

El decano de los Bancos del país fue el Banco Español de la Isla de Cuba fundado en 12 de abril 1856 en virtud de un Real Decreto de 7 de enero del propio año, por el cual quedaron aprobados sus Estatutos y Reglamento, siendo Presidente Gobernador y Capitán General de Cuba el Excmo. José Gutiérrez de la Concha.
Se constituyó el Banco con un capital de tres millones de pesos que posteriormente se amplió a ocho millones, y el primer Consejo de Dirección tomó posesión el 14 de Febrero del citado año 1856, integrándolo los señores siguientes:
Don Francisco de Goyri Beazcoechea, como Director; Matías Riera y Miguel de la Puente como 1o. y 2o. Subdirectores, y como Vocales Juan A. Ferrer, Nicolás Martínez, el Marqués de Duquesne, Rafael Toca, Agustín del Pozo, Luciano García Barbón, José Solano Albear, Salvador Samá, José Eugenio Moré, José A. Azpurúa, Francisco Álvarez, Ramón Sanpelayo; Francisco Aguirre y Antonio de la Puente.
Los primeros altos empleados que tuvo el Banco fueron los señores Carlos de Zaldo, Contador; Rafael Echarri, Cajero y Manuel Arizmendi, Secretario.
El capital social con que inició sus operaciones el Banco fué suscrito en su totalidad por los siguientes señores:
Domingo Aldama, Miguel Aldama, Eduardo Fesser, Salvador Samá, Ramón de Herrera, Pedro de Sotolongo, Alonso Álvarez de la Campa, el Marqués de Duquesne, el Conde de Fernandina, el Conde de O’Reilly y José Eugenio Moré, ilustres próceres de grata recordación, que prestaron su iniciativa a otras grandes empresas cubanas.
Iniciaron las operaciones del Banco, abriendo cuentas corriente los señores Domingo Aldama, Salvador Samá y Eduardo Fesser. El primer depósito con interés lo hizo Justo Martínez Linares, y el primer depósito sin interés Francisco Jaumeandreu.
La razón social Shamer y Compañía fué la que recibió el primer préstamo.
El primer balance general se hizo el 11 de Octubre del 1856.
Por Real Orden de 1878, se concedió al Banco el derecho exclusivo para la emisión de billetes, privilegio de que disfrutó hasta el cese de la soberanía española en Cuba.
Las primeras emisiones que se hicieron por el Banco fueron lanzadas a la circulación en Enero, Febrero y Marzo de 1857, pero estas emisiones, como las otras posteriores llamadas de guerra, no tuvieron nada que ver con las de billetes propios del establecimiento, que gozaban de alto crédito en plaza y eran recibidas a la par como oro.






