Entre los grandes almacenes importadores de víveres de la capital de la República, la Habana, la casa J. Calle y Ca., S. en C. ocupó uno de los lugares más prominentes por su categoría, su solvencia y su antigüedad.
La fundación de esta acreditada casa data del año 1890 en que se constituyó bajo la razón social de García, Landeras y Compañía, pasando a ser más tarde Landeras, Calle y Cía, y finalmente desde aproximadamente 1915 el nombre de J. Calle y Ca., S. en C.
El negocio más importante de la firma lo constituía la importación de víveres con algunas especialidades, representadas por productos acreditadísimos en el mercado cubano, tales ocupó uno de los lugares más prominentes, el aceite refinado Martí, las pastas catalanas para sopa La Flor del Día, las aguas minero-medicinales de Mondariz, la mantequilla asturiana Velarde, los chorizo s de Bilbao Viuda de R. de Euba, el vino moscatel de Sitges Conquistador, el jabón limpiador Bon Ami y los chocolates Nelia.
Importaba además fuertes cantidades de carne de tortuga, bacalao, arroz y demás artículos propios del giro. Ostentaba asimismo la agencia general, con plenos poderes, de la Compañía de Seguros y Fianzas Cienfuegos S. A., que radicaba en la Perla del Sur y era una de las compañías nacionales de seguros de mayor solvencia y prestigio.
La casa J. Calle y Cia, S. en C. tenía instalados sus almacenes y oficinas en la Habana, en el soberbio edificio que forma esquina en las calles de Oficios y Obrapía, el cual era propiedad de Don José Calle, ocupando la planta baja y sótanos el almacén y el primer piso las oficinas.
Hacia 1925 eran sus gerentes José Calle San Martín y Juan Alvarado Moreno. El resto de la sociedad estaba constituida por Agustín Cuevas, Rosendo Camino y Juan San Martín.
El personal lo componían más de sesenta empleados, entre jefes de departamento, oficinas, almacén, Departamento de Seguros, chóferes y mecánicos. El servicio de transporte lo componían siete camiones y dos cuñas para vendedores. Su radio de ventas abarcaba la Isla de Cuba en toda su extensión. Tenía viajantes fijos por todas las provincias y contaba además con depósitos especiales en las ciudades de Cienfuegos y Santiago de Cuba.
Los productos que representaba en exclusiva, se hallaban en cualquier parte del interior y en todos los establecimientos al por menor de la capital, debido a que la casa J. Calle y Cia, S. en C., gozaba de gran estimación entre el comercio detallista de víveres, de cuyos centros sociales ostentaba Don José Calle títulos honoríficos.
Como detalle simpático, haremos constar que todos los gerentes y socios de la firma, empezaron ocupando cargos modestos en ella llegando a poseer envidiables capitales. Por su parte el personal recibía alojamiento y manutención en la misma casa, ascendiendo rigurosamente por sus méritos y recibiendo justa compensación a su trabajo.
Referencias bibliográficas y notas
- J. Calle y Cia, S. en C. en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. p. 874
- Personalidades y Negocios de la Habana.
Deja una respuesta