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Vicente Pereda y su camisería en Habana 71

07/06/2025 Por Almar Deja un comentario

Camisería de Vicente Pereda. Fachada de la tienda en la calle Habana 71 (Ca. 1894).
Camisería de Vicente Pereda. Fachada de la tienda en la calle Habana 71 (Ca. 1894).

Fue Vicente Pereda un comerciante habanero propietario de la “Camisería V. Pereda” que existió en la capital, calle Habana número 71 entre Obispo y Obrapía.

—El secreto está en vender bueno y barato… —Y bonito… —Eso se comprende en la bondad de la cosa. Todo tiene su límite: desconfíe usted de las grandes baraturas. Si á primera vista no aparece la mácula, ella saldrá: y siempre con detrimento del cliente, es decir, de su bolsillo.

Luego, que todo esto es cuestión de oportunidad. Vea usted ahí ese montón de corbatas: iguales, al parecer, las encuentra usted un 60 por ciento más baratas. A los tres días se saltó el resorte, se rompió la tira, comenzó á deshilacharse por parte visible…

Nada: dinero tirado: pues, por eso puede darse barata; pero de esas gastará usted treinta en un año: de estas otras con seis bastará y llevará usted siempre la corbata decente…

—Y á propósito de corbatas ¿Ha visto usted chisme más inútil? —No lo crea usted. La costumbre la ha declarado obligatoria. Una persona sin corbata no puede parecer persona decente. Esto no quiere decir que lo sean todos los que la lleven: pero, vamos al decir y pongo por caso, en un momento dado usted se dirigirá más bien al que lleve corbata que al que no la use.

Es un chisme, como usted dice, que tiene la consagración del hábito. ¡Y cuidado que es vieja la costumbre!

—No vendrá de Adán, amigo Pereda. —No por cierto: es mucho más moderna: y francesa… —No podía menos… —Pues se equivoca usted, es rusa. — ¿Rusa? —SÍ, señor: rusa. —¿Está usted seguro? —Cómo que en tiempo de Pedro el Grande… —¿Historia tenemos? —Algo parecido. —Pues venga.

—Con mucho gusto: y aunque es muy corta, me permitirá usted que antes haga colocar en su sitio estas botonaduras, que son de gusto exquisito y merecen figurar en la vidriera: y estos alfileres de corbatas. De las camisas no digo nada. No hay camisa, por su confección y corte cómo la que se hace en la Isla de Cuba. Es un secreto que sólo nosotros poseemos. En el viaje que acabo de hacer á París y Londres, he traído la última novedad.

Camisería de Vicente Pereda. Vista interior de la tienda (Ca. 1894).
Camisería de Vicente Pereda. Vista interior de la tienda (Ca. 1894).

Todo lo demás de calzoncillos, cuellos y puños postizos, etc., etc.. es cuestión poco inquietante. Aquí se hice lo que en cualquiera otro sitio. Ahora en pañuelos, calcetines, camisetas, todo eso figura en la Habana como cosa corriente, lo más selecto de las fábricas extranjeras y nacionales; todo lo tengo, me falta más que abrir y la clientela…

—¿Irá viniendo poco á poco? —No, señor, ya viene. ¡Abrimos con el crédito hecho y la clientela formada. Nuestros amigos nos siguen á todas partes. Por eso la camisería de Vicente Pereda, cuenta desde el primer día con todos los elementos precisos para…

—Para que me cuente usted lo de las corbatas…

—¡Ah, sí! Se me olvidaba: perdone usted. No sé donde he leído que cuando el gran Zar Pedro de Rusia, fué á París, en tiempos, según creo, de Luis XIV, le acompañaron entre otros oficiales, los de un regimiento de Croatas. Estos llevaban, como prenda de su uniforme, un elegante y enorme lazo, formado por un trozo de tela de seda que envolvía el cuello y anudándose junto á la barba caía airosamente sobre el pecho.

Adoptóse la moda, llamáronse primeramente croatas aquellos adornos, obedeciendo á su origen de introducción, y el vocablo corrompiéndose vino á convertirse en cravatte, de donde á su vez la palabra española corbata. Esto es todo: pero ya ve usted que no es tan moderna la invención, porque los croatas de alguna parte debieron sacarla.

—Es claro. Pero volviendo á lo de marras, ¿Cómo se atreve usted d abrir, con los tiempos que corren?

