Pan Tradicional El Diorama de la Habana contado en 1912. Los establecimientos, al igual que las familias y los castillos feudales, tienen lo que pudiéramos llamar su abolengo, en razón directa, como es natural, con el número de años con que cuentan de existencia y que en algunos es verdaderamente asombroso, gracias a la excelencia de sus productos desde su fundación y al envidiable crédito de que gozan en el lugar en que radican.
En cada ciudad, en cada pueblo, existen algunos, o al menos alguno de estos establecimientos de los cuales habla el público como de cosa tan conocida, tan familiar, tan indispensable, que si desaparecieran costaría gran trabajo habituarse a la idea de que sus puertas se han cerrado y que no han de surtir más a ese público que durante varias generaciones había comprado en ellos algunas mercancías por no encontrarlas mejores en ninguna otra parte.
Uno de esos establecimientos de crédito envidiable desde hace tiempo inmemorial y que no hay una sola persona en la Habana que no conozca, bien por referencias, siempre favorables, bien por haber sido en alguna ocasión consumidora de sus magníficos productos, es El Diorama, la panadería, dulcería y almacén de víveres finos, fundada nada menos que en el año de 1840 (hace la friolera de setenta y pico) y establecida ahora en la calle de Consulado número 71, lugar ya casi famoso por contar desde tan larga fecha con un establecimiento de tal importancia.
El primer propietario de El Diorama fué Baraona, industrioso y honrado comerciante cuyo nombre recuerda la gente antigua como algo típico de la Habana de principios del siglo pasado, y fué Baraona quien comenzó a imponer en el público de buen gusto el pan de El Diorama que bien pronto se hizo célebre por su calidad exquisita y siempre inalterable.
El Diorama estaba situado, en sus comienzos, en los alrededores del parque y la gente recuerda —los que tienen edad para ello,— que El Diorama existía, el año 1850, en la calle de San Rafael esquina a Industria.
Más tarde, y ya acreditado el establecimiento como uno de los mejores de su clase en la Habana, pasó a ser propiedad del Sr. Manuel Sánchez, otro batallador hombre de negocios, que lo reformó, mejorándolo, y ensanchando grandemente su esfera de acción.
En la actualidad (1912) El Diorama como decimos, es una de las panaderías y dulcerías más antiguas de la Habana, y de las que tienen un crédito mejor cimentado y gozan de más justo renombre, continúa perteneciendo a la familia del Sr. Manuel Sánchez, y es, sin duda, uno de los establecimientos de su índole que mejores productos elabora.
El pan de El Diorama es uno de esos artículos que se citan siempre como insuperables en su especie, y son muchas las familias que desde hace largos años, y aún viviendo en los barrios más lejanos a la calle de Consulado, consumen otro pan que el elaborado en la legendaria tienda de Baraona, ni se surten de dulces y toda clase de víveres más que en “El Diorama”, donde tienen la seguridad de encontrar siempre las mejores mercancías.
Viendo lo que es ahora “El Diorama”, instalado en su magnífica casa propia de dos pisos, en Consulado número 71, y recordando lo que fué y cómo empezó allá por la mitad del siglo pasado, no podemos menos de reconocer la fuerza que tiene la tradición, sobre todo, cuando lo tradicional es digno de conservarse.
Nuestros abuelos saboreaban con placer el pan de “El Diorama” y lo mismo nos pasa ahora a nosotros; lo que demuestra que las cosas no se imponen por nuevas ni por viejas, sino por buenas. El pan de El Diorama, el pan tradicional, lleva trazas de ser el pan bueno por los siglos de los siglos…
Bibliografía y notas
- “Pan Tradicional El Diorama”. Revista El Fígaro. Año XXVIII, núm. 52, 22 de diciembre 1912, p. 772.
- Personalidades y negocios de la Habana.
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