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El Acueducto de Matanzas y Fernando Heydrich Klein

07/06/2025 Por Almar Deja un comentario

Acueducto de Matanzas. Vista de los manantiales tomada de la parte baja del río Cañas (Ca. 1901).
Acueducto de Matanzas. Vista de los manantiales tomada de la parte baja del río Cañas (Ca. 1901).

El Acueducto de Matanzas, Fernando Heydrich Klein y la The Matanzas Water Works. Es esta una de las obras más importantes de la Isla de Cuba. Fué la bella, la gentil, la soñadora Matanzas la que obtuvo la fortuna de ver, en realidad convertido, ese sueño de los pueblos que adelantan.

A nueve millas de la ciudad, hacia el N. E. y á 23 metros sobre el nivel del mar, con un rendimiento de 1″33 cúbicos por minuto, de los que la población consume hoy, aproximadamente, 75 centímetros cúbicos por minuto.

Es digno de observarse con detenimiento todo esto, tanto más cuanto que ello dá realce á las condiciones de Matanzas para la vida.

En el resto de la Isla de Cuba, el agua es un problema casi pavoroso, porque los Ayuntamientos no ven fácilmente resueltas sus dificultades en un sentido palpablemente económico.

En Nuevitas, por ejemplo, nótase algo sorprendente y en lo que parece cebarse la ironía del destino. Ante la inmensidad de una bahía cuyos extremos se pierden en el horizonte, los buenos vecinos se asustan presintiendo en época determinada del año una sed grande, sin agua suficiente para calmarla.

A distancia, sobre la cumbre de un valle pequeño en que las hojas, doradas al sol, parecen vivir la Naturaleza con encantos nuevos, húndese la tierra fértil y brota de las profundidades de un pozo maravilloso puesto allí por la Providencia —á no dudarlo— el agua cristalina y pura de un manantial que asegura la vida del cercano puerto.

Acueducto de Matanzas. Interior de la casa de máquinas (Ca. 1901).
Acueducto de Matanzas. Interior de la casa de máquinas (Ca. 1901).

Matanzas ve las olas del Atlántico, convertidas en crespos de espuma, sin envidia y sin dolor. Desde 1871 resolvió su problema, sin pavor, adquiriendo como timbre de civilización los famosos manantiales del Acueducto.

En 1872 concluyéronse los trabajos y desde entonces los poderosos manantiales abastecen de agua á Matanzas, sin ninguna interrupción. Ocho años después de concluidas las obras del Acueducto, consideráronse impotentes para el consumo total de la ciudad.

Fueron causa de ello, no deficiencias ni malos cálculos de los que dieron á Matanzas un Acueducto, sino el aumento de población, digno y envidiable reflejo del adelanto de los pueblos que trabajan y no se detienen estáticos, en su debilidad, al Progreso que pasa en vorágines de ideas por el mundo culto.

En 1880, pues, se emprendieron nuevas obras para la elevación de las aguas, con lo que se obtuvo un aumento de 19 metros sobre el anterior nivel. Consisten estas obras en la instalación de cuatro potentes bombas que son movidas por una caída de agua obtenida por una represa y derivación que al efecto se hizo del río Cañas que cruza, próximamente de los manantiales, á 350 metros.

Acueducto de Matanzas. Instalación de las bombas para la elevación del agua (Ca. 1901).
Acueducto de Matanzas. Instalación de las bombas para la elevación del agua (Ca. 1901).

La época de la guerra fué terrible para toda esa clase de obras, porque las necesidades del ejército Libertador llevaron á ellas casi siempre la destrucción. Así, las fuerzas del General Rafael de Cárdenas deshicieron estas obras totalmente.

Esta razón fué la que privó á la ciudad de Matanzas del aumento de presión, durante los dos últimos años de guerra. Nuevamente fueron ejecutadas esas obras á fines de 1898, según podrán ver nuestros lectores en las fotografías que aparecen en estas páginas.

