Miret Hermano y Goñi y el incendio en Matanzas. En la ciudad de Matanzas va avanzando el mes de abril de 1895 y desde hace casi dos meses en el país se han levantado en armas los independentistas. El general gobernador militar de la provincia don Luis Prats recorre las localidades de Benavides, Mocha, Canasí y Sabanilla y, los sospechosos y candidatos al delito de infidencia abundan. En la calle Milanés, llamada por aquella época de Gelabert, el almacén de víveres de Miret, Hermano y Goñi concluye otro día de negocios.
Es Jueves Santo el once de abril de 1895 y en la Plaza de Armas de la ciudad de Matanzas son numerosos los asistentes a la retreta de la banda de música del Regimiento María Cristina. Están a las ocho y media de la noche sonando los acordes de los instrumentos musicales cuando de pronto se desata el pandemónium, las cornetas y pitos dan la señal de fuego y la alarma corre junto a los matanceros por toda la ciudad.
No muy lejos de la Plaza de Armas, apenas unos trescientos metros, situado en la intersección de las calles de Milanés y Matanzas un edificio arde en llamas. Corresponde a los números treinta y treinta y dos de la calle de Gelabert y aunque es propiedad de doña Concepción Aranzabe Alpízar, excelentísima Condesa viuda de Egaña1, está ocupado por un comercio y almacén de víveres que gira bajo la razón social de Miret, Hermano y Goñi.
Hasta allí con rapidez se movilizan los bomberos de la localidad y demuestran un tremendo valor frente al fuego. El edificio que antes había sido ocupado por Bea y Bellido se compone de cuatro grandes y altas paredes de cantería y sus pisos de madera se sostienen por medio de columnas de hierro. Las ventanas dan a las dos calles mencionadas anteriormente.
Organizados, rápidamente los bomberos colocan la bomba de nombre “Yumurí” en la caja de agua de la Plaza de la Vigía, la bomba “San Carlos” en la Plaza de Armas y la “Matanzas” en la plazoleta de la Aurora. La fábrica de gas ofrece sin costo todo el carbón que sea necesario al funcionamiento de las bombas y el señor Juan Govea hace lo mismo con la leña que se requiera.
La violencia del siniestro obliga a evacuar las casas cercanas, por la calle de Gelabert en el treinta y cuatro que es pared contigua vive Hipólito Álvarez, el treinta seis lo ocupa Mariano C. Artis2 y el treinta y ocho las señoritas Milanés.
Las viviendas que quedan al frente del incendio por la misma calle son salvadas milagrosamente por los bomberos y los vecinos que las habitan se encuentran a salvo visto que en su mayoría asistían a la retreta en la Plaza de Armas.
De estas habitaciones el diecisiete bajos corresponde al escritorio de Joaquín Castañer y los altos al Lcdo. Ambrosio Rodríguez, en el diecinueve bajos habita la familia de uno de los dueños del negocio de don Goñi y en los altos la de los hermanos Miret, finalmente en el veinte y uno los relativos de Carlos Rivas.
Por la calle paralela de Ricla, conocida como del Medio, prende el fuego aquí y acullá, como en la locería de Víctor Menéndez donde arde un depósito de envases y paja que se logra apagar por la sangre fría del dueño. El tejado de la casa de enfrente que es el veinte y siete de Medio donde radica en ese momento la papelería “La Pluma de Oro” de Ceferino A. Carreño arde también.
Al fondo del foco principal los números diecinueve, veintiuno y veintitrés de la calle Contreras se evacúan y desde la de Matanzas dieciocho sacan en hombros a Luis Geerken, comisionista y en su momento cónsul de Alemania en la ciudad, quien se encuentra enfermo desde hace algún tiempo. Los daños colaterales alcanzan también al bello edificio de Bea, Bellido y Compañía así como a su depósito en la calle de Gelabert veintiséis.
Causado el fuego por unas latas de petróleo que están cerca de una puerta por el lado de la calle de Matanzas y descubierto desde las ocho y media de la noche a las diez menos cinco ya se ha desplomado la fachada que da sobre Gelabert causando con sus escombros la obstrucción de la circulación por ese lado. Por la calle Matanzas la pared que aún resistía cae al suelo a las tres de la madrugada del viernes doce.
Avivadas las llamas por un fuerte viento amenazan hasta con extenderse del otro lado del río San Juan y allí un lanchero sufre quemaduras en las manos.
