• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
  • Saltar al pie de página
  • PORTADA
  • CONTACTO

Cuba Memorias

Historia de una Isla

  • Pinar del Río
    • Mariel
    • Pinar del Río
  • Habana
    • Aguacate
    • Batabanó
    • Guanabacoa
    • Güines
    • Jaruco
    • Madruga
    • Nueva Paz
    • San Nicolás
    • Santa Cruz del Norte
  • Matanzas
    • Alacranes – Alfonso XII
    • Agramonte – Cuevitas
    • Arcos de Canasí
    • Bolondrón
    • Cárdenas
    • Carlos Rojas – Cimarrones
    • Coliseo
    • Colón – Nueva Bermeja
    • Jagüey Grande
    • Jovellanos – Bemba
    • Juan Gualberto Gómez – Sabanilla
    • Limonar – Guamacaro
    • Los Arabos – Macagua
    • Manguito – Palmillas
    • Martí – Hato Nuevo
    • Máximo Gómez – Recreo
    • Pedro Betancourt
    • Perico – Cervantes
    • San José de los Ramos – Cunagua
    • San Miguel de los Baños
    • Santa Ana de Cidra
    • Unión de Reyes
    • Varadero
  • Las Villas
    • Caibarién
    • Cienfuegos
    • Cruces
    • Sagua la Grande
    • Sancti Spíritus
    • Santa Clara – Villa Clara
    • Trinidad
  • Camagüey
    • Nuevitas
  • Oriente
    • Baracoa
    • Campechuela
    • Holguín
    • Manzanillo

Norabuena y Stuart talleres de carpintería de obras

20/08/2025 Por Almar Deja un comentario

Fachada del edificio de los talleres de Norabuena y Stuart en la Habana (Ca. 1918).
Fachada del edificio de los talleres de Norabuena y Stuart en la Habana (Ca. 1918).

Norabuena y Stuart grandes talleres de carpintería de obras en la Habana. Querer es poder. Este aforismo, tantas veces demostrada su veracidad por seres que han sabido ser porque han querido, tuviéronlo presente los señores Ignacio Norabuena y Julián Stuart.

Estos señores tenían invertido en el negocio que explotaban hacia 1918, talleres de carpintería de obras y construcción de camas, un capital de $100.000. Y ¿Cómo lograron llegar a cifra tan respetable? ¿Cómo lograron que los ingresos mensuales por concepto de trabajos realizados en sus grandes y modernos talleres llegasen a alcanzar la suma de $25.000?

Queriendo: esta es la única contestación posible a las preguntas que acabamos de formular.

Los señores Norabuena y Stuart, repetimos, hicieron bueno el aforismo “querer es poder”. Ellos quisieron y ellos pudieron. Y para conseguirlo les bastó poner en acción su voluntad férrea y estar seguros de lo que valían como operarios.

Porque, bueno es decirlo; mejor aun, necesario es decirlo porque al decirlo públicamente se presenta al público un ejemplo digno de ser imitado, los industriales señores Norabuena y Stuart eran, cerca de 1905, dos modestos obreros carpinteros.

En los talleres de la “Havana Electric” ganaban un jornal, y sujetos al mismo libraban su subsistencia; vivían simplemente sin que ante ellos se presentara el horizonte despejado en el que se dibujase la sonrisa de un porvenir venturoso.

Y Norabuena y Stuart, jornaleros hábiles y hombres de empresa y corazón, e inteligencia clara, deseosos de ser algo más que unos simples obreros, abandonaron los talleres de la compañía estableciéndose para trabajar por cuenta propia en una pequeña casa de la calle de Refugio.

El “taller” estaba instalado en la salita de la casa, y un solo banco servía para que trabajaran los dos socios.

Después de varios años de trabajar con entusiasmo encontráronse con un pequeño capital y lo emplearon en la adquisición de una propiedad en la calle Universidad, trasladándose a ella y continuando con más empeño en sus trabajos de carpintería.

Sin ayuda de nadie, con solo su esfuerzo, fuéronse abriendo camino. Por sus trabajos, concienzudamente ejecutados, lograron que la clientela fuese constantemente en aumento. Aumentaron los pedidos, el trabajo igual, fué preciso buscar operarios que ayudaran, faltó espacio, se echó de menos un gran taller con maquinaria y elementos…

Ignacio Norabuena y Julian Stuart rodeados de los empleados de la oficina (Ca. 1918).
Ignacio Norabuena y Julian Stuart rodeados de los empleados de la oficina (Ca. 1918).

Y ocurrió lo que era lógico que ocurriese. Ello fué que los señores Ignacio Norabuena y Julian Stuart en el año 1917 compraran los terrenos que hoy ocupan con sus grandes talleres. Estos fueron montados a la moderna, con todos los adelantos y con maquinaria de los últimos y más perfeccionados modelos.

Aquella modesta casita de la calle de Refugio y aquel único banco para trabajar los dos modestos operarios carpinteros de la “Havana Electric” emancipados, habíase trocado como por arte de encantamiento en un gran taller que albergaba una gran industria.

