El Retiro Josone de Varadero. Caminando por la avenida primera del azul balneario de Varadero, enmarcados entre las calles 56 y 60 y extendiéndose hasta la autopista sur, encontramos unos hermosos jardines rodeados por un antiguo muro el que interrupto por una gran verja permite su acceso. Destaca el nombre de Parque Josone y sobre este a modo de corona una fecha inscribe para siempre el año de 1942.
Un guardia observa y deja pasar a los que entran a pie, varios caminos atraviesan los terrenos y un lago es el centro del conjunto. Algunas estatuas observan con susto los pequeños palomares que parecen vacíos y las flores desafían al inmóvil filosofo que con su toga recuerda a algún personaje romano olvidado en el tiempo.
Una colonia de gallinas escarba a sus anchas y una pata muestra orgullosa sus retoños mientras don ganso muy recto y estirado en su pose real vigila el desarrollo de la sesión fotográfica mientras las bolitas de plumón amarillo forman al sol.
Algunos de los visitantes cubanos alquilan las bicicletas acuáticas por varios cientos de pesos y van a explorar el lago. Los turistas foráneos parecen llegar inspirados por alguna guía turística y se escabullen dentro de los varios restaurantes del parque. Nosotros pedimos una piña colada, otrora muy buenas, que ahora valen trescientos pesos y gustan a batido saborizado. Todo ha cambiado, y Josone no es excepción.
Ha quedado el nombre, y con este el recuerdo de quienes hicieran realidad en Varadero un lugar de paz y meditación, un hogar en el que ni lejos ni cerca de donde en Cárdenas se desarrollaban sus vidas les permitía reposarse de los trajines de la vida. La palabra Josone combina sus nombres: José y Onelia.
José Fermín Iturrioz y Llaguno, apodado Josechu, fue desde 1926 el director general de la empresa de rones José Arechabala S. A. y el encargado de llevarla a la modernidad en el Siglo XX. Su esposa por muchos años fue la dama Onelia Juana María Méndez Rubí quien nació en Lagunillas el 12 de junio de 1887 y casó con Josechu el diez de diciembre de 1916.
José Fermín estaba emparentado con el patriarca y fundador de la empresa José Arechabala Aldama quien llegó a Cuba a bordo del bergantín Hermosa Trasmiera el 21 de diciembre de 1862. El vizcaíno Arechabala había nacido en la aldea de Gordejuela el nueve de noviembre de 1848.1 Apenas había cumplido catorce años al desembarcar.
Trabajó en aquel entonces para la firma de Bea en Matanzas y después administró los almacenes de Zulueta en Cárdenas. En doce de enero de 1874 casó con la dama Carmen Hurtado de Mendoza García y cuatro años después fundaba la industria que llevaría su apellido. Se dedicó a la preparación de aguardientes y alcoholes con una refinería denominada La Vizcaya, y amplió el negocio con almacenes de depósitos de azucares y mieles además de agregar el transporte marítimo a sus actividades.
Arechavala y su esposa Hurtado de Mendoza tuvieron cinco hijos, José Nicolás “Pepucho”, José Antonio “Toto”, Carmen, Mercedes y Juana. En marzo de 1923 falleció el fundador y en agosto del año siguiente su sobrino José Arechabala Saínz quien designado presidente de la sociedad fue asesinado por un criminal que exigía sesenta mil pesos. Fue reemplazado por Gabriel Malet Rodríguez, quien era el esposo de la hija del fundador Juana Arechabala y Hurtado de Mendoza, quien desgraciadamente también falleció en junio de 1926.
A partir de aquí José Fermín Iturrioz y Llaguno se convirtió en director general de la compañía, fue también vicepresidente y tesorero. La labor de Josechu fue intensa y la llevó a cabo con tesón y espíritu de progreso.
Desde 1928 hasta 1933 se batió para defender los derechos del azúcar refinado cubano ante las autoridades norteamericanas, siendo este país el principal consumidor de la refinería que estaba conectada a los ferrocarriles y a una terminal marítima desde donde la exportaban. En 1956 podían refinar un millón de libras de azúcar cada 24 horas.2
El año 1934 será el de la aparición de la Fábrica de Licores y su producto estrella el Ron Havana Club Arechavala. Otros productos se destinaban por sus propiedades antisépticas a clínicas y hospitales. En la Habana la compañía adquirió la Casa del conde de Bayona e Integrada al conjunto de la Plaza de la Catedral sirvió de oficinas y de Bar privado inaugurándose después de ser bendecida el 29 de mayo de 1935.