Estos billetes propios del Banco como se canjeaban a su presentación, eran utilizados en las transacciones mercantiles con preferencia al oro por las facilidades que ofrecía su manejo en el comercio.
En 28 de Enero de 1881 se aprobaron los nuevos Estatutos del Banco por medio de una Real Orden. La índole de sus operaciones no sufrió alteración alguna, en lo esencial, pues continuaron siendo las de emisión y descuento que le eran privativas.
Por el artículo primero de los nuevos Estatutos se convino cambiarle el nombre de Banco Español de la Habana, por el de Banco Español de la Isla de Cuba, que desde entonces ostentó. Justificó esta alteración en el nombre el hecho de que se proponía extender, como luego lo hizo, sus operaciones al interior de la Isla estableciendo sucursales y delegaciones en diversos pueblos.
Para ello se le autorizó también a aumentar a ocho millones de pesos su capital social, emitiéndose hasta 80.000 acciones de a 100 pesos cada una, que son las que en 1918 tenía en circulación.
Por Real Orden de 8 de Agosto de 1882, fué autorizado el Banco Español de la Isla de Cuba para realizar por cuenta del Estado la recaudación de las contribuciones directas, hasta el primer grado de apremio, asignándosele una comisión.
En otra Real Orden de 4 de Julio del año 1885 se aprobó el convenio celebrado entre el Banco y la Intendencia General de Hacienda para efectuar el cobro por toda la vía de apremio, de la contribución territorial, industrial y comercial; renta del timbre y los recargos municipales y provinciales, siendo cumplido el mencionado convenio en 8 de Julio de 1892.
La recaudación por los conceptos referidos estuvo a cargo del Banco hasta el cese de la soberanía española en Cuba, y justo es decir, en honor de esa institución, que cumplió su misión en la mejor forma, tratando siempre por todos los medios de conciliar el interés del Fisco y de los contribuyentes.
Al extender el Banco sus operaciones, estableció sucursales en Matanzas, Cárdenas, Sagua, Cienfuegos y Santiago de Cuba. Mantuvo estas dependencias hasta después de la guerra de emancipación, en que se operó el cambio de soberanía.
Directores del Banco Español de la Isla de Cuba
- 1856 al 68, Don Francisco de Gori y Bazcoechea
- 1869 al 72, Don Miguel de la Puente
- 1873 al 77, Don Juan del Valle
- 1878, Don Arciclo Piña.
- 1879, Don José Ramón de Haro, (interino)
- 1880 al 1889, Don José Cánovas del Castillo, Gobernador.
- 1895, Don Ricardo Gálvez Abella
- 1890, Don José Ramón de Haro, Gobernador interino, y Don José Godoy y García, Gobernador interino
- 1892 al 93, don Luciano Puga y Blanco, interino, y Don José Ramón de Haro, interino
- 1894, Don Jovino García Tuñón, Gobernador
- 1896, Don Francisco Godínez Esteban
- 1897, Don Francisco Casá Roubier, (cubano)
- Al terminar la soberanía española, el año 1898, se denominaron Directores-Presidentes:
- Ricardo Gálvez y Abella, nombrado en dicho año y que ejerció hasta 1906
- Eudaldo Romagosa y Carbó, en 1907, actuó como Presidente interino hasta que fué electo:
- José Marimón y Juliach
El error cometido con aquella medida y otras tendentes a restringir, por un exagerado espíritu de previsión, las operaciones que entonces tenía el Banco, fué causa de la decadencia que atravesó la institución hasta que se hizo cargo de su gerencia como Presidente, don José Marimón y Juliach.
El señor Marimón vió claro el porvenir del país y comprendió que el Banco podía volver a alcanzar su antiguo esplendor si se le orientaba por nuevos derroteros, adoptando prácticas modernas en relación con las necesidades de los tiempos, que no invitaban ciertamente al retraimiento a que habían llevado a la institución sus anteriores directores.


Y entre los planes que realizó para darle nueva vida el primero fué el de devolver a la circulación treinta mil acciones que se habían recogido y permanecían en caja. Después varió los sistemas simplificándolos y modernizándolos para brindar al público la mayor suma de facilidades en las operaciones, remozó por dentro y por fuera la vieja casa y rápidamente, con la seguridad del que realiza planes bien madurados aprovechando una oportunidad propicia, extendió los negocios del Banco en el interior y el exterior multiplicándolos prodigiosamente.
En la segunda mitad de la primera década del siglo XX contaba el Banco Español con cuarenta y una sucursales, establecidas seis de ellas en La Habana, y las restantes:
En Cienfuegos, Matanzas, Cárdenas, Santa Clara, Sagua, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Holguín, Manzanillo, Caibarién, Remedios, Camagüey, Placetas, Nuevitas, Palma Soriano, Ranchuelo, Cruces, Marianao, Batabanó, Encrucijada, Mayarí, Colón, Yaguajay, Ciego de Ávila, Unión de Reyes, Sancti Spíritus, Victoria de las Tunas, Santiago de los Baños, Camajuaní, Guantánamo, Artemisa, Morón, Santo Domingo, Bayamo y Banes, y planificándose la creación de tres más.
Todas tenían vida próspera, y algunas contaban con más de dos millones de pesos en depósitos, entre ellas la establecida en la capital en la Calzada de Galiano, a cargo de don Juan Castro.


