Fermina de Cárdenas y Jiménez, viuda del ilustre periodista José de Armas y Céspedes y madre del insigne literato José de Armas y Cárdenas “Justo de Lara” fue una destacada escritora.
Pertenecía la señora Fermina de Cárdenas a una de las más aristocráticas familias de Cuba, la de Cárdenas de Prado Ameno. Era hija del escritor y novelista Nicolás de Cárdenas; fué directora durante varios años de una revista titulada “Páginas de Rosa” y autora de una novela histórica. “Calixto García”, que apareció con el pseudónimo de Ena de Roan, y de una obra titulada “La Semana Santa”.
Fué folletinista de varios periódicos antes del año 1895 con el pseudónimo de Dolores. Era Fermina, como cariñosamente la llamábamos sus numerosos amigos, una dama popularísima por su carácter afable, sus actos generosos y por las muchas muestras que dió de su vasta cultura y amor entrañable a las letras.
Ha muerto a los 82 años de edad, después de una vida en que no se sabe qué admirar más, si su abnegación y fortaleza para sufrir los más agudos dolores o su bondad y fe cristiana. Conservó su clarísima inteligencia hasta sus últimos días.
En ocasión de su fallecimiento el jueves 1 de febrero de 1923 el Diario de la Marina envío su más sentido pésame a su hijo, Susini de Armas y Cárdenas, y a sus nietos, señores Francisco José de Armas y Armas y Nicolás de Armas y Arnao, condolencia que también hicieron extensiva a sus muchos otros familiares, entre los cuales figuraba el muy estimado compañero Ramón de Armas y Colón.
Fermina de Cárdenas: Líneas de duelo en las Habaneras de Fontanills
Escritas bajo un gran pesar. Vencida por un implacable mal, más fuerte que sus años, más intenso que sus sinsabores, cayó para siempre Fermina de Cárdenas y Jiménez la viuda del que fué el eminente literato cubano don José de Armas y Céspedes.1
Aquel noble corazón, inclinado siempre al bien, se apagó en la mañana. Cayó una figura. Muy respetada y muy querida. Murió entre los suyos, los seres de su adoración, y de estos su hijo ejemplar, el bueno y muy estimado Susini de Armas, para quien son horas de inmensa tribulación las de estos momentos, los mas amargos de su existencia.
Fermina de Cárdenas, enlazada con familias cubanas de nuestra vieja aristocracia vivió en pleno ambiente de las letras. Escritor como su esposo, y de nuestra mas alta jerarquía literaria, fué el hijo que dejó tras su muerte un nombre ilustre, el pobre Justo de Lara, nunca bastante llorado.
Cultivó ella, a su vez, las letras con aptitudes y merecimientos de que son fieles testimonios su libro religioso La Semana Santa y su novela histórica Calixto García, escrita con el seudónimo de Ena de Rohan esta última.
Dirigió una revista semanal con el título de Páginas de Rosa que en su tiempo alcanzó señalada notoriedad. En el Diario de la Familia y en La Union Constitucional figuró como redactora. Fué una cooperacion brillante la que brindó a esas dos publicaciones el talento y la cultura de Fermina de Cardenas.
Hoy será su entierro (2 de febrero 1923), saliendo a las cuatro de la tarde de la casa mortuoria, calle de Animas 144 esquina a Escobar. ¡Pobre Fermina!
Homenaje a Fermina de Cárdenas desde El Fígaro
En un hogar donde todo era grande: la nobleza, la cultura, la intelectualidad y el amor, nació Fermina de Cárdenas y Jiménez, que acaba de fallecer en esta ciudad con hondo y general sentimiento. Aureolada por la felicidad vivió en la Habana y en Matanzas durante su primera juventud.
Y en las fincas y cafetales de sus padres que eran lugares bellos y saludables, hubo de adquirir una resistencia física que la hizo llegar hasta una avanzada edad y hubo de ensancharse su espíritu que supo resistir después grandes y continuados dolores morales.
Hija de don Nicolás de Cárdenas y Rodríguez, escritor, novelista y periodista que fundó “La Prensa”, diario importante de tiempos lejanos; sobrina del admirable escritor de costumbres, el primero, según algunos, que ha habido en Cuba don José María de Cárdenas (Jeremías de Docaranza).
Esposa del ilustre periodista y patriota José de Armas y Céspedes, y madre del famoso Justo de Lara, José de Armas y Cárdenas; tenía ella a su vez talento, cultura y exquisito gusto literario. De ello dió pruebas en “Páginas de Rosa”, revista ilustrada que duró algún tiempo antes de la guerra del 95; en folletines que publicó en diarios importantes de la Habana; en una novela histórica inspirada en la gloriosa vida revolucionaria de Calixto García y en traducciones de novelas inglesas, francesas e italianas.
Su conversación era, además, atrayente, sugestiva, encantadora. Decía siempre cosas interesantes, amenas, con palabra fácil y voz de una dulzura y sonoridad asombrosas que no perdió ni en sus últimos días de octogenaria. Conocía admirablemente el inglés y el francés. Escribía en ambos idiomas.
