
Fondo rojo, muy rojo, como si en su suelo se hubiera vertido toda la pintura que fabrican los mataderos de la Argentina. Rojo de sangre de toro que forma charcos y lagunatos en los días de lluvia y pone á transeúntes, carros y ganado como si regresaran de feroz batalla campal. Pero no es más que ilusión óptica: todo depende del color. El Vedado es alegre, pintoresco, risueño.
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