
En 1883 llegó á esta ciudad, procedente de Philadelphia, el Reverendo Pedro Duarte y constituyó en la barriada de Pueblo Nuevo una congregación titulada “Fieles á Jesús”.
No pocos inconvenientes tuvo que vencer el misionero cubano, más por los ataques de que era objeto por parte del clero, que por el estado de ánimo del pueblo para recibir la nueva doctrina, pues siempre contó con el concurso de un crecido número de señoras y señoritas que desde el principio abrazaron la fé de la Iglesia Reformada — es decir, de la Iglesia cristiana sin el Papa.
Por largos meses duró la lucha entre católicos y protestantes, distinguiéndose por su incansable batallar el entonces Párroco de Pueblo Nuevo, don Lino Horcada, que hizo todos los esfuerzos posibles en contra de la reforma religiosa.

En el Diario de Matanzas, La Aurora del Yumurí y muy particularmente en El Pueblo, de aquella ciudad, escribieron ambos defensores de las dos ideas numerosos artículos, y por último una acusación hecha por el clero católico contra el misionero, pidiendo la expulsión de éste de la Isla, dió por resultado el Decreto del Rey Alfonso XII, haciendo extensiva á Cuba y Puerto Rico la tolerancia de cultos, que desde muchos años antes estaba vigente en España.
Poco después de terminada la lucha de oposición activa, el señor Duarte volvió á Philadelphia á continuar sus estudios; en 1885 regresó á Matanzas, se hizo cargo nuevamente de su trabajo misionero y estableció entonces un colegio gratuito, que á los pocos meses llegó á contar con cerca de doscientos alumnos de ambos sexos y de ambas razas.
La congregación aumentó considerablemente á pesar de la lucha sorda pero constante que tenía que librar, y de los inconvenientes que encontraba á su paso.
En el único cementerio de aquella ciudad no le daban sepultura, á los muertos protestantes sino en la parte posterior, fuera de las tapias principales.
La no existencia del registro civil para inscribir los nacimientos, invalidaba, el bautismo de los protestantes, porque el bautismo católico era el único documento fehaciente para los efectos legales, y lo mismo sucedía con los matrimonios, pues sólo tenían validez legal los de la Iglesia del Estado.
En 1885 el gobierno metropolitano dispuso la creación de los Registros Civiles para inscribir los nacimientos, y ya quedaban en iguales condiciones legales los bautismos de una y otra Iglesia, y merced á los esfuerzos del Diputado á Cortes, Ldo. Alberto Ortiz, poco más tarde se promulgó en Cuba la Ley del Matrimonio Civil.
Con estas dos ampliaciones en la Ley, venció la Iglesia Episcopal no pocos inconvenientes.
Para salvarse de los efectos que hacía en el pueblo el hecho de no poder sepultar sus muertos de una manera decorosa, el misionero adquirió fondos suficientes y compró un buen espacio de tierra para fabricar un cementerio.
Cursó el expediente para adquirir el permiso del gobierno, que si bien alcanzó la aprobación de todos los departamentos civiles y municipales de aquella ciudad, pasó después al Gobierno General, y de allí fué á dormir el sueño eterno al Obispado de la Habana.
El costoso y elegante plano, cuyo croquis fué publicado en El Álbum, periódico que en aquella época publicaba el Ldo. Nicolás Heredia, no ha vuelto á aparecer más. Se supone que fué quemado en el Obispado de la Habana.
No obstante, el general Polavieja concedió el permiso para fabricar el cementerio; pero ya en esa época la misión protestante había adquirido una casa en propiedad en Pueblo Nuevo, y había invertido sus fondos en la construcción de un local para celebrar sus cultos.
Al estallar la última guerra (1895-1898) que ha dado á Cuba su libertad, el misionero señor Duarte se vió compelido á abandonar la Isla, por la participación que tomara en la preparación de la revolución del 95, quedando abandonado el trabajo hasta el 15 de diciembre de 1899, en que volvió a la patria libre á reanudar sus tareas con más esperanzas y menos dificultades, por no tener que luchar con una Iglesia del Estado, ni con elementos adversos en las esferas gubernamentales.
En efecto, la misión Episcopal abrió de nuevo su colegio que cuenta hoy (1900) con ciento ochenta alumnos, y últimamente adquirió en propiedad una espaciosa casa, donde ha establecido un Asilo para niñas huérfanas que actualmente sostiene cuarenta asiladas y es, á no dudarlo, un establecimiento ejemplar.
