
Enrique Aldabó y Compañía una destilería y fábrica de licores en la Habana. No hace mucho, en noche memorable, reunidos en el aristocrático Unión Club, de esta Capital, hombres de mundo distinguidos, gentlemens elegantes y jóvenes de buen humor, hubo uno de ellos que habló algo en elogio de un licor delicioso que lleva el nombre de Triple Sec y que nosotros llamaríamos quíntuple sec por lo menos.
El que habló se refería al producto francés y presente el señor Enrique Aldabó, dueño y director de una de nuestras mejores fábricas de licores sita en Monte 427, se creyó en el caso de romper una lanza por los productos cubanos.
No todos saben que Enrique Aldabó era inventor de un triple sec diez veces mejor que el francés, y para demostrarlo se sometió al fallo de los circunstantes. Trajéronse dos botellas del licor discutido, una de Aldabó y otra de la conocida marca francesa Contreau-fils; á cada persona se le daba á probar, en dos copas distintas, un sorbo de las dos marcas y depositaba después su voto en urna secreta.

A la conclusión de tan singular elección, contáronse los votos, resultando un triunfo colosal para Enrique Aldabó. La votación había sido unánime para el licor cubano. Como era lógico, Aldabó recibió una ovación de sus amigos.
Aquel suceso tuvo extraordinaria resonancia. La cosa circuló por toda la ciudad y fué la comidilla del público durante varios días. Aldabó resolvió no quedarse con los brazos cruzados y para que el triunfo obtenido en petit comité se convirtiera en victoria internacional, lanzó un reto á los productores extranjeros, concebido en estos términos tan explícitos como valientes:
“RETO POR 15 DIAS”
3000 francos contra 1000 á que no hay ningún TRIPLE SEC francés que ante un Tribunal competente pueda sostener la comparación con el fabricado por mí. En caso de obtener el triunfo la Industria Cubana, los 1000 francos ganados serán repartidos 500 para los Huérfanos de la Patria y 500 para la Casa de Maternidad.
Para que los Representantes de las fábricas de TRIPLE SEC no puedan alegar que no aceptan el reto por falta de autorización de sus Representados, pongo á disposición de cada uno de ellos, 500 francos, para cablegrafiar á las casas que representan, dándoles cuenta del reto publicado y pidiéndole autorización para concurrir á él, en la inteligencia que de triunfar la Industria francesa, serán de mi cuenta dichos cablegramas; pero si el triunfo se concede á la Industria Cubana, su importe será de cuenta de cada una de los que haya aceptado el reto.
ENRIQUE ALDABO.
Habana, Abril 25 de 1903.
NOTA. — Tienen la palabra los señores F. Bauriedel y Co. y J. Ramell y demás importadores del TRIPLE SEC francés.

Transcurrió el tiempo y los representantes extranjeros permanecieron callados y con su silencio otorgaron un nuevo y ruidoso triunfo al exquisito producto cubano. El Triple Sec Aldabó se ha puesto de moda y desde aquel momento no hay café de importancia en donde no figure como el licor preferido ni hay persona de exquisito paladar que no lo pida á todas horas.
Pocas veces la moda ha correspondido como en esta ocasión á la excelencia del artículo. El triple sec Aldabó no es un producto improvisado, sino consecuencia de largos años de prácticas y ensayos costosísimos, en cuya confección ha demostrado su autor una gran inteligencia y una tenacidad sólo comparable á la de los grandes inventores.
La fama de Aldabó ha repercutido en esta casa y El Fígaro, que desea estar siempre al día en todo para para que sus numerosos lectores no ignoren nada de lo que bulle y palpita y sea digno de que en él se fije la atención pública, quiso visitar la casa de Aldabó y á ella fué, en compañía del popular fotógrafo señor Gómez Carrera, para obtener una idea gráfica y escrita, no sólo del triple sec, sino de cuantos otros licores prepara Aldabó, así como de su espléndida destilería de la calzada del Monte.
Recibiónos su amable dueño con la cortesía que le es habitual. ¿No conoce usted á Aldabó? Es un hombre más bien bajo que alto, de ojos penetrantes, de una movilidad extraordinaria, conversador ameno, y de arranques, de corazonadas, mejor dicho, como las que tan famoso hicieron al general Martínez Campos.
Y esas corazonadas que solo brotan en los ánimos decididos, dispuestos á toda hora y á todo momento para la persecución del intento perseguido, marcan el carácter de Aldabó, que, siempre en lucha interna, con el propósito que abriga, jamás decae, sin que por ello deje de tener, cuando es preciso y si al mismo fin conviene, la prudente paciencia del que confiado en el éxito, sabe que los aturdimientos de la desazón, son á veces, malos consejeros.

