
Una Leyenda Mandinga desde los Archivos del Folklore Cubano por M. Hurtado de Mendoza.
Por personas que merecen entero crédito, dueños algunos de antiguos ingenios enclavados en el Valle de San Luis, como los de Magua, Manaca, Iznaga, Corojal, Guáimaro, se sostiene que la dotación de los mismos la componían principalmente negros de la raza mandinga.
Entre negros esclavos supervivientes procedentes del Congo, de raza chimbunga, y uno uancipello se sostiene la leyenda de que los mandingas de esos ingenios tenían un concepto de superioridad sobre los demás negros.
El año 1870 habían desaparecido casi todos, no quedando más que dos, uno de ellos ya libertado, de nombre Solano contra-mayoral del ingenio Corojal.
Solían no mezclarse con los demás negros y se resistían más que los otros esclavos al duro trato a que se les sometía.
Hacia el año sesenta era muy popular en Trinidad, y principalmente entre la población rural, que los mandingas habían desaparecido a virtud de una promesa hecha por sus dioses, de que se habrían libertado y volverían a sus tierras donde eran felices y libres.
Entre muchos negros esclavos esa leyenda está confirmada porque la desaparición de los mandingas en los campos de Trinidad se debió a haber volado en grupos, trasladándose a sus tierras.
Cuentan otros que esa tradición existía realmente, pero dueños de ingenio a quienes he conocido, afirman que ellos tenían la idea de que suicidándose, sus espíritus eran llevados por sus dioses a sus tierras reencarnando otra vez en ella.
Este dato está confirmado por hechos que no dejan lugar a duda; los suicidios eran frecuentes entre esos negros. En el ingenio Corojal en un frondoso bosque se ahorcaron sucesivamente veinte mandingas, en vista de lo cual el propietario de la finca, Don Miguel Cantero, mandó a talar el bosque.
En el mismo ingenio durante una zafra (probablemente el año 1864), un negro de apellido Toledo una mañana, que fué castigado por haberse quedado dormido, corrió a la casa de máquinas metiendo la cabeza entre el piñón y la rueda catalina, triturándosela y suicidándose de esta manera para no sufrir más castigos.
Llegó a sospecharse de los intentos suicidas de los mandingas porque se les oía cantar con frecuencia una especie de tonada ininteligible, que sin embargo aprendieron algunos negros carabalíes y uancipellos, como si fuera una especie de plegaria que entonaban antes de suicidarse.
En los ingenios de Trinidad, los esclavos mandingas fueron preferidos a todos los demás por sus condiciones para el trabajo y por ser más inteligentes; algunos llegaron a ser peritos en la fabricación de azúcar, buenos sastres y herreros, y magníficos cocineros. No se recuerda ninguna mujer de raza mandinga, habiendo sospechas de que dos fueran de esta raza sin haberse podido comprobar.
Por datos bastante juiciosos se calcula que en Trinidad, que tuvo una numerosa población esclava, no pasaron de quinientos o seiscientos los mandingas que existían en su jurisdicción.
M. HURTADO DE MENDOZA.
Bibliografía y notas
- Hurtado de Mendoza, M. “Leyenda Mandinga”. Archivos del Folklore Cubano. Vol. 2, núm. 2, 1926, pp. 174-175.
- Historias y Leyendas de Cuba.
- Wikipedia: Mandinga.
José dice
En Venezuela habian mandingas, y estoy casi seguro de que una poblacion cerca del pueblo guacarapo del estado sucre es completamente descendiente de mandingas. Se les dice Campoma y se le llama campomeros a ellos. La abuela de mi madre era una mujer negra indomable combatiente peleadora e insoportable estoy seguro que era de esa raza.