Sobre la figura excepcional de Fermina de Cárdenas, juzgándola como escritora y como mujer y señalando su carácter firme para el bien e infinitamente dulce; acerca de su interesante vida, ha de publicar próximamente El Fígaro un trabajo del doctor Francisco de P. Coronado.
En ese escrito podrá verse mejor que en estas líneas hasta qué altura llegó la grandeza de alma de Fermina de Cárdenas, una de las mujeres más notables que ha habido en Cuba y que fué admirada por compatriotas suyos verdaderamente grandes que supieron conocer sus méritos, a pesar de que ella, con una modestia casi inconcebible hizo esfuerzos por ocultarlos.
EL FIGARO, que se ha referido en otras ocasiones a los raros méritos de Fermina de Cárdenas. viuda de Armas, quiere en estos momentos expresar una vez más su admiración por la gran dama desaparecida, a quien llora, con dolor inenarrable, su hijo Susini de Armas y Cárdenas, distinguido amigo y colaborador de este periódico.
El sepelio de doña Fermina de Cárdenas2
Las hondas simpatías que en su vida ejemplar logró conquistar la ilustre señora doña Fermina de Cárdenas, viuda de Armas, quedaron plenamente demostradas en el homenaje que rindió a sus restos esta sociedad.
El sepelio de la muy culta escritora que fué madre de nuestro inolvidable camarada Justo de Lara, constituyó una sentidísima manifestación de duelo, digna de quien como ella, atesoró todas las virtudes y teniendo un talento superior, no dejó de ser femenina, porque era su mayor gloria sentirse mujer para reinar en su hogar y merecer el amor de los suyos.
La concurrencia al fúnebre acto, fué inusitada. Excedió de cuatrocientas personas, que sentimos no recordar para dar sus nombres en una lista completa. Pero basta la siguiente relación, para dar idea de la magnitud del homenaje con que quiso esta sociedad honrar los restos mortales de la ilustre dama:
General Manuel Sanguily; Dr. Carlos de la Torre; Dr. José V. Tapia; Guillermo Tapia; Guillermo Patterson; Dr. Cosme de la Torriente; Dr. Marcelino Weis; Dr. Emilio del Junco; Dr. Fernando Sánchez de Fuentes; Dr. Domingo Figarola Caneda; Dr. Ricardo Diago; Dr. Salvador Salazar; Sr. Arturo R. de Carricarte; José Manuel Carbonell, Dr. Néstor Carbonell; Gaspar Carbonell; Gustavo Sanchez Galarraga; Dr. José María Chacón y Calvo además de muchos otros.
Sobre la tumba de doña Fermina de Cárdenas quedaron, regadas por las lágrimas del único hijo que la sobrevive, nuestro querido amigo Susini de Armas, diversas ofrendas ofrendas florales que le dedicaron los siguientes familiares y amigos:
Susini y Bienvenida (sus hijos): Un sudario de flores. “A Mamá”, de René: un ramo. “’Abuelita” de Nicolás; un ramo, Arcadio: un ramo. Anita Lapuente: un ramo. José Bosch Avilés y señora: un ramo. Margarita Ordetx: un ramo. René Sánchez y señora: un ramo. Florangel García: un ramo. Ernesto Sánchez: un ramo. Elba Sánchez de Emory: un cojín de flores. Ernestina Estrada viuda de Sánchez: una cruz de flores…
Descanse en la santa paz que por sus bondades supo merecer, el alma de la sapiente escritora y dulce mujer que bien ganado tuvo esto último homenaje per lo que fué en vida, y reciba su inconsolable hijo Susini de Armas, la expresión de condolencia que le reiteramos.
Notas de interés sobre la familia de Cárdenas.
Matrimonio en Matanzas.3 En la mañana del lunes 7 de julio de 1890, y ante un número considerable de personas, en que figuraban muchas distinguidas familias de la población, se efectuó en la iglesia de San Carlos de Matanzas el casamiento de nuestro querido amigo y antiguo compañero en l a prensa, el joven letrado D. Jenaro Cavestany, Registrador de la Propiedad en Alfonso XII, con la bella y elegante Srita. Doña Fermina de Cárdenas, perteneciente á una familia justamente estimada en aquella ciudad.
Numerosos amigos del contrayente asistieron á la ceremonia, así de esta capital como de Matanzas, Alfonso XII y otras poblaciones. Apadrinaron la boda el Sr. D. Joaquín Piedra, hijo, comerciante y hacendado de Matanzas, y su distinguida esposa la Sra. Da María Teresa Tió y Cárdenas, siendo testigos del acto el Sr. D. Pedro Bea, comerciante de Matanzas, y nuestro amigo y compañero de redacción el Sr. D. José E. Triay. La novia vestía elegantísimo traje, que realzaba sus gracias naturales y su ingénita belleza.
Después de la boda, los contrayentes y sus amigos acudieron á la amplia morada que posee en la calle de Jovellanos la Sra. Da. Francisca de Cárdenas de Tió, hermana de la recién casada, donde fueron todos delicadamente obsequiados con un abundante y exquisito desayuno.
Los contrayentes, á quienes deseamos la mayor felicidad en su nuevo estado, salieron para esta capital en la mañana del mismo lunes.
Bibliografía y notas
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