La casa de Aldabó es bien conocida del público por su justa reputación adquirida en la serie escalonada de los éxitos positivos. Lo que el interior de aquel edificio esconde no cabe en las dimensiones de un artículo:
Las copias fotográficas que acompañamos darán á nuestros lectores una idea del adelanto de esa industria donde, desde la rectificación de los alcoholes, hasta la elaboración de los licores más finos, más nuevos y más agradables se hace dentro de la inmensa facilidad que la práctica, la ciencia, el estudio y la observación llegan á prestar en un solo punto, luego que, vencidos los obstáculos, no ha lugar á indecisiones de ninguna suerte.

Y en verdad que la enumeración de los productos allí obtenidos, es digna de todo encomio: quéjanse á diario de la pobreza de nuestra industria gentes rutinarias que estacionadas en el punto que dejaron atrás los tiempos y las costumbres no se sienten capaces de avanzar y creen al mundo estacionado en torno suyo:
Si estos entes lograran arrancarse á su modo de ser y abandonando el marasmo en que viven, dirigieran la mirada al presente, seguro es que habrían de experimentar grandes sorpresas, puesto que no tienen idea del adelanto en que se encuentran ciertas industrias del país.
¡Cuántas veces al saborear el anisete de Burdeos, Marie Brizard, no habrá sospechado siquiera que se le ofrecía un producto indígena!
La sorpresa luego que á la experiencia ha seguido la declaración de la procedencia, habrá sido grande, y la frase famosa.
—Yo no creía que esto se hiciera en Cuba…
…Habrá brotado de los labios de aquellos que, estacionados en el pasado ni ven ni oyen, ni saben, ni entienden.
Y el Champagne de plátano Delicioso refresco, superior á todas las sidras, que encierra propiedades de que algún día se dará cuenta el público consumidor: es un triunfo de nuestra Industria y un verdadero prodigio de buen gusto;
Y la famosa crema habanera, que tiene ante si un inmenso porvenir cuando vencidos los obstáculos que trae la falta de protección arancelaria á nuestros productos, logremos abrir nuevos mercados á los industriales, que como Aldabó, han de insistir en todo tiempo sin decaer jamás ni en el propósito, ni en la elaboración, ni en el intento.

