Fue La Marquesita uno de los establecimientos más antiguos de Matanzas dedicado al giro de ropa para damas y caballeros.
Data la fundación del año 1880 ocupando por muchísimos años el mismo lugar en el que inició sus operaciones comerciales de la mano del señor Gerardo Gutierrez.
La Marquesita estuvo situada en un magnífico edificio de la calle de Milanés números 60 y 62 y para mediados de la década de 1920 eran sus gerentes los señores Emilio Poo, Antonio Gil y José Pérez.
Contaba con un departamento de sastrería en el que cuatro idóneos empleados laboraban dirigidos por el reputado maestro y jefe de taller Camilo Rodríguez.
Puede decirse que el mayor auge alcanzado por La Marquesita comenzó en 1915 al comenzar a figurar como socio Emilio Poo quien fuera uno de sus antiguos empleados. Más tarde ingresaron en la sociedad Gil y Pérez.
Sin dudas que La Marquesita fue un gran establecimiento importador directo de los mercados americanos y europeos que estaba montado a la altura de las casas de la capital cubana.
Más de quince empleados ganaban allí sus sustento atendiendo con amabilidad la numerosa clientela que acudía a la progresista casa.
El edificio donde estuvo La Marquesita desapareció en un incendio en la década de 1960 junto a otras edificaciones que se encontraban en esa manzana. Ese espacio lo ocupan en la actualidad las oficinas de ETECSA.
Bibliografía y notas
- “La Marquesita”. Magazine La Lucha. Matanzas, 1924.
- Personalidades y negocios de Matanzas — Cuba.
Yolanda Caridad Brito Alvarez dice
Hermosa edificación. Y pensar que allí compraron sus artículos nuestros antepasados, además de los valores arquitectónicos y estéticos de la época. Gracias x esa memoria tan necesaria.
Almar dice
Hola Yola, tiendas que tuvieron una presencia por largos años. Existen descripciones en las que la mujer desde el quitrín hace sus compras y los vendedores muestran su mercancía al pie del estribo. La galantería igualmente es tema recurrente en los escritos de las damas que visitan la ciudad de Matanzas siendo usual que reciban regalos o simplemente sus compras sean asumidas por algún caballero que pasando desapercibido paga la nota. Bonitos tiempos!