Aventuras de Listillo y Tareco: Se Acuartelan. Siguaraya, que se vá, se vá, sin permiso no la vá tumbá… Resonando se oyen por todo el solar los gritos desaforados de Tareco queriendo parecerse a Oscar de León. Se entretiene con un arique amarrando un viejo y rayado celular a uno de los güines del papalote, que sostiene entre sus rodillas y cuando llega al estribillo de la canción zarandea como si tuviera un contrabajo entre sus piernas.
— Manina ¿y esa gritería?
— Ay no me digas nada Listillo, que quién tú sabes no sale de la puerta de la cuartería pá fuera y ya tú sabes cómo está de mandado por estos tiempos.
— ¡Hey, ‘táte tranquila que eso se le pasa en par de días!
— Eso es lo que tú te crees, pero esta vez es serio, ni camarita ni rollito ¡Se ha acantonado…!
Bueno, empezó diciendo que se acuartelaba, porque aquí hay cuartos en el solar y hasta les dió nombres ¡Coño, que dice que el cuartucho del Friki es la sala de armamentos, el de Pechuga la oficina del político y, el mío es el comedor!
En el medio del solar ha puesto todas las tendederas de una manera tal que tenemos que arrastrarnos para pasar, que eso es el polígono de entrenamiento…
Hazme el favor Listi ¡Me para el circo ese o le descascaro el pellejo de las nalgas a chancleta!
— Oye cara ‘é panfleto atiende pá’cá. Dispara Listillo a Tareco, rápido y directo, lo que suena como el chasquido característico y la cadencia de las ráfagas de las tres balas que escupen las aka cuarenta y siete.
— ¡Firmes Cojo… Que llegó el Teniente Zapata! Tirando el papalote, se levanta y se cuadra Tareco. El grito, a los cuatro vientos, es enviado junto a una andanada de saliva y esputo.
Listillo retrocede ante la avalancha de rocío y pensando que es un chiste responde con marcialidad y a toda voz: ¡Descanso, soldado!
— Con permiso teniente, Tareco al reporte:
No entra ni sale nadie, los voluntarios controlan la cola, se les ha asignado una tienda a cada uno y hasta duermen frente a ellas para que nadie se cuele; el hospital de campaña igual, ya está bajo observación por si alguien tose y no se tapa la boca como le enseñamos; el semillero lleno de “berro” para que la independencia alimenticia del solar sea el ejemplo; los catalejos de observación listos ¿te acuerdas de los tubitos de desodorante azules, los que cogían candela si se acercaban demasiado al calor, los que dejaban tremendos golondrinos abajo ‘el sobaco?
— Sí, sí Tareco, me acuerdo de tó eso, acere pero “para” ya la película esta… ten piedad de la gente y déjalos salir del solar, dales un chance pá’ que se acuesten sin gritería ni alteración y, puedan dejar un bombillo encendido sin miedo al enemigo… dale mi herma, que mira, te traje una canequita del bueno, ron Paticruzao pál sarampión!
— Teniente, coño teniente, pero usted sabe que yo le fajo a eso como trapo rojo, así no, mire que respeto el ordeno y mando, las órdenes verticales, y no discuto, cumplo sin objeciones, como buen soldado. Pero no, esta vez no, esta vez es hasta la victoria final, hasta que los objetivos sean cumplidos…
Eh y por cierto, que todavía no me los ha entregado, mire que hay que saber contra lo que me voy a fajar. Por si acaso ya tengo vigiláo a uno que andaba buscando poli-espuma en el contenedor de la esquina, no vaya a ser que le dé por meterse a marinero de agua salá y al Topito por abre huecos, que este si es un lámpara de bola de bujías, me tiene con el cuento de abrir fosas y lo que ahorita se va el solar completo por el pozo que hizo, pá’ mí que quiere salir por China o hacer una piscinita ilegal de esas.
Listillo se apoya en el taburete y sacándose el pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón campana, cortado al estilo de los años setenta cuando la última moda eran las camisas de Manjatan, se lo pasa por la cabeza y con su mano describiendo un círculo alrededor del cráneo hace ademán de despojarse de lo malo.
Esas son sus cosas, cuando no puede con algo, le sube un temblor por la rabadilla y el escalofrío le llega a la base del cráneo, lo que invariablemente hace que extirpe del escondite el pañuelo “cargado” y se despoje de la sensación que termina en su cabeza.
Tareco le observa esperando que diga algo… pero las palabras no llegan, se demoran haciendo que la escena se convierta en interminable. Se impacienta y adjunta recogiendo el papalote
— Macho, cuando lo empine queda todo grabado con el celular desde el aire, no hace falta dron ni ningún inventico d’ésos ¡Imagínate el ahorro de recursos!
Con seriedad el Listi mira a Tareco que sigue cuadrado, como si estuviera al bate con un conteo de tres bolas y dos strikes, pensando que va a pedir tiempo y golpear el jón con su bate para levantar la polvareda habitual y hacer que el lanzamiento decisivo parezca trucado, porque ese viene tarde o temprano, con polvo o con cascarilla, porque ese te poncha o te embaza. Ese es el que no se olvida y sale en televisión, en el… del que se habla por los siglos de los siglos.
En el cuarto son varios, Listillo plantado frente a Tareco que sigue formado para el pase de lista, a su derecha algo inclinado el corazón de Jesús, un poco desteñido por los años que hace que no lo sacan al sol y, a la izquierda otro cuadro que parece jugando al equilibrio balancear la Santísima Trinidad.
En el muro que da a su espalda un barbudo se parece al Cristo pero no lo es, ese de todo el santoral es el preferido de Tareco, aunque si le preguntan no se acuerda ni del nombre, un santo equis, que hizo algo equis, en un momento equis…
Los “otros” santos están metíos en la barbacoa por si acaso, fuera de miradas indiscretas. Todos parecen tener los ojos muy saltones del asombro, igualito a Manina que escondida a medias detrás de Listillo oculta con las dos manos su abierta boca.
— Listillo levanta la cabeza y tomándose seriamente su papel de Teniente Zapata, pausadamente y con voz firme pronuncia:
Acere, las órdenes son ¡Abre el solar y descuartela!
De la Misma Serie:
- Listillo y Tareco en la racionalización: Aquí algo está al revés… Dominó y Paren en Moneda Dura.
- Aventuras de Listillo y Tareco: Se fajan con el Comején o Baba pál’ balancín.
- y otros en… Escritores y Poetas
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