El coñac Aldabó 1866, el Triple Anís, el Anisete superfino, son ya conocidos en toda la Isla, cuyos mercados recorren continuamente las envidiables referencias de la casa: pero para nosotros existe entre los productos elaborados en la casa de Aldabó un licor que, por razones puramente de gusto individual, colocamos sobre todos los otros: es la Crema de café.
Cuantos licores se presentan al consumo, bien de elaboración nacional ó de elaboración extranjera, con el nombre de Cremas de café ó sus similares, no logran, en nuestro concepto, alcanzar el grado de exquisitismo verdaderamente voluptuoso, que hace, sobre todo para las damas y personas de paladar delicado, más deseoso de impresiones suaves que de las fuertes sensaciones del gusto, un verdadero néctar de condiciones altamente tónicas y saludables, no solo por la clase de los elementos que la forman sino por el cuidado, esmero é inteligente manipulación con que se elaboran en aquellos alambiques limpios, elegantes de una corrección industrial y fabril incalculable.
Gracias que Aldabó es un carácter: sino fuese así, si fuese á otro á quien hubiéramos de dirigirnos, no escasearíamos el capítulo de las recomendaciones que inclinan el ánimo á la prosecución de la lucha. Pero Enrique Aldabó no necesita ánimos: sóbranle, así como decisión y energías.
Su inteligente gestión trae las persistentes insistencias de los convencidos que jamás fracasan y es seguro que antes de mucho, si tenemos la suerte de que surjan entre nosotros industriales de la potencia productora de Aldabó, el nombre de la naciente república habrá de llegar á sitios que hasta ahora pudieran parecer inexpugnables para las modestas aspiraciones fabriles de los pueblos que empiezan.
Cuba logrará, si la protección propia no le falta y si la auxilian los poderes llamados á ello por su influencia y su propio interés, llevar la bandera de su independencia aureolada no con el brillo de las victorias de tiempos pasados y amasadas con sangre y honores, sino con el fulgor de las que en el trabajo constante en la aplicación inteligente y en la satisfacción dan cumplimiento á la misión que los tiempos modernos imponen á los pueblos, encuentran el éxito de sus conquistas y proezas.
Nuestros lectores pasarán un agradable rato examinando las copias fotográficas obtenidas y en las cuales hallarán una idea de la importancia que en si tiene esta industria honra del país en que se desarrolla.
Lotus
En febrero de 1908 la Secretaría de Agricultura1 informaba de un Gran triunfo de la industria cubana: El único gran premio que ha sido otorgado en la Exposición Internacional de Madrid de 1907, lo ha obtenido una industria habanera, la de licores fabricados por el señor Enrique Aldabó, conocido industrial que exhibió siete clases distintas de dichos productos.
Es pues, Cuba un país que se halla mucho más adelantado de lo que generalmente se cree, bajo el punto de vista industrial: hay en él muchas industrias que se encuentran á muy gran altura, y entre ellas la del señor Aldabó ha demostrado, en un certamen internacional, ser la primera entre las primeras.
Unos días después (26 febrero 1908) el señor Aldabó firmaba en el mismo rotativo la siguiente nota:
Ha llegado á mi conocimiento que en algunos establecimientos se rellenan con productos muy malos, las botellas de “Triple Sec” Aldabó y las de “Bombón Crema”, unos lo harán por mero negocio, otros, quizás con la perversa intención de labrar el descrédito de la industria licorera cubana, hoy triunfante en todas las Exposiciones del mundo.
Para evitar responsabilidades á los que estén en dicho caso, les aviso, que he tomado toda clase de medidas para evitar esas falsificaciones, sin que pueda impedir los perjuicios que sobrevengan, cuando los Tribunales de Justicia hayan intervenido.
A esos licores, ya de fama universalmente reconocida, podían agregarse los siguientes, no menos deliciosos: la Orangina, derivado de la naranja; la Crema Anón y Crema Piña, á base de las frutas cuyos nombres llevaban; la Guayabina ó Licor Patria, derivado de la guayaba; las Cremas de Café y de Cacao, muy superiores á todos los productos similares; la Crema habanera, licor sin rival; el Triple Anís de gran consumo, y el Champagne de plátano, bebida deliciosa, que superaba á la sidra, así por su aroma y sabor como por sus propiedades medicinales.2

Una de las especialidades de Aldabó era el Ron exquisito que obtenía directamente del jugo de la caña de azúcar, sin aditamento alguno. Ese jugo fermentado, destilado y envejecido según procedimientos exclusivamente empleados por Aldabó, producía un ron que por sus insuperables propiedades competía ventajosamente en muchos mercados con las bebidas similares de más antiguo renombre.
Incansable en el trabajo y ávido siempre de conquistar nuevos triunfos en su industria, pensaba Aldabó de continuo en el aumento de los selectos productos de su fabricación. En el mes de septiembre de 1912 planeaba comercializar un nuevo licor, en cuyá preparación trabajaba desde hacía mucho tiempo. Un producto, que muy añejo cuando se diese al consumo, pues los comienzos de su fabricación databan de 1890, se esperaba que rápidamente adquiriera fama universal.
Bibliografía y notas
- Lotus. “Las Industrias cubanas: La fábrica de licores de Aldabó”. Revista El Fígaro, 1903.
- Personalidades y negocios de la Habana
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