Y los dos operarios habíanse convertido en opulentos industriales, dueños de un establecimiento importante y jefes de un considerable número de operarios.

El edificio que ocupaba la casa Norabuena y Stuart constaba de tres naves con una superficie de dos mil quinientos metros cuadrados. Una de las naves se arrendaba.

La principal estaba construida a tres aguas. Era muy ventilada y recibía mucha luz, teniendo en todo su alrededor cierres de correderas giratorios. Esta nave, que constaba de tres plantas, se dividía en departamento de transmisiones y armado, en la primera; departamento de maquinaria en la segunda y en la alta, o sea la tercera, armado de muebles.

Al fondo de esta nave estaba el departamento de construcción de camas.

Barrenadora múltiple invento del señor Ignacio Norabuena.
Barrenadora múltiple invento del señor Ignacio Norabuena.

En el taller había cuarenta y cinco aparatos de carpintería movidos por diez motores preparados para trabajar con el número de maquinarias que se deseare, o sea preparados por series.

Una nueva y potente máquina, en aquella época todavía en la Aduana, se planeaba montar viniendo a aumentar la fuerza de producción de la casa, ya de por sí muy intensa.

El escritorio y oficina eran magníficos, habiéndose construido en la casa todos los muebles destinados a uno y otra. Todavía les quedaba a los señores Norabuena y Stuart una extensión de diez mil metros para cubrir las necesidades del negocio, almacenaje, depósitos, etc.

Vista general de los talleres de Norabuena y Stuart situados en la Calzada de Buenos Aires núm. 16 al 24, Habana (Ca. 1918).
Vista general de los talleres de Norabuena y Stuart situados en la Calzada de Buenos Aires núm. 16 al 24, Habana (Ca. 1918).

En los grandes talleres de los citados señores se trabajaba principalmente en la carpintería de obras tales como marcos de puertas, persianas, puertas, vidrieras escaleras. Había además un departamento para construcción de camas.

Y departamento de construcción de mobiliario para el Estado por contrata.

Norabuena y Stuart tenían muchos contratos por 400 armarios de cedro para las Escuelas públicas, por valor de $40.000; y 1.350 mesas por valor de $15.000, también para las escuelas. Y por obras para la Biblioteca Nacional otro contrato por valor de $5.500.

La madera que se empleaba en trabajos que ejecutaba la casa se importaba de los Estados Unidos empleándose también la del país, importándose de la primera por valor de $10.000 al mes.

Cincuenta obreros se ocupaban fijamente en los talleres. De la importancia de éstos puede juzgarse por la información que escribimos a la ligera, al terminar la cual insistimos en presentar los señores Norabuena y Stuart, jóvenes cubanos hijos de la provincia de Santa Clara, como ejemplo de lo que puede la voluntad en los destinos del hombre.

Circulares comerciales1

En esta plaza se ha constituido una sociedad regular colectiva que girará bajo la razón de Norabuena y Stuart, con objeto de dedicarse al negocio de carpintería y de contratas en general, así como continuar los negocios a que se han estado dedicando hasta la fecha, siendo únicos socios y gerentes los citados señores.

Bibliografía y notas

  1. “Circulares comerciales”. Diario de la Marina. Año LXXXIV, núm. 259, 15 de septiembre 1916, p. 2 ↩︎

De interés: Personalidades y negocios de la Habana

Publicado en: Habana Etiquetado como: Habana: Instituciones y Negocios, Habana: Personalidades

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Barra lateral principal

Buscar en el sitio:

Categorías

Donar

Recrear la historia y los hombres no es tarea fácil... si le gustó mi trabajo puede hacer una donación, grande o pequeña servirá para crear contenido! Gracias!

Censos de la Isla de Cuba desde la Colonia hasta el siglo XXI

Inspectores del Censo de Cuba en 1899. Agustín H. Agüero, Manuel Rasco, Sabás Meneses, Claudio Dumas, Juan Bautista Jiménez y Pedro Pequeño.

División política y administrativa de la Isla de Cuba

Mapa de la Isla de Cuba y tierras circunvecinas según las divisiones de los naturales. José María de la Torre y de la Torre, Habana 1841. B.N.F

Presidentes de la Isla de Cuba

Vista del Palacio de Gobierno de los Capitanes Generales y de los Presidentes de Cuba en la Habana.

Comentarios recientes

  • Juana Rosa Herrera Maros en Administración Municipal de Agramonte en 1942
  • Almar en Manguito antes Palmillas y sus barrios Amarillas y Calimete
  • Maytee Fernandez de Velasco en Manguito antes Palmillas y sus barrios Amarillas y Calimete

Footer

Recursos

Política de Privacidad.

Enlaces

Negocios Habana Negocios Las Villas Negocios Matanzas Negocios Oriente

Interesantes

Historias y Leyendas Escritores y Poetas

Seguir

Facebook Youtube

Copyright © 2025 · Cubamemorias.com