Hacia el año mil novecientos se propuso el Gobierno cubano retirar a las Hijas de la Caridad de los establecimientos benéficos que de él dependían, como en efecto lo verificó con todos a excepción de dos solamente.
Entre los que habían de abandonar por tal motivo las Hijas de San Vicente, se contaban en esta ciudad de Matanzas tres hospitales y un asilo de niñas (la Casa de Beneficencia).
Al entender lo que el Gobierno proyectaba, creyó el Rdo. Padre Pedro Pastor, Superior entonces del Colegio El Sagrado Corazón de Jesús, había llegado la ocasión oportunísima de realizar el hermoso ideal que hacía tiempo se venía forjando en su mente: la fundación de un colegio para niñas análogo al que para niños dirigía él.
En verdad que le preocupaba grandemente el considerar no había en esta capital de provincia un solo centro docente en que las familias acomodadas pudiesen educar a sus hijas, en un ambiente sólidamente cristiano y preparar a la sociedad matancera una verdadera renovación en pro de nuestra santa religión, mediante las familias y generaciones que habían de formarse con el tiempo de los alumnos del Colegio “El Sagrado Corazón de Jesús” y las futuras alumnas del que había de titularse “La Virgen Milagrosa”.
Dirigióse pues, a los Superiores mayores de su Congregación y de las Hijas de la Caridad, solicitando su permiso y apoyo para poner en práctica su anhelado proyecto. Después de muchas dificultades y trabajos logró el permiso y los recursos necesarios para dar comienzo a una obra solo ideada para el bien de la República y en especial de la ciudad de Matanzas.
Fué nombrada primera Superiora Sor Dominica Eizmendi, persona de relevantes cualidades, carácter emprendedor y activo, tal como convenía para poner los cimientos e iniciar el giro de la obra. Se dió principio a la reconstrucción del edificio en el mes de febrero de 1902, terminándose en el de septiembre del mismo año.
El día 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de Ntra. Sra. bendijo la Casa el Rdo. P. Pastor, siendo padrinos el Sr. Arturo Aróstegui y del Castillo y su esposa la Sra. María Adam. El día siguiente se dió principio al curso escolar en el que se matricularon 180 alumnas.
Al terminar dicho curso fué necesario ampliar el local para admitir alumnas internas, a instancia de muchas familias de dentro y fuera de la ciudad. Para esto se adquirió la casa contigua número 18 dedicada a la Administración de Correos. El internado se inauguró el año 1904.
Como el Colegio iba tomando mayor auge, gracias a estar basada su enseñanza en los sólidos principios de la moral cristiana, armonizada con los más recientes adelantos pedagógicos, no le faltaron, como a toda obra buena, enemigos celosos que, no pudiendo competir con sus adelantos, hicieron cuanto les fué posible por derribarle.
Más asistido del poder de Dios ha prevalecido sobre todos ellos y venciendo cuantos obstáculos se le oponían continúa su obra benéfica a favor de la distinguida sociedad matancera.
Superioras del Colegio La Virgen Milagrosa de Matanzas.
Fue la primera Sor Dominica Eizmendi que le gobernó desde su fundación hasta el siguiente año 1903. A esta sucedió Sor Inés Lafuente hasta el 1914.
Fué sustituida Sor Inés por Sor Josefa Castromán, que falleció el 1915. Sucedióla Sor Lucila Venet hasta el 1921, y desde esta fecha dirigió el Colegio Sor Josefa Ortega.
Aunque todas las Hermanas que han dirigido el Establecimiento son dignas de mención, se la concederemos especial a las dos que el Señor llamó para sí, sin duda para premiar sus virtudes.
Sor Dominica Eizmendi poseía como ya indicamos, un carácter organizador, enérgico, constante e incapaz de arredrarse por dificultad alguna, como lo demostró en las luchas a que tuvo que hacer frente en la fundación del Colegio, al que dejó en el estado más floreciente.
Sor Josefa Castromán vino al Colegio el año 1903. Era una hermana de inteligencia extraordinaria; poseía una ilustración superior en todos los ramos de la enseñanza; su carácter jovial unido a una inquebrantable rectitud le proporcionaba un atractivo tal, que se hacía querer de cuantos la conocían.
Las alumnas, a la vez que la respetaban como a su Directora y principal maestra, la amaban y reverenciaban como a su propia madre, conservando estos sentimientos para con ella, no solo mientras permanecían en el Colegio, sino aún después de transcurridos muchos años.
En su muerte fué con razón llorada por todos, especialmente por sus antiguas compañeras y alumnas, a las que costó resignarse, viendo el inmenso vacío que dejó en este Centro y que difícilmente se llenó.
Alumnas del Colegio La Virgen Milagrosa
Más de dos millares han adquirido su educación e ilustración en este Plantel, contándose entre ellas casi todas las señoras que hoy figuran en nuestra más brillante sociedad; respetables damas cristianas y virtuosas madres, esposas de médicos, magistrados y otras distinguidas personalidades.
El día 27 de septiembre de 1919 pudo realizarse una obra de caridad la más simpática para el corazón de las Hijas de San Vicente: fue ésta la apertura de una nueva aula en beneficio de las niñas pobres de cualquiera clase y raza que sean, sin exigirles la menor retribución.
Titulábase esta aula “San José” y estaba situada en la calle de Bonifacio Byrne (Contreras) número 31, casa que cedió generosa y gratuitamente a las Hermanas de la Caridad la Srta. María Botet.
Esta casa se comunicaba por el interior con las de Jovellanos números 18 y 20 formando parte del mismo Colegio que con esta adquisición quedó ampliado lo suficiente para poder alojar el gran número de pensionistas que en aquel año se recibieron.
En el aula “San José” cinco años después, es decir desde el año de su instalación en 1919, recibieron educación cristiana algunos centenares de alumnas pobres, muchas de las cuales salieron en disposición de ganarse subsistencia, ya trabajando en costuras y bordados a mano y en máquina, ya colocadas en oficinas como mecanografistas, taquígrafas, etc.
Pero el beneficio principal que reportan estas pobres niñas es el conocimiento de Dios y de la Religión Católica, de la que generalmente no tienen la menor noción al ingresar en el Colegio; más como sus corazones son tiernos, pronto germina en ellos la santa semilla de la enseñanza religiosa y las convierte en pequeños apóstoles que no contentos con poseerla, la derraman a su alrededor, instruyendo a sus familias y vecinos, esforzándose en que reciban los santos Sacramentos, sobre todo al fin de su vida y logrando a veces verdaderas conversiones.
Enseñanza
La enseñanza que se daba a las niñas en este colegio comprendía todos los ramos de la instrucción primaria y superior y algunas otras asignaturas como Inglés, Francés, Pintura, Música, Mecanografía, Taquigrafía, Teneduría de Libros, etc., y toda clase de labores propias de su sexo.
En varias de estas asignaturas podían obtener en este Centro el título de Profesoras, lo que daba excelentes resultados; pues muchas alumnas al salir del Colegio ponían sus Academias las que les proporcionaban muchos medios de practicar el bien y de conseguir una honrada subsistencia.
Referencias bibliográficas y notas
- Colegio La Virgen Milagrosa de las Hermanas de la Caridad en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. pp.625-624
- Instituciones, Personalidades y Negocios de Matanzas, Cuba.
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