
El Jardín El Clavel fue fundado en 1871 por José Armand de la Cruz. La afamada firma fue muy famosa en la Habana bajo el nombre de Armand y Hermano. Poco tuvo la Habana que envidiar, a pesar de los rigores de su clima tropical, a las más afamadas capitales de América y de Europa en lo que se relaciona al ramo de floricultura.
Bastaba asistir a una de nuestras fiestas aristocráticas, a una de nuestras grandes recepciones oficiales, a una de las ceremonias nupciales de nuestro mundo bien, o a uno de nuestros homenajes póstumos, para convencerse de que los floricultores cubanos lograron alcanzar maravillosos éxitos en el arte exquisito de asociar “la flor” a las más altas manifestaciones de la vida social.
Entre los jardines que en ese sentido descollaban en nuestra capital “El Clavel” ocupó un sitio de predilección.

Fundado en 1871 por D. José Armand de la Cruz, sus hijos D. Camilo y D. Alberto, no sólo continuaron con brillante éxito la labor iniciada por su antecesor, sino que supieron crear para ella nuevos horizontes, inspirados en las más altas orientaciones de la floricultura extranjera, adaptadas creaciones geniales del buen gusto criollo.
“El Clavel”, considerado hacia 1929 como el jardín más grande de la Habana, se encontraba ubicado en la calle de General Lee esquina a la de Coronel Manuel Martínez, en el vecino Término Municipal de Marianao, y su instalación comprendía amplios campos de cultivo, viviendas de veraneo de sus propietarios, residencias para empleados y obreros, dos caballerías de tierra en el Término Municipal de Bauta y un eficiente servicio de distribución, que contaba con diez camiones de las mejores marcas.
Tan importante firma comercial daba trabajo á más de cien empleados y permitía a los señores Armand y Hno., por medio de sus Conexiones comerciales de orden internacional, prestar eficiente atención, no solo a los pedidos de la República sino a los de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, China, Alemania, Japón y cualquier otro lugar del mundo en que existiese uno de sus asociados.

Su servicio urbano no demoraba más de dos horas en la atención de cada orden y la importancia de sus plantaciones, propiedades raíces y crédito de su firma, representaba un valor mayor de trescientos mil pesos en
moneda oficial.
Al dar a conocer las magnificencias de esta Empresa cubana, es necesario recalcar la riqueza que representaba su colección de orquídeas, la que contaba con más de cinco mil ejemplares, muchos de ellos verdaderas novedades de floricultura, calurosamente elogiadas por propios y extraños.
El jardín El Clavel ya no existe en la actualidad y la residencia de los Armand fue convertida en la Escuela primaria Abel Santa María Cuadrado. El Jardín El Clavel se encontraba en terrenos de la actual calle 61 esquina a 114 del barrio de Marianao, Habana. Las coordenadas son: 23.07404015322951, -82.42561225657187.

La visita del presidente al Jardín El Clavel. Mario García Menocal en el Palacio de las Flores.1
Fueron honrados en la tarde de ayer (Octubre 1914) los hermanos Armand con la visita del Presidente de la República y su bella esposa al jardín El Clavel. Pasaron cerca de dos horas recorriendo todas aquellas alamedas y examinando en los invernaderos las grandes variedades de palmas que allí se atesoran.
La señora Marianita Seva de Menocal, cuya predilección por las orquídeas es bien notoria, se detuvo largo rato admirando los curiosos ejemplares de la exótica flor que abundan en los privilegiados jardines de Marianao. Allí vió la rosa de su nombre. Y también la que con el nombre de Truffin han puesto de moda los Armand para la estación.
El Presidente de la República escogió en El Clavel un gran número de frutales para plantarlos en sus nuevas posesiones, finca El Chico, en el Cano, que fué del señor Juan Goicoechea antiguamente.
De su visita a El Clavel salieron los ilustres esposos muy complacidos.
El Catalogo del Jardín de Armand y Hermano en 1919.2
Y pues hablo de plantas y flores, me complace acusar recibo del Catálogo Ilustrado del Jardín El Clavel, admirable Jardín de Armand y Hermano.
Anualmente estos queridos amigos míos imprimen un catalogo con la nomenclatura de las plantas que expenden, instrucciones acerca de siembras, cuidados, precios, fotografías de las variedades más notables, etc. etc. con lo que —ya he dicho otras veces— han despertado grandemente el amor a las flores y hecho de ellas una industria lucrativa, una nueva fuente de riqueza honrada, como en otras naciones acontece.

No es en su forma litográfica este volumen, ni lo que se proponían los hermanos Armand, ni lo que en otros años han ofrecido al público; los grabados en colores son deficientes; en general todas las fotografías resultan un tanto borrosas, sin culpa de los editores.
No obstante, la variedad de rosas que se anuncian, de plantas de salón, de frutales jóvenes, de ramos para bodas y de cruces y coronas para entierros —especialidad de la casa— ratifican la fama que “El Clavel” ha adquirido.
Así han podido esos dos laboriosos cubanos, hijos; de un humilde cultivador de hortaliza, honrado y trabajador y excelente padre, sin abandonar la tradición del hogar, antes siguiéndola con amor, levantar un jardín que honra al país y crearse una posición independiente, en contacto diario con lo más saliente de la sociedad cubana…
Bibliografía y notas
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