La red de distribución en la ciudad alcanza á 47 kilómetros, con un depósito cubierto, con capacidad de 1.750 metros cúbicos, construido en las afueras de la ciudad y á una altura igual que la de los Manantiales. Además, existe, también en las afueras de la ciudad, otro depósito de 800 metros cúbicos, cubierto como el anterior, distante 53 metros de Matanzas, y que se llena por medio de dos potentes bombas movidas por fuerza de vapor.

Esta máquina de vapor está instalada en el primer depósito de que nos hemos ocupado y del que toman el agua necesaria. Este segundo depósito abastece de agua á una gran parte de la ciudad á una altura de 35 metros sobre el nivel del mar.

Estos depósitos forman parte de las obras ejecutadas el año 1880. Pero las bombas y calderas acaban de ser reemplazadas por otras mayores y modernas, dándoles así mayor fuerza y vida y consolidación al servicio del agua.

Acueducto de Matanzas. Puente colgante de acero sobre el río San Agustín para conducir la tubería principal a la ciudad (Ca. 1901).
Acueducto de Matanzas. Puente colgante de acero sobre el río San Agustín para conducir la tubería principal a la ciudad (Ca. 1901).

Constan, además, las obras que ocupan en estos instantes nuestra atención, de un gran puente colgante de acero, para dar pase á la línea de conducción por el río de San Agustín distante de la ciudad á unas cuatro millas aproximadamente.

Esta es una de las más bellas obras de Matanzas, y que vienen á aumentar poderosamente sus atractivos. A los viajeros les llama la atención: á una solidez acabada, une el puente colgante, una elegancia que completa el artístico espectáculo del paisaje verde, cruzado por el río como por una vena azul; embellecido —como todos los puentes colgantes— por esa sugestiva sencillez que le dá el aspecto de una hebra de hilo, extendida en curiosos y regulares dibujos.

Fernando Heydrich y Klein
Fernando Heydrich y Klein

Estas obras fueron hechas bajo la dirección de su propietario, el Sr. Fernando Heydrich y Klein que continuó al frente de ellas hasta 1899 en que las adquirió una rica compañía americana denominada The Matanzas Water Works, de la que es presidente el mismo Sr. Heydrich y administrador tesorero el Sr. Lcdo. Roberto Heydrich.

El consumo actual de la ciudad de Matanzas es de ocho millones de litros diarios.

Las obras descritas, como llevamos dicho, son una de las más importantes de la Isla de Cuba, por su perfección en todos los adelantos de la mecánica moderna y por su solidez. A más de esto, es de advertirse que su realización se debe á una Empresa, ajena á gobierno alguno, que obtuvo para ella la debida concesión.

Ella, desde luego, ha contribuido poderosamente al progreso de la ciudad de Matanzas, provista desde hace cerca de treinta años de agua abundante; agua considerada, después de análisis prolijos, en Inglaterra, Francia y Alemania, como la más potable de todas las aguas que se usan actualmente en Cuba.

Datos de interés

El señor don Fernando Heydrich, administrador de la Empresa del Acueducto de Matanzas, nos escribe1 con fecha 1° del actual (1 de febrero 1896), participándonos que no consta que el cabecilla Amieva mandase la partida que atacó á dicho acueducto; hecho de que dimos cuenta en la carta de nuestro corresponsal en la ciudad de los dos ríos fecha 30 de enero.

Bibliografía y notas

  • Pedroso, J. “El acueducto de Matanzas”. Revista Cuba y América. Año V, núm. 97, Febrero 1901, pp. 347-350.
  • “Inauguración del Acueducto Burriel en Matanzas.” La Ilustración Española y Americana. Año XVI, núm. 32, agosto 1872, pp. 502, 503.
  • Personalidades y negocios de Matanzas
  1. “Aclaración”. Diario de La Marina. Año LVII, núm. 30, 4 de febrero 1896 p. 3. ↩︎

Publicado en: Matanzas Etiquetado como: Matanzas: Instituciones y Negocios, Matanzas: Memoria de tus Calles, Matanzas: Personalidades

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