Valerosamente los bomberos combaten la catástrofe y algunos de ellos sufren lesiones que son atendidas en la Sanidad establecida por el Cuerpo en la contaduría del Teatro Sauto. Los doctores Lecuona, Ulmo, Galup, Cuní, Vera, Trelles, Escoto, Pedro S. Quirós, Roberto y Domingo Madan y Michelena además de los practicantes de la cruz roja Francisco Casanova y Avelino Estevez de farmacia ayudan con los heridos.
José Peñate un bombero de salvamento recibe una herida en la región nasal de un centímetro con desprendimiento del cartílago de la lámina media. Salvador Capín Sánchez a cargo de un pitón escoriaciones en la mano derecha, también escoriaciones en la mano del segundo brigada Alfredo Sust, el bombero Alfredo Dally encargado de una manguera tiene espasmos y Baudilio Bofill contusiones, en una mano recibe leves quemaduras de primer y segundo grados Pedro Santana al estar a cargo de una sección de máquina.
El tercer jefe Enrique Estrada, el teniente de los bomberos municipales de la Habana Juan Rodríguez Brito, los bomberos Bernardo Ortiz y Ramón Paez en el mismo orden sufren una herida punzante en el pie izquierdo, espasmos los dos siguientes y escoriaciones el cuarto.
También resultan levemente lesionados el inspector de policía municipal Ezequiel García Carchano y Antonio Gómez de la sección de salvamento, los bomberos Quintero Mesa, Julián Bacoroti, Ventura Hernández, Arturo Estevez, Luis Vidal, Ricardo Cabaleiro, Mateo Ramos, Sebastián Rosario, Manuel Lecia primer jefe y el corneta Carlos Boiña.
De los paisanos Ricardo Arias presenta escoriaciones y excitación nerviosa, también escoriaciones en la mano izquierda Luis Barbena, espasmos Salvador Capín y Sánchez el encargado de la bodega “La Polvorina”. En la Plaza de Armas varias señoras sufren ataques nerviosos causados por el pánico. A los vecinos más necesitados prestan servicios los telegrafistas Garay y Santamarina distinguiéndose en ello el doctor Pintó.
Muchos ayudan y entre ellos están presentes las Siervas de María y los comerciantes Surís, Amézaga, Sampeiro, Menéndez, Bea, Abete y Ungue, Eduardo Rodríguez, atienden de manera esmerada a los bomberos junto al dueño de la tienda de ropas y víveres “La Palmira” quien no cobra nada de lo que ofrece.
Como precaución la fábrica del gas aisla el circuito tres que se encuentra cerca del incendio. Por su parte el Administrador de Comunicaciones al causar el fuego la destrucción de los hilos telegráficos instala una Estación con carácter provisional en la Administración de Hacienda. Se recogen los efectos de correos y telégrafos y la correspondencia así como las mesas de telegrafía.
En el lugar se personan las autoridades provinciales, el gobernador regional, el coronel Antonio López de Haro y el teniente coronel Enrique Vázquez Sánchez3 del regimiento “María Cristina” No. 63, el capitán del puerto, presidente de la audiencia y los jefes de policía gubernativa y municipal.
Dando por concluido el siniestro se retiran los bomberos a las seis de la mañana del viernes para regresar a las nueve y media a causa de otro fuego declarado al fondo de la casa incendiada, por la calle de Matanzas en la ferretería de los señores Alegría. A este prontamente acude la bomba Yumurí, la que colocada en la caja de agua de la misma calle sofoca el incidente. Todavía a las diez de la noche de ese mismo día doce deberá de intervenir la Yumurí para exterminar nuevas llamas entre los escombros del edificio de Miret Hermano y Goñi.
Cerca de cumplirse por aquella fecha el cincuenta aniversario del suceso aún no se había olvidado en Matanzas el gran incendio de 1845, uno de los que por sus proporciones consumió gran cantidad de propiedades. Aunque no fue necesario su desplazamiento ya estaban los bomberos de la Habana con su material listos y preparados para salir en tren expreso hacia Matanzas.
Edificio y existencias se perdieron calculándose el todo en unos ciento sesenta mil pesos. Se salvaron varias carpetas y algunos libros además de los dos mil sacos de azúcar pertenecientes a la firma y depositados en almacenes de Matanzas y la capital. En una casa de comercio de la Habana también contaban con depósitos en cuentas corrientes sin embargo, sería difícil absorber pérdidas de tanta magnitud, hacía pocos días habían recibido pipas de vino y manteca.
