
Estuvo la Farmacia Penichet establecida desde 1888 en el mismo sitio, constituido por la esquina que forman las calles de Belascoaín y Virtudes, hoy Padre Varela y Mayor Gorgas en la Habana.
Esta farmacia gozó de un crédito muy grande por la escrupulosa atención que se prestaba al despacho de recetas. Asimismo contaba con un gran surtido de patentes nacionales y extranjeras.
El personal subalterno era idóneo estando a su frente tres profesionales de reconocida capacidad científica.
La Farmacia y Droguería Penichet tenía entrada por ambas calles, es decir, por Belascoaín números 19 y 21, por Virtudes el 171. Eran sus teléfonos en 1929 el U-7004 y el U-6855. Anteriormente, en 1926, se hacían los pedidos al U 5604 y 5155.

Del doctor Casimiro J. Penichet se publicó una carta el Diario de la Marina en fecha 7 de agosto 1930 que creemos conveniente reproducir:1
Declaraciones de los Doctores J. Macías y C. J. Penichet. Nos envían copia de una carta dirigida a un colega de la tarde. Sobre una Denuncia. Refutan las imputaciones que les hacen los Sres. Leiva y Hernández.
Hemos recibido la siguiente carta dirigida a “El País”, con el ruego de insertarla en el DIARIO DE LA MARINA a lo que accedemos por tratarse de un extremo relacionado con el bien público. Dice así la carta:
Habana. 5 agosto 1930.
Sr. Director de El País,
La Habana.
Muy señor nuestro:
En la segunda edición de ese diario correspondiente al día 4 del actual se ha publicado al pie de los retratos de dos señores que se titulan Doctores, aunque no tengan tal título de ninguna Facultad, una información con referencia a la denuncia que dicen haber formulado contra nosotros por coacción, amenazas condicionales de muerte y confabulación para alterar el precio de las cosas, impidiendo la libre competencia en perjuicio del público.
Es claro que, a quienes tenemos una bien ganada ejecutoria, que no en balde se dice entre nosotros que aquí todos nos conocernos, tal información, tendiendo a engañar a incautos o a indigentes mentales, no ha de perjudicarnos; pero, estimando conveniente que Vd. y los lectores de su periódico a quienes haya interesado aquélla conozcan lo ocurrido, le rogamos hospitalidad para estas líneas.
Los señores Mariano Leiva y Manuel M. Hernández, dedicados ilegalmente al comercio de drogas porque no son farmacéuticos, repartieron al público anuncios llamativos en lo que, a los bajos precios señalados a determinados artículos de uso general, agregaron la consiguiente ofensa para el grupo de profesionales dedicado a este negocio, si cual calificaron con la frase despectiva de Trust del Dolor.
Creímos conveniente entonces, por propio decoro, por respeto a la clase profesional a que pertenecemos y en defensa de sus intereses morales, y accediendo, por último, a ruegos reiterados de algunos miembros de la Asociación de Propietarios y Apoderados de Farmacia que el doctor Macías, como presidente de esta asociación, se dirigiera al Inspector General de Farmacia, en ruego de que tomara las medidas que estimara adecuadas para evitar el doble atentado que se realizaba engañando al público, al cual se le ofrecía como cebo precios que después no podrían mantenerse, y vejando a una clase profesional digna, como cualquiera otra, de consideración y de respeto.
La denuncia de los señores Leiva y Hernández y la información llevada al periódico son… una represalia.
Se explicará Ud. ante lo expuesto, que quienes no tengan titulo de farmacéutico, se hagan pasar como tales y se dediquen al comercio de drogas aunque el Reglamento de Farmacia lo prohíba y cometiendo, además un delito de usurpación, porque la tolerancia entre nosotros es cosa corriente; se explicará, de igual modo, que se ofrezcan al público a precios inferiores a los del Mercado artículos muy conocidos por su uso frecuente porque, Ignorándose su procedencia, bien pueden ser falsificados o mal habidos, únicos casos en que podría justificarse que, quienes se han dedicado a un negocio con ánimo de lucro, vendan los artículos propios del giro a menos precio del de costo, salvo que —y este es un supuesto también explicable— que se adquieran al crédito y no se paguen.
Quizás a esta circunstancia débase que a los señores de que se trata se les haya suspendido el despacho en todas las Droguerías de la Habana, que se les dificulte encontrar productos para sus casas y que nadie quiera venderles ni al crédito ni al contado, según ellos mismos expresan en la información a que aludimos, porque, resulta fácil vender a cualquier precio artículos ajenos que no se han pagado, aunque resulte muy difícil pagarlos, cuando se han vendido a precios inferiores a los de compra. El crédito no se pierde generalmente por gestiones de terceros, sino por falta de cumplimiento.
Lo dicho nos pareces bastante para que el asunto en que nos ocupamos quedo perfectamente aclarado.
Agradecidos y obligados, Sr. Director a su atención, nos suscribimos de Vd. atts S. S.
Dr. C. J. Penichet: Dr. José Macías.
Bibliografía y notas
- “Declaraciones de los Doctores J. Macías y C. J. Penichet”. Diario de la Marina. Año XCVIII, núm. 217, 7 de agosto de 1930, p. 23 ↩︎
- “Farmacia Penichet”. Boletín Oficial de Marcas y Patentes. Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo. Núm. 7, Enero de 1927
- Personalidades y negocios de la Habana
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