Abrieron una fábrica de confituras, vendieron levadura, publicaron una revista nombrada Gordejuela, llevaron a cabo acciones sociales que protegían a sus trabajadores, crearon una caja de ahorros, terrenos de deporte, una casa club para los empleados y sus familias, biblioteca, plaza para niños, bolera, piscina, campo de golf, rifas de viviendas. El pacto social estaba presente y tenía la finalidad de hacer progresar en un clima ideal.
En las antiguas vistas de los terrenos que rodeaban los edificios de la empresa se aprecian jardines y zonas verdes, platanillos y crotos, columnas y luces, pérgolas, bancos, pajareras y fuentes donde chapoteaban caguamas y jicoteas.
En estanques los patos y gansos paseaban su realeza en Cárdenas exactamente como hoy en día el emplumado del Retiro Josone hace al comportarse de acuerdo al protocolo de su rango. Y tiene sentido tal ambiente al ser obra del ingeniero Manuel F. Arias quien era director técnico de la Arechavala y el responsable de reproducir aquel ambiente en estos terrenos.
El último día del año 1958 cambió todo con la huida del presidente general Fulgencio Batista. El nuevo gobierno barrió con la propiedad privada y en diciembre de 1959 ocupó las primicias de la empresa José Arechabala S. A. En octubre de 1960 será publicada en la Gaceta Oficial la Ley 890 mediante la cual se disponía la expropiación forzosa de varias compañías, incluyéndose la Arechabala en el primer lugar correspondiente a las destilerías del Grupo B. Casi toda la familia abandonó el país.
La propiedad Josone fue convertida en finca de protocolo estatal y se dice que Celia Sánchez se encargaba personalmente del lugar. Se hospedarán allí varios visitantes como el presidente de Chile Salvador Allende, Huari Bumedián de Argelia, Brezhnev el soviético en 1974.
Para 1989 el Consejo de Estado transfirió al grupo Cubanacán la explotación del lugar como atractivo turístico. Por su parte la marca Havana Club de los Arechabala se volvió a comercializar por un acuerdo entre el gobierno cubano y la empresa francesa de bebidas Pernod Ricard. Un tema aún en litigio.
De los que hoy se pasean por el Retiro de José Fermín y Onelia apenas unos pocos conocen la historia de aquel matrimonio. Que su fortuna venía de su trabajo, del azúcar cubano, de los rones Arechavala y de la energía de un vizcaíno que desembarcó un día en país extraño.
No saben que el hermoso yate de nombre Onelia amarraba en la zona que hoy alberga la piscina. Que una leyenda cuenta de una joven que cubierto su rostro por un velo paseaba su tristeza por aquellos jardines.
Pocos descubrirán el túnel que por debajo de la Primera Avenida conduce a las arenas y al mar azul. Del chalet de Leopoldo Abreu que a duras penas sobrevive sobre la duna y fue propiedad de Ramón Iturrioz, hermano de José Fermín. Del que todavía se aprecia la belleza de antaño por entre los resquicios de sus heridas mal cuidadas y el abandono. Un chalet que fue Museo municipal de Varadero y hoy espera que el tiempo destructor concluya su obra.
José Fermín y Onelia fallecieron lejos de su Retiro en tierras del norte. Sin embargo, quienes sepan mirar más allá de la realidad palpable podrán reconocer en los detalles la presencia de Onelia Méndez Rubí, dama piadosa y muy católica a la que se veía siempre cercana a la Iglesia.
En Josone hubo una capilla entre piedras donde se veneraba a la virgen de Lourdes. Hoy una estatua de María se sostiene delante de las solapas de piedra. Lleva en su cuello un rosario dejado allí en signo de reverencia y fé…
Evidente ó no será quizás un ruego a la vida, muerte y resurrección, a los tiempos pasados y a la felicidad que un día se vivió en ese lugar tan especial.
Bibliografía y notas
- Vizcaya en Cárdenas. Destilería Vizcaya de José Arechabala. El Fígaro, Periódico Artístico y Literario. Mayo 1900, pp. 218-219.
- José Arechabala Aldama en El Libro Azul de Cuba (The Blue Book of Cuba). Habana: Imp. Solana y Cía., 1917, 249-255.
Deja una respuesta