Felizmente parece ser que el comercio de Miret Hermano y Goñi estaba asegurado como también la propiedad de la condesa Aranzabe. De su edificio la ilustrada Condesa Aranzabe precavida y adinerada poseía seguros desde hacía años con las firmas Lancashire y Northern, siendo representante de esta última el señor Juan S. Knight4 en la ciudad. Se comentaba que las sumas que podría recuperar la condesa sobre este edificio rondaban los setenta y cinco mil pesos.
En esta esquina de las calles de Milanés y Matanzas intersección de antiguos comercios y en ese mismo edificio, que el fuego acababa de destruir en 1895, anteriormente existió un comercio nombrado “Ferretería El Candado” que vendía desde maquinarias y herramientas para ingenios hasta efectos navales.
Construido el edificio en 1865 giraba en 1881 bajo la razón social de la “Viuda de Labayen y Álvarez” y poseía coronándolo dos estatuas, una representando al Comercio por el lado de Milanés y la otra por Matanzas mostrando la Industria.
De aquel edificio renació otro. Antes del fuego de 1895 ya en diciembre quince de 1863 había ardido la Ferretería El Candado casi a medianoche en la misma esquina.
A principios del XX se estableció allí con su negocio de talabartería y calzado la casa de los señores Cabañas y Alegría. Hoy de vez en cuando se ve desde sus ventanas asomándose algún vecino y un restaurante ha instalado sus ofertas en los bajos.
Sigue siendo otro bonito edificio, compañero de aquel al que los bomberos en unos lejanos jueves y viernes santos intentaron salvar arriesgando sus vidas. Una historia de Matanzas que cuenta de gentilezas y fuerzas en una comunidad que se aprecia para juntos luchar por el bien común.
Incendios, seguros, independentistas o simple accidente, una pregunta que quizás no necesite respuesta.
A. Martínez — (transcripción y edición, Mayo 28, 2022)
Bibliografía y notas.
- Nos dice Estíbaliz Ruiz de Azúa y Martínez de Ezquerecocha en “La Congregación de San Ignacio: El asociacionismo vasco en Madrid en el umbral del siglo XX” que …la condesa viuda de Egaña, Concepción Aranzabe (nacida en 1831 en Matanzas, Cuba, hija de un guipuzcoano y de una cubana de Matanzas), se empadronó en un palacio de la calle Génova 25 con los dos hijos habidos de su matrimonio […] y 13 sirvientes (6 criadas, 3 criados, 1 lacayo, 1 mozo y un matrimonio en la portería). No se indicó el sueldo de los sirvientes, pero sí se declaró que la condesa viuda de Egaña pagaba por contribución territorial “más de 30.000 pesetas” …figura en la posición 38 entre los grandes contribuyentes por fincas urbanas de Madrid. ↩︎
- Mariano C. Artis fue dueño de la farmacia La Central sita en la calle del Medio 15 en la ciudad de Matanzas y del central Narcisa en Santa Clara (Véase Cuba Illustrated p. 150). ↩︎
- Véanse los miembros del Cuerpo de Infantería María Cristina No. 63 en Matanzas, Anuario Militar de España 1895. ↩︎
- Se menciona en 1908 al señor John S. Knight obrando como vicecónsul de Gran Bretaña en la ciudad de Matanzas por lo que no asombra represente compañías de seguro inglesas en la Isla. La Lancashire Insurance Co. tenía en 1901 oficinas en la Habana y ofrecía seguros contra incendios al igual que la Northern Assurance Co. of London and Aberdeen. ↩︎
- “A Warehouse Destroyed at Matanzas.” The New York Times 44, no. 13,617 (April 14, 1895): 5.
- “Cuerpos de Infantería del Ejército de Ultramar, Cuba, María Cristina No. 63”. Anuario Militar de España 1895. Madrid: Imprenta y Litografía del Depósito de la Guerra, 1895, 421.
- “Incendio en Matanzas.” La Lucha Diario Republicano, Año 11, no. 88 (Abril 13, 1895): 2.
- “Official Commercial Directory of Cuba, Porto Rico and the Entire West Indies with Bermuda for 1901.” New York: Spanish-American Directories Co., 1901, 106,239.
- Prince, J. C. Cuba Illustrated. New York: Napoléon Thompson & Co., 1893-1894, 150.
- Ruiz de Azúa y Martínez de Ezquerecocha, Estíbaliz. “La Congregación de San Ignacio: El asociacionismo vasco en Madrid en el umbral del siglo XX.” Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2018.
- El Benemérito Cuerpo de Bomberos de Matanzas desde 1884.
- Personalidades y Negocios de Matanzas.
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