En este mismo período de los antiguos empleados del Banco Español sólo vivía uno, que sepamos: Juan María Múller, andaluz, de más de 80 años de edad y residente en el Vedado, donde vivía retirado desde hacía tiempo.
Entre los empleados los más antiguos, sin ser de la época de la fundación del establecimiento, eran Juan Gutiérrez, Cajero; Emilio S. de Bustamante, tenedor de libros y Pablo de la Llama, Subdirector. El viejo conserje don José Gualdrina, que era también uno de los decanos del establecimiento, ya se había retirado y no prestaba servicios.
Consejo de Dirección del Banco Español de la Isla de Cuba en 1918:
Nombre | Cargo |
---|---|
José Marimón y Juliach | Presidente |
José Gómez Gómez | Vicepresidente |
Manuel Suárez Cordovés | Vicepresidente (Senador de la República, presidente de la Asociación de Almacenistas de Tabaco y jefe de una importante firma comercial de la Habana.) |
Armando Godoy y Agostini | Vicepresidente |
Ramón López Fernández | Vocal |
Segundo Casteleiro Pedrera | Vocal |
Ramón Suárez Pérez | Vocal |
Manuel Lozano Muñiz | Vocal |
Antonio San Miguel | Vocal |
Manuel Herrera Fuentes | Vocal |
Francisco Palacio Ordóñez | Vocal |
Manuel Soto | Vocal |
Arturo Bosque Reyes | Vocal |
Pablo Boulanger | Vocal |
Enrique Schueg | Vocal |
M. Bruschwie | Vocal |
Celedonio Maza | Suplente |
Vicente Loriente | Suplente |
Manuel Santeiro | Suplente |
Juan Fernández | Suplente |
José Solo | Suplente |
Lo que fué el Banco Español en el pasado, está dicho en los datos consignados y que hemos podido obtener de personas conocedoras de la historia de la que fuera decana de nuestras instituciones de crédito. En lo que se convirtió lo dice su balance, publicado en 31 de Diciembre 1917.
Ese balance acusa, con la incontrastable elocuencia de los números, el alto grado de prosperidad del viejo establecimiento bancario de la calle de Aguiar, cuyo activo en la expresada fecha sumaba la enorme cantidad de cuarenta y cuatro millones seiscientos ochenta y cinco mil ochocientos cincuenta y tres pesos con noventa y seis centavos.


Los depósitos ascendían en ese balance a veinticuatro millones trescientos diez y nueve mil setecientos dos pesos treinta y cinco centavos; los préstamos a diez y seis millones seiscientos diez y seis mil quinientos cuatro pesos cincuenta y seis centavos, y el saldo de Caja a nueve millones setecientos sesenta y seis mil ochocientos ochenta y tres pesos setenta y siete centavos.
El saldo de Ganancias y Pérdidas arrojó trescientos veintinueve mil doscientos veintidós pesos sesenta y un centavos, de los cuales, después de pagado el dividendo semestral, quedó una buena parte a cuenta nueva y otra se destinó a aumento de la Reserva.
El Banco Español de la Isla de Cuba prestó siempre grandes servicios al desenvolvimiento comercial y agrícola del territorio colocándose entre las principales instituciones de su clase en la república a lo cual contribuyó poderosamente su antigüedad y potencia financiera.
Debido a la honorabilidad con que siempre procedió y al entusiasmo que dedicó a los intereses de su gran clientela se granjeó el mayor cariño entre los elementos comerciales y el pueblo cubano.


La obra realizada por el Banco Español en sus muchos años de existencia fue, en conjunto, admirable. Ahí está para evidenciarlo el Empréstito que celebró con el Ayuntamiento de la Habana y que hizo posible la construcción del Canal de Albear que dotó a La Habana de un magnífico caudal de agua para el consumo público.
Está, la creación de la Empresa de alumbrado y Tracción de Santiago, la constitución del Banco Territorial de Cuba y otras empresas más, de carácter privado, que debieron su vida a esa vieja institución, que trajo a Cuba más de quince millones de pesos de capital extranjero y que por haber sido la única en su clase que había en el país, tuvo que ser también, lógicamente, la única que pudo ayudar al comercio y a la industria y a la agricultura a resistir las crisis que arrastraban al pueblo a la ruina.
El Banco Español de la Isla de Cuba y José Marimón y Juliach


