litografía Particulares de la Real Fabrica La Honradez, 1865, pp. 9-13.
- Personalidades y negocios de la Habana.
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