
La Forrajera Habana una fábrica de pienso de Andrés Mon y Hermano. Un nuevo y evidenciador testimonio de la amplia y por demás intensa evolución industrial a que asistimos a principios del siglo XX en Cuba, nos lo ofrece la importante casa productora de pienso vegetal de los hermanos Mon, Andrés y Antonio, la que nombrada “Habana” funcionaba en su particular establecimiento de Carlos III, número 50.
Los dueños y gerentes de esta renombrada casa hicieron bueno en esta ocasión el conocido adagio castellano de “hacienda, tu amo te vea”.
Así, con la persuasión que la experiencia de siempre nos brinda en todos los casos, los hermanos Mon, en menos de dos años lograron ver en estado floreciente y en franca marcha triunfal una industria que —por lo general— era tenida por exótica en nuestra República.
Esa razón social de los hermanos Andrés y Antonio Mon logró tal éxito en una doble manifestación de su fecunda actividad comercial, que en parte muy considerable nos libró y nos libertaría de ser tributarios de la producción extraña.
Esa doble productibilidad, antes aquí desdeñada, eran la de pienso vegetal fabricado en el país y forraje almacenable, como un brillante ejemplo que mostrar a los que por sistema desconfían de las iniciativas particulares, tan necesarias en todo momento para propulsar la evolución progresiva nacional.

El edificio que la fábrica y almacenes “Habana” ocupaba en Carlos III, número 50, (con entradas por la Avenida de la Independencia y por la calle de Pocito) era una instalación modelo, que constaba de dos naves, con 850 metros cuadrados de superficie.
Los señores Andrés Mon y Antonio Mon podían jactarse de haber facilitado al mercado cubano un producto que era un positivo factor en la conservación y mejoramiento de la riqueza ganadera y un valioso elemento para muchas explotaciones comerciales en que era aun obligada e insustituible la tracción animal. Nos referimos al excelente pienso vegetal que elaboraban los señores Mon y de cuya fórmula nunca hicieron un secreto.

Dicho pienso vegetal, tan estimado por su numerosa y creciente clientela se componía de alfalfa, afrecho de Malta, harina de semilla de algodón, maíz molido y glucosa de melaza.
Tal pienso, llamado “Miss Faedes” estaba registrado y patentado debidamente en la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo.
Fácil es formarse una idea de la aceptación que supo conquistar este benemérito producto, para los interesados en la riqueza pecuaria, sabiendo que la producción diaria era —por término medio— 20 toneladas, cuya cantidad se vendía íntegra y totalmente en Cuba, pues la casa “Habana” de los hermanos Mon se encargaba del suministro a grandes industrias, tanto de la Habana como del interior de la Isla, mediante contratos.

Otro rasgo, elocuente proclamador del éxito industrial de estos innovadores, fue la cifra de ventas que arrojó el balance anual: $300.000, cuya cifra, para un capital social de $50.000 era un verdadero récord, en esta industria novel.
Estos breves datos dicen al lector cómo una acertada iniciativa sirvió, no solo para dar honrosa y productiva ocupación a más de 20 empleados, sino para aumentar —por un brioso y plausible rasgo de implantadores esforzados— el número de las industrias nacionales cubanas.
Por ese esfuerzo y el éxito que conquistaron por su laboriosidad y competencia los hermanos Mon, bien merecen figurar entre los propulsores de la industria en Cuba. Y merecen, cumplida, nuestra cariñosa felicitación.

La publicidad que hacía en 1918 la casa Forrajera Habana de Andrés Mon y Hermano incluía algunos detalles que garantizaban el pienso que producían. Se apoyaban para la comercialización en un certificado del Laboratorio Químico Industrial del Dr. Rogelio Ramírez.1
Certificaba este que la muestra de alimento para ganado (preparado con harina de semillas de algodón, alfalfa y miel) remitida al laboratorio por el señor Andrés Mon daba al ser analizada los resultados siguientes:
| Componentes | Porcentaje |
|---|---|
| Ceniza | 5.21 % |
| Humedad | 16.50 % |
| Fibra | 12.80 % |
| Proteidos | 9.82 % |
| Grasa | 5.67 % |
| Carbohidratos | 50.00 % |
| Total | 100 % |
Andrés Mon y el episodio del Toro en 1909
En la tarde de ayer apareció por Carlos III un toro, suelto, que acometió á todo cuanto por delante encontraba. Dicho toro causó desperfectos á un coche propiedad de don Andrés Món. También el animal, acometió contra varias personas que acompañaban un cadáver. El ataúd cayó al pavimento y fué destrozado por el toro. Los policías números 495 y 628 dispararon sus revólveres sobre el animal logrando darle muerte.2
El señor Andrés Mon y Pérez falleció (Q. E. P. D.) el 24 de diciembre de 1925. Fueron sus restos conducidos y sepultados al día siguiente en el Cementerio de Colón, ciudad de la Habana.3

Bibliografía y notas
- “Forrajera Habana”. Diario de La Marina. Año LXXXVI, núm. 327, 23 de noviembre 1918, p. 7 ↩︎
- “Crónica de policía”. Diario de La Marina. Año LXXI, núm. 202, 25 de agosto 1909, p. 6 ↩︎
- “Esquela fúnebre de Andrés Mon y Pérez ”. Diario de La Marina. Año XCIII, núm. 246, 24 de diciembre 1925, p. 6. ↩︎
De interés: Personalidades y negocios de la Habana
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