El que visita aquel recinto, consagrado á la verdadera caridad cristiana, nota desde los primeros momentos que reina la felicidad en aquel grupo de niñas que apenas han tenido tiempo de darse cuenta de la falta de los autores de su existencia.
Las prescripciones higiénicas que allí se observan, el aspecto alegre y hasta elegante de los salones y del mobiliario; el trato afable y cariñoso de las señoras encargadas del gobierno de aquella casa y la consagración fraternal del Reverendo Duarte y su señora esposa por ese grupo de ángeles de la tierra, todo, todo allí se encarga de probar que aun hay corazones donde impera el amor al projimo que recomendó Jesús.
La Iglesia Episcopal, cuyo origen en Cuba tuvo lugar en Matanzas, ha extendido la esfera de sus trabajos, y cuenta hoy con una congregación en la Habana, otra en Jesús del Monte y otra en Bolondrón.
En este último punto ha realizado la Iglesia Episcopal una obra digna de mencionarse.
Revista Ilustrada Cuba y América, Junio 1900.
Pedro Duarte en “Cultura Cubana la Provincia de Matanzas” de Adolfo Dollero (1919).

Duarte (Pedro).— Natural de Matanzas (29 de Junio de 1855).
Fué uno de los conspiradores más convencidos, y persiguió sólo el ideal de la patria independiente. Tomó parte en la organización de la expedición del Virginius cuya tripulación fué hecha prisionera y fusilada en gran parte en Santiago de Cuba el año de 1873.
Desde entonces sirvió siempre con igual amor la causa de Cuba, y fué uno de los primeros conspiradores en Matanzas (a. 1892). (Véase el Capítulo “Matanzas y las luchas por la independencia de Cuba.”)
En 1895, al estallar la guerra, Martí lo mandó a Tampa en donde fué nombrado Presidente del Consejo del Partido Revolucionario Cubano, hasta que terminó la guerra.
Hoy (1919) el Sr. Duarte vive modestamente en la Habana, tan desinteresado como en aquellos años en que servía a la patria.
Bibliografía y notas:
- “El Protestantismo en la provincia de Matanzas.” Revista Ilustrada Cuba y América, Junio 1900.
- De la Paz, Juan Ramón. La Historia de la Iglesia Episcopal de Cuba. 2001. [En línea: http://anglicanhistory.org/wi/cuba/de_la_paz_historia2001.pdf]
- Dice Ponte Domínguez en “Matanzas, Biografía de una provincia” que: Fieles afiliados a la logia El Salvador, de la Orden Caballeros de la Luz. Había sido fundada con autorización legal de las autoridades coloniales, en Manzano número 42 esquina a Jovellanos, donde radicaba la capilla de la Iglesia Episcopal que servía como pastor el reverendo Pedro Duarte Domínguez. El lugar era denominado la “casa del Cura”, desde la época en que allí residió el filántropo presbítero Nicólas González de Chávez en unión de sus hijos los Pimienta.
- Dice Dollero en “Cultura Cubana la Provincia de Matanzas” sobre el Asilo Palmira Duarte — La Sociedad Misionera Americana de la Iglesia Protestante denominada Episcopal, había encomendado al pastor D. Pedro Duarte, la fundación y el sostenimiento de una escuela mixta. Duarte fundó la Escuela, y él mismo con la señorita Mercedes Acosta, la dirigieron durante 20 años, hasta que los acontecimientos políticos obligaron al pastor y revolucionario cubano a emigrar. La hija del Sr. Duarte, Palmira, a su regreso a Cuba, después de la Paz, se ocupó con gran interés en convertir la escuela en asilo, logrando asilar e instruir unas 60 niñas. La Srta. Palmira Duarte, durante su permanencia en Tampa ideó el asilo que llevó después su nombre, pero la muerte la sorprendió antes de ver realizada la obra, a la que dedicó sus afanes. La Escuela no se convirtió en Asilo, sino que ambos siguieron existiendo, viviendo el segundo otros tres años después del fallecimiento de la Srta. Palmira.
- La Secretaría de Estado y Justicia publica en 1907 una nota firmada en 1903 como parte de su colección legislativa que dice así: El Reverendo Pedro Duarte ha dejado de pertenecer á la Iglesia Protestante Episcopal, según lo dispuesto por el Reverendo O. W. Whitaker, Obispo de la Diócesis de Pensilvania y comunicado por el Reverendo William H. Ms. Gee. Lo que se publica para general conocimiento. Habana, Febrero 23 de 1903. [En línea]
- Personalidades, Instituciones y Negocios de Matanzas.
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