
Don Avelino González, obtuvo el éxito mercantil, y fue un ejemplo del que podían aprender mucho quienes, poseídos del lógico afán de mejorar su condición, aspiraban a abrirse camino en el mundo de los negocios; y fue un ejemplo, porque enseñaba a vencer obstáculos y no arredrarse ante contrariedades.
Venció unos y no se dejó arredrar por las otras el señor González. Véase cuáles fueron sus comienzos.
En 1905, y con un capital modesto, no mayor de cinco mil pesos, Don Avelino González se estableció por su cuenta en la calle de la Lealtad, número 102, dedicándose a la fabricación de envases para tabaco, y estableciendo un taller de carpintería al efecto y al mismo tiempo para aceptar otra clase de trabajos.
Luchó tenazmente. Dedicó todas sus energías a la casa por él fundada, y el negocio pronto tomó gran incremento y rindió pingües utilidades.
Fueron éstas de tal calibre que el señor González se vió obligado a ampliar su campo de acción; y al efecto adquirió, en la respetable cantidad de $72.000, los terrenos que ocupaban en la Calzada de Vives, número 135, los señores Planiol y Cajigas.
Esta operación se realizaba en 1908, es decir, a los tres años de haberse establecido el señor Avelino González.

En los terrenos adquiridos levantóse un gran taller de maderas, dotado de maquinaria modernísima, en el cual tenían ocupación algunos centenares de obreros. Después de este que podemos llamar primer gran triunfo, sufrió el señor González el enorme contratiempo de ver cómo un formidable incendio reducía a cenizas el taller, el edificio y las existencias.
El siniestro ocurrió en 1914, y en él perdió el señor González la cantidad de $74.000. No se desanimó aquél, y reedificó lo destruido por el voraz elemento.
Continuó sus negocios: establecióse nuevamente en el mismo giro de madera, pero dedicándose exclusivamente a la importación de maderas del norte y del país, y a la importación de barros.
Y así, con tesón y constancia ejemplar, sin arredrarse por contratiempos, y poseído de la misma fe de siempre, aquella que le guiara en sus primeros pasos en la senda de los negocios, Don Avelino González ha visto extender cada vez más sus operaciones y ha visto cómo se han multiplicado sus ingresos hasta llegar a alcanzar una sólida posición comercial apoyada en la más absoluta solvencia.

El edificio de 1918 estaba dividido en varias naves, alguna de ellas alquilada. Ocupaba una extensión de cuatro mil metros, y tomaba la Calzada de Vives desde Carmen a Rastro.
La madera a cuya importación se dedicaba especialmente, con preferencia a otras, era el pino blanco y la tea.
La cifra que arrojaba la importación de maderas del norte y del país era elevada. La de maderas del norte alcanzaba de seis y medio a siete millones de pies. Y la del país fluctuaba entre un millón y medio a dos millones.
La casa vendía en toda la Isla, la que recorrían constantemente dos expertos viajantes. El número de obreros y empleados ocupados en la casa era de diez y seis.
Y las operaciones de carga y descarga de maderas se realizaban con facilidad pues solo una calle separaba el almacén del Ferrocarril del Oeste, y a dos cuadras de distancia estaban los muelles de Tallapiedra.

D. Avelino González
Hoy (10 de noviembre 1934) está de días don Avelino González Sarabia, Presidente de la Asociación de Dependientes y destacada personalidad de la colonia española de Cuba, a cuya ejecutoria, desde 1933, debe la entidad nombrada la nueva etapa de afianzamiento económico y social a que en varias ocasiones hemos aludido en estas columnas.1
Al destacar la fecha y hacer votos por la salud personal del distinguido amigo, saludamos también a su hijo, el joven Avelino González Fernández, y a su estimada familia.
Don Avelino no recibirá. Guarda todavía luto de su señora madre, y dadas las relaciones de amistad que le unen a distinguidos elementos de la Habana, en el orden oficial y personal, lo hacemos público, ya que por la circunstancia apuntada habrá que hacer un paréntesis en la costumbre de visitarle cada año por esta fecha.
Bibliografía y notas
- “D. Avelino González”. Diario de la Marina. Año CII, núm. 280, 10 de noviembre 1934, p. 8 ↩︎
- “Sierra Vives de Avelino González y Co.”. Diario de la Marina. Año LXXIII, núm. 228, 24 de septiembre 1912, p. 1.
- Personalidades y negocios de la Habana
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