
Federico Escoto Cabada fue un eminente cirujano matancero que vió la luz primera el 26 de agosto de 1865, hijo del doctor Antonio Escoto se lanzó a la manigua redentora apenas cruzado el umbral de la pubertad alcanzando el glorioso grado de Comandante del Ejército Libertador.
Antes de que nuestros médicos empezasen a figurar en la ciudad y a mediados del siglo XIX, la ciencia de curar estaba en ella representada por profesionales habaneros que aquí llegaron a establecerse y entre ellos, en el año de 1830 el doctor Antonio Escoto y Ruiz quien brillantemente había hecho sus estudios en la Universidad de la Habana, siguiendo la escuela francesa que ya venía formando en Cuba adeptos y cuyos métodos empleaban estos en el ejercicio de su profesión.

La obra médica del doctor Escoto en Matanzas, quedó entre los cientos de casos clínicos que se le presentaron en su larga práctica, entre ellos algunos que le dieron el título que se ganó de ser uno de los más notables profesores de su época, así lo escuchamos una vez de labios del doctor Domingo Madam.
Como muchos de los médicos de su tiempo no dejó escritas sus observaciones como se hace hoy, quedando aquellas olvidadas.
Cuando Narciso López fijó por un tiempo su residencia en Matanzas, el doctor Escoto fue su médico particular a la vez que fervoroso partidario de sus proyectos políticos.
Hijo del anterior lo es el doctor Federico Escoto y Cabada, que de su padre heredó los dos rasgos conque hemos trazado la figura de aquel. Sus primeros estudios los hizo en el Colegio Los Normales dirigido por Bernabé de La Torre y Ángel Escoto, mas tarde completó la segunda enseñanza en el colegio dirigido por Carlos de La Torre y Aurelio C. De Llanos, incorporados estos al Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana puesto que en aquel momento no había Instituto en Matanzas. Se recibió de Bachiller por el año de 1881
Sus estudios de cirugía y medicina los cursó en la Universidad de la Habana graduándose como médico en 1888 ampliándolos después en París al lado del doctor Joaquín Albarrán y de otros sabios que lo distinguieron, especializándose en las universidades de la Sorbonna de París, en New York y Londres donde se perfeccionó en Oftalmología, especialidad a la que dedicó una parte de su práctica facultativa siendo una verdadera gloria para los hombres de ciencia de Cuba.
Poseyó una biblioteca de más de tres mil volúmenes en distintos idiomas y entre ellos muchos del notable científico cubano Dr. Joaquín Albarrán, incluyendo su obra póstuma titulada Medicina Operatoria de las Vías Urinarias.

Durante varios años desempeñó la jefatura de sanidad de la ciudad de Matanzas destacándose su labor en la epidemia de viruelas que amenazó la ciudad, controlando inmediatamente el brote varioloso y vacunando a la población logró exterminar de raíz dicho mal hasta el extremo de no repetirse en el transcurso de largos años.
También nos obligamos a destacar la inmensa labor del doctor Escoto en su notable paso por la jefatura de salubridad, referente a la epidemia de tifus y paludismo, ambas en diferentes épocas, pero a las cuales conjuró con su dinamismo y su ciencia.
Entre otras obras sanitarias realizadas por él se cuenta la erradicación de los manglares existentes a orillas del Yumurí y Bellamar, se necesitaron en esta labor 40 000 metros de relleno. Mereció por su notable esfuerzo la felicitación de la Junta de Sanidad de esa época integrada por los célebres médicos cubanos Guiteras y Finlay.
Después de terminar sus servicios en la Sanidad continúo trabajando en el ejercicio de su profesión como médico y cirujano. Hacia 1920 estableció un Gabinete de Electricidad Médica con grandes aparatos que incluían los de Diatenmia Médica Quirúrgica de la casa Fisher, de Chicago y de Rayos X el potente modelo Campbell. Poseia unos 200 miligramos de Radium distribuidos en placas, tubos y agujas, con este material logró mas de 400 curaciones de pacientes con cáncer de la piel.
Entre las observaciones del doctor Escoto en sus estudios, profesión y experiencias se pueden citar las siguientes publicaciones:
- Diferencia entre la Anemia Perniciosa Progresiva y las demás formas de anemia. Revista de Ciencias Médicas del doctor
Jacobson, Agosto de 1898, número 43 y siguientes. - Fiebre Perniciosa Palúdica: Neumonía. Revista de Ciencias Médicas número 49, 1888.
- Tuberculosis. Oftalmo-reacción del doctor Calmette. Crónica Médico-Quirúrgica del doctor J. Santos Fernández, 1909, página 459. Este trabajo fué reproducido por la Revue Genérale d’ Ophtalmologie. Véase C. M. Q., 1911, página 94
- Ex articulación de la mitad derecha del Maxilar inferior y resección de la rama horizontal izquierda, hasta la implantación del tercer molar, por Osteo—Sarcoma Mielógeno. Sociedad de
Estudios Clínicos. 1919. - Terapéutica de Radium. V. Congreso Médico Nacional. Tomo 2 página 259, año 1921.
Residió el doctor Federico Escoto Cabada en la ciudad de Matanzas, casa 113 de la calle Independencia (Medio) cerca de la esquina de Dos de Mayo.
En la actualidad (enero del 2019) la segunda planta del edificio perdió en su casi totalidad la cubierta y se encuentra deshabitada amenazando derrumbe. La fachada ha sufrido varias modificaciones. Esperemos que no se pierda otro de nuestros bellos edificios matanceros.
Referencias bibliográficas y notas
- Magazine de La Lucha, Matanzas 1923
- Matanzas Contemporánea – Guía Provincial 1942
- El Libro de Cuba : historia, letras, artes, ciencias, agricultura, industria, comercio, bellezas naturales : obra de propaganda nacional. Habana (Cuba), Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. pág. 908
- Personalidades y negocios de Matanzas.
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