Publicidad de Vicente Pereda para su Centro de Camisería (Ca. 1892)
Publicidad de Vicente Pereda para su Centro de Camisería (Ca. 1892)

No crea usted en aves de mal agüero, para lo bueno, útil y necesario todos los tiempos, son excelentes. Las camamas1, son las que necesitan condiciones de tiempo y lugar. Además, la casa es ya antigua: esto que V. ve no es sino una reforma. Es decir, que vuelvo á abrir. Aquí, en esta cuadra de la calle de la Habana, entre Obispo y Obrapía, por donde pasa todo lo que en la Habana vive, respira y gasta, el género de atracción indiscutible, se vende, Ahí tiene usted mi tarjeta:

Vicente Pereda —Ofrece á usted su establecimiento de camisería en la calle de Habana número 71, entre Obispo y Obrapía.

Hay que convenir en que además de vender bueno, elegante y barato son necesarias otras cualidades. Oportunidad, formas y discreción.

Y el lector juzgará por lo narrado, como se explica el simpático dueño de la nueva camisería.

Asmodeo.2

A finales de 1899 regresa Pereda a la Habana y así lo relata un importante diario:3

Pereda de vuelta. — A estas horas debe encontrarse ya entre nosotros, de vuelta de su larga y provechosa excursión por los principales centros fabriles europeos y americanos, el rey de los camiseros de la Habana, el laborioso, activo y simpático Vicente Pereda.

Antes de que haya puesto pie en tierra Pereda, le han precedido las grandes facturas de novedades de invierno que hoy colman la vidriera y anaqueles de la elegante camisería de Habana 71. Allí está la ultima expresión de la moda en materia de corbatas, pañuelos, medias, etc., etc., todo flamante, de alto gusto y calidad irreprochable.

En corbatas la variedad es inacabable. Hay las de lazo blanco finísimas para asistir á las noches do ópera, los elegantes nudos para el traje de calle y el último modelo de plastrons, forma nueva en la Habana y entre los que sobresalen los de color negro, y rojo, que hacen furor en Londres y París, como muestra de un completo dandysmo.

Un saludo muy afectuoso de bienvenida para el buen amigo Pereda y que continúe gozando, como siempre, de la preferencia merecidísima que le dispensa la juventud elegante de la Habana.

Enrique Fontanills, el gran cronista de la vida social habanera, anunciaba en 8 de mayo 1907 otro regreso de Vicente Pereda:

A bordo del vapor Morro Castle, que fondeó en puerto en las horas primeras de la mañana, ha llegado de los Estados Unidos un amigo de toda nuestra juventud elegante. Me refiero á Vicente Pereda.

El simpático dueño de la fashionable casa de Habana 71 vuelve á la Habana después de una grata excursión realizada en compañía de su amantísima familia. Llegan todos muy complacidos de su viaje ¡Bienvenidos!

El 25 de abril 1915 —De viaje. Antonio Pereda va al Canadá. Hijo del amigo Vicente Pereda, cuya casa de Habana 71 conoce toda nuestra juventud elegante, saldrá después con rumbo a Nueva York en busca de novedades para la estación.

Queda entretanto aquí Pereda gestionando el traslado a Obispo de su flamante camisería, solo demorado, según se asegura, por obra y gracia del señor Ramiro de la Riva. Pero no tardaremos, al fin, en verlo en el boulevard habanero ¡Que es su aspiración…!

24 de junio 1916. —Ha quedado demostrado hasta la saciedad, que donde vaya un cubano a competir por cualquiera de los sports, ha quedado en primer lugar; Narganes, Zola, Marsans, Fonts, Capablanca etc., etc., son ejemplos contemporáneos, que todos conocemos, lo mismo que a Vicente Pereda, en Obispo noventa y siete que es el mejor camisero del mundo, así lo reconocen en París, Londres y New York en los elegantes que viajan.

Bibliografía y notas

  1. Camama: f. vulg. Embuste, falsedad, burla. (Real Academia Española). ↩︎
  2. Utilizaba el seudónimo de Asmodeo don Francisco Cepeda y Taborcías. ↩︎
  3. “Gacetilla. Pereda de vuelta”. Diario de La Marina. Año LX, núm. 271, 15 de noviembre 1899, p. 3 ↩︎
  • Asmodeo. “Vicente Pereda”. Revista El Fígaro. Año X, núm. 46, 30 diciembre 1894, p. 608
  • Personalidades y negocios de la Habana

Publicado en: Habana Etiquetado como: Habana: Instituciones y Negocios, Habana: Personalidades

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