Al ocuparnos del Banco Español de la Isla de Cuba, la institución bancaria decana, debemos forzosamente ocuparnos del ilustre hombre de negocios y financiero de altos vuelos que ocupó la Presidencia, Don José Marimón Juliach, y de su insuperable colaborador el Vice Presidente del Banco, Don Armando Godoy y Agostini.
La razón es obvia: el Banco debió el grado asombroso de prosperidad y crédito alcanzados en poco tiempo al señor Marimón.
El hombre que en la capital de Oriente derramó a manos llenas los frutos de su gran iniciativa, creando industrias, fomentando negocios y empresas, hermoseando la ciudad a la que dotó de comodidades y de centros urbanos que fueron encanto de los que la visitaban, y que acabó por ser nombrado hijo de la bravía urbe, no se detuvo en ella.
Sin abandonar las empresas que fomentara llegó a la Habana y pronto, en el ancho campo que la capital brindaba a su empuje y conocimientos, se hizo notar y pesó en el mundo de los negocios. El “Banco Español de la Isla de Cuba”, apenas ocupó el señor Marimón la Presidencia, fué modernizado interior y exteriormente.
En lo interno ajustándose a los procederes de la banca moderna, liberal, abierta y pronta a dar facilidades al comercio en todos sus órdenes: llevando sus operaciones al interior de la Isla; haciéndolas extensivas al extranjero. En lo exterior perdió el Banco el aspecto vetusto que le distinguía para convertirse en una regia morada, alegre, elegante, con alegría y elegancia que se esparciese por todos los departamentos.
Armando Godoy y Agostini vicepresidente del Banco Español


Contaba Marimón con un colaborador efectivo y poderoso como lo fue el señor Armando Godoy, habilísimo financiero compenetrado con él absolutamente en las operaciones de tan diversa índole que dependían de la dirección de aquel y del apoyo del Banco en el que, para suerte del mismo, ejercía de manera brillante las funciones de Vicepresidente.
Don Armando Godoy, en muy poco tiempo, hizo notar en toda la República sus cualidades extraordinarias de emprendedor y organizador.
La serenidad y la clarividencia eran sus cualidades características, precisamente aquellas más necesarias en todo hombre de negocios a quien se le encomiendan delicados y enormes intereses. Su espíritu era moderno, resuelto y reflexivo; su experiencia probada y sancionada por el buen éxito; su perspicacia viva y profunda. Tenía una intuición, en asuntos económicos poco común y un afán infatigable por vivir al día en el mundo internacional de los asuntos financieros.
El señor Godoy se colocó, por méritos propios e indiscutibles, en la primera fila de los financieros del país.
La dirección de los asuntos del Banco se completaba con un cuerpo ejecutivo compuesto por un director general cuyo cargo desempeñaba el vicepresidente Armando Godoy y Agostini, cuatro subdirectores y un jefe de cambios, los cuales tenían a su cargo aquellos departamentos en que para su mejor manejo se repartían los asuntos de la institución.


En la Revista Vida Financiera madrileña en fecha de Julio 30, de 1915 encontramos la siguiente nota:
Banco Español de la Isla de Cuba
Secretaría
El Consejo de Dirección de este Banco en sesión celebrada el día de la fecha, en vista de las utilidades obtenidas en el primer semestre del corriente año, acordó repartir a los señores Accionistas un dividendo de 3 por 100 oro francés sobre las ochenta mil acciones de a cien pesos circulantes;
Pudiendo los señores Accionistas acudir a este Banco a percibir sus respectivas cuotas, por tal concepto, todos los días laborables en horas de doce a tres de la tarde, a partir del día 15 de julio próximo, inclusive; a excepción de los sábados cuyo pago será solamente desde las ocho de la mañana hasta las doce mañana.
Se advierte que habrán de cumplirse los requisitos que acerca del particular previene el Reglamento.
Habana 30 de junio de 1915.
El Secretario: José A. del Cueto.
Banco Español de la Isla de Cuba en Matanzas
En la ciudad de Matanzas se estableció la Sucursal del Banco Español en Julio de 1868 y estuvo situado en la calle de O’Reilly (Río y también Tello Lamar) núm. 29.
Admitía depósitos en cuentas corrientes y depósitos sin interés. Giraba transferencias y letras sobre la Habana al cargo del Banco Español, como también sobre las demás sucursales de dicho Banco en Cárdenas, Cienfuegos, Sagua y Santiago de Cuba.
Formaban su Consejo de Administración en 1881 los siguientes señores:
- Presidente y Administrador de la misma: Pedro Ricart y Torres.
- Consejeros: José Sainz, Casimiro Gumá, José Francisco Fonrodona, Narciso Botet, Nicolás Aballí y Francisco de la Torre.
- Secretario, José María Gago.
- Contador, D. Rafael E. Navia.
- Cajero, Ramon Rodés.
- Auxiliar de la Secretaría: José Guardiola y Manroy.
- Auxiliar de Contaduría: D. Miguel Sust y García, Ignacio Roque, Pascual Castilla, Alberto E. Navia.
- Auxiliar de Caja: Emilio Avalle, Luis Gil, Gonzalo Visiedo, Camilo Acosta.
La Liquidación del Banco Español de la Isla de Cuba en 1921
Después de resistir por un largo período de tiempo las conmociones sociales, económicas y políticas atravesadas por el país, guerras de independencia, la hispano norteamericana y dos intervenciones extranjeras, el Banco Español de la Isla de Cuba sufrió un colapso con la brusca caída de los precios del azúcar en 1920.
A fines de enero 1921 el Congreso de la República creó una Comisión Temporal de Liquidación Bancaria.1
El Diario El Progreso de Tenerife reproducía del popular diario habanero El Mundo, correspondiente al 21 de Octubre 1921, lo siguiente:2
“La Comisión temporal de liquidación bancaria, en sesión celebrada esta tarde de ayer, aprobó el acta de la reunión del día 13 del corriente mes, en la cual se desestimó el plan de reorganización presentado por el Banco Español de la Isla de Cuba y, por lo tanto, debe ir a la liquidación.”
El Heraldo de Cuba, importante diario de la Habana, dice lo que sigue, en su edición del 20 de Octubre 1921:
Los miembros de la Junta liquidadora del Banco Español de la Isla de Cuba han tenido oportunidad de averiguar cosas muy curiosas de esta institución de crédito, hoy en suspensión de pagos y bajo el control de la Comisión temporal de liquidación bancaria.
No sabemos par qué causas, el Banco Español mereció por parte del Gobierno la delicada atención de que unos expertos americanos examinasen cuidadosamente sus libros, rindiendo un extenso informe que contiene, entre la frialdad de los números, renglones de prosa destinada a estremecer de pavor — no a esos expertos poco habituados a oír los nombres de nuestros grandes tiranos—, sino a los cubanos que tenían depositados fondos en dicha entidad bancaria.
El final del documento de los expertos norteamericanos es terrible para el señor Marimón y sus compañeros del Consejo de Administración. Según los técnicos norteamericanos, dichos señores, abusando de la confianza en ellos puesta, maltrataron los fondos a ellos confiados por los depositantes.3
Muchos son los españoles que tenían sus fondos en este Banco. Entre los perjudicados españoles figuran varias viudas, una de quienes perdió un millón de pesetas.
Bibliografía y notas.
- Banco Español de la Isla de Cuba. Libro de Oro Hispano Americano. Sociedad Editorial Hispano Americana, 1917. p. 223-224
- El Banco Español de la Isla de Cuba y los falsificadores del siglo XIX.
- Banco Español de la Isla de Cuba en El Libro Azul de Cuba (The Blue Book of Cuba). Habana: Imp. Solana y Cía., 1917, 160.
- Roldán de Montaud, Inés. El Banco Español de La Habana (1856-1881) Revista de Historia Económica Año XIII. Primavera-Verano 1995, No.2 [PDF: En línea]
- Roldán de Montaud, Inés. La Banca de Emisión en Cuba (1856-1898) Banco de España Servicio de Estudios. Estudio n.º 44 – 2004 [PDF: En línea]
- “Banco Español de la Isla de Cuba, Secretaría.” Vida Financiera, Revista Decenal de Política, Economía y Hacienda. Julio 30, 1915.
- Mercurio: Revista Comercial Ibero-Americana. Octubre 16, 1913.
- Diario de La Marina.
- Biblioteca Nacional de España.
- Véase: Roldán de Montaud, Inés. El Banco Español de Cuba de los orígenes a la quiebra, 1856-1920. ↩︎
- “De Cuba. La Liquidación del Banco Español”. Diario El Progreso. Año XVII, núm. 5016, 20 de noviembre 1921, p. 1 ↩︎
- Es esta opinión copia en el Diario El Progreso de la publicación del Heraldo de Cuba correspondiente al 20 de octubre 1921. Le recomendamos profundizar en el tema para que pueda establecer sin dudas razonables la veracidad histórica y fundamentada de estas afirmaciones. (N. del E.) ↩︎
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