Enrique Edelstein y The Quality Shop en la Habana. Todo libro, decía un célebre escritor, debe ser muy bien presentado para que triunfe. Algunos críticos protestaron alegando que un libro triunfaba por cómo estuviera escrito y pensado.
A lo cual respondió el escritor: para saber si está bien escrito y bien pensado hay que comprarlo, y para comprarlo es necesario que llame la atención por su presentación más o menos admirable. La respuesta fué tan contundente que se terminó la polémica.
Después… todo el mundo ha trasladado esa opinión a los diversos aspectos de la vida y ha llegado a conclusiones tan contundentes como la respuesta del escritor sobre la presentación de los libros. De ahí que todo el mundo esté hoy convencido de que el hombre, como el libro, debe presentarse bien: elegante, correcto en sus modales, amable, siempre en perfecto equilibrio entre la realidad y sus pasiones.
La corrección solo la da una educación esmerada, la amabilidad y el equilibrio son producidos por los años, ese caudal de experiencia que cada semana va depositando en nuestro cerebro y en nuestro corazón. En cuanto a la elegancia… tan solo puede darla un artista —esa es la palabra— capaz de realizar con las telas un milagro: el milagro de hacer surgir trajes irreprochables en su corte.
Para ello se necesita, antes que nada, buen gusto, y además estudio, preparación. Por eso los hombres que realizan esto son los favoritos del público que, como es natural, desea siempre, en cualquier entrevista, causar, antes que nada, una buena impresión.
Un ejemplo de esto puede ser el Sr. Enrique Edelstein que se propuso ofrecer al público los trajes que soñaba, a precios sin competencia, si se tiene en cuenta la calidad de las telas empleadas. En Obispo número 84 instaló su establecimiento que es hoy, en verdad, uno de los más conocidos de la Habana: “The Quality Shop”.
Los hombres que presumen de ser unos esclavos de la moda, lo mejor de nuestra sociedad, visita esta casa y allí logra satisfacer plenamente los más exigentes caprichos de la moda.
Los trajes hechos que allí expone a la venta el Sr. Edelstein están confeccionados en Rochester. Esto dicho así, sencillamente, parece que no tiene importancia. Y sin embargo, no debe olvidarse que Rochester es una ciudad famosa por sus grandes fábricas de ropa hecha para caballeros.
En varias otras se han implantado industrias similares, con las cuales han obtenido gran éxito sus organizadores, Pero ninguna ha podido llegar a apresar ese algo desconocido, impalpable, que es el alma de los trajes: lo chic.
Los trajes de Rochester son, en este sentido, definitivos, hasta el punto de que sean los más preferidos en el mundo.
En “The Qualitv Shop” hemos tenido ocasión de ver, en estos días, trajes de etiqueta que no los supera ningún sastre de la Habana. Nada es tan difícil como realizar en un traje de esta clase ese chic mediante el cual un hombre que no lleva nada extraordinario en su persona, resulta de una elegancia insuperable. No hay un solo frac, un solo smocking de los que se venden en esta casa que no sea una perfección dentro de su clase.
Además los trajes de diario, los trajes con los cuales hemos de ir a tratar de un negocio importante, los trajes con los que vamos a concurrir a un Té elegante o a una visita de confianza, son dignos compañeros de esos fracs y esos smoking.
Para completar todo esto el Sr. Edelstein, que es un verdadero profesor de elegancia, importa también camisas y corbatas que son la última expresión de la moda. Son las suyas camisas finísimas o de seda y corbatas suntuosas, las cuales alternan las más fantásticas y elegantes combinaciones de color.
Para llegar a la mayor perfección en su negocio el Sr. Edelstein ha montado su establecimiento con un sistema especial en el cual ha fundido el procedimiento europeo y el norte americano. Un personal seleccionado entre los mejores sastres de la Habana, realiza en los admirables trajes hechos que él ofrece, pequeñas adaptaciones con tanta maestría que nadie creería que esos trajes no han sido hechos expresamente a la medida de quien los usa.
De todo esto depende el éxito que ha tenido en la Habana el Sr. Edelstein. Comprendemos, por tanto, que sus trajes, muchos de cuyos modelos daremos a conocer en próximas ediciones, sean los preferidos por cuantas personas comprendan que el escritor que dió tanta importancia a la presentación de un libro, había formulado, tal vez sin quererlo, una afirmación muy importante en la vida:
El hombre para triunfar debe, antes que nada, presentarse muy bien vestido.
Bibliografía y notas
- “La moda, tirana del mundo”. Revista El Fígaro. Año XXXV, núm. 12, 24 de marzo 1918, p. 341.
- Boletín oficial de marcas y patentes. Año XVI, núm. 7, 31 de enero de 1920 (En línea)
- De interés: Personalidades y